El reto de Vingegaard pasa por Cantabria
La Vuelta llegará el 4 de septiembre con una jornada entre Laredo y Los Corrales. Al día siguiente, Cabezón de la Sal dará la salida a la decisiva etapa con final en L'Angliru
Aser Falagán e Iván Benito
Santander
Jueves, 21 de agosto 2025, 02:00
En ese camino hacia su tercer triunfo en una grande, el danés tiene por delante, además de la contrarreloj, seis grandes jornadas de montaña. Una ... de ellas, al final de la segunda semana y poco antes del último día de descanso, con salida en Cabezón de la Sal y que, con final en L'Angliru, se prevé decisiva para la general.
La mayor parte de la jornada discurrirá en Asturias, pero partiendo desde Cantabria constituirá una buena oportunidad para que los aficionados montañeses sigan la carrera, también en la comunidad vecina. Desde Cabezón, el pelotón enfilará el norte y la costa oriental para alcanzar Lamadrid y llegar después a San Vicente de la Barquera, Pesués y Unquera antes de atravesar el límite autonómico. Allí esperarán a los favoritos La Mozqueta, El Cordal y, ya por último, L'Angliru, en cuya cima concluirá el viernes, 5 de septiembre, una dura y larga etapa de 202,7 kilómetros.
Antes, el jueves 4, la etapa discurrirá íntegramente por solar cántabro. Partirá a las dos de la tarde de Laredo en salida neutralizada, mientras que la salida lanzada tendrá lugar ya abandonado el casco urbano pejino con destino a Marrón. Discurrirá por todo el Valle del Asón, pasando por Limpias, Ampuero, Rasines y Ramales, antes de enfilar Arredondo para la gran dificultad orográfica de la jornada: Alisas, que en este caso se ascenderá en sentido a La Cavada. Desde Riotuerto el pelotón atravesará el Miera a su paso por Liérganes antes de enfilar el Valle del Pisueña y pasar por Sarón, desde donde se dirigirá al Valle de Buelna. El sprint especial de Barros abrirá la última fase de la etapa, con un primera paso por Los Corrales de Buelna y el ascenso a Brenes antes de atravesar Las Fraguas y Arenas de Iguña en busca de la meta, de nuevo en Los Corrales.
Serán unos días en los que Vingegaard buscará saldar, si se cumplen sus previsiones, una vieja cuenta pendiente: la Vuelta. La corrió en 2020 y tiró de Roglic en La Farrapona y L'Angliru para asegurarle la victoria. Entonces se dio a conocer un joven danés que trabajaba limpiando pescado antes de que un ojeador se fijara en él. Regresó en 2023 ya como doble ganador del Tour. Venció en el Tourmalet y tuvo en su mano la victoria, que finalmente Roglic y él cedieron a su compañero Kuss. Ahora espera que el estadounidense de Durango le devuelva el favor.
Completan el mejor bloque de la carrera varios todoterrenos como el belga Victor Campenaerts, los neerlandeses Wilco Kelderman y Dylan van Baarle, el británico Ben Tulett y el hombre rápido Axel Zingle. Ni siquiera el del UAE logra equipararle. Aunque disponen de una bicefalia de lo más afilada: Joao Almeida y Juan Ayuso. No coinciden desde el Tour de 2024, en el que el luso le abroncó por escaquearse de los relevos subiendo el Galibier y el español dijera que el gesto sobraba, abandonara aquel Tour, el Giro de este año y se viera superado en el escalafón del equipo también por Del Toro y contratara un agente (antes se lo gestionaba su padre) en busca de explorar un nada sencillo cambio de equipo (tres temporadas más de contrato).
A Almeida puede animarle que ya batió a Vingegaard en dos finales en alto este año, a principio de temporada (Algarve y París-Niza) pero ni siquiera su amigo Pogacar parece verlo claro. «Si Joao no se hubiera caído en el Tour, seguro que podría, pero ahora no lo sé...», dijo hace una semana tras un criterium en Eslovenia. La ausencia de última hora del ecuatoriano Richard Carapaz, hace aún más difícil discutir la condición de favorito de Vingegaard para la Vuelta.
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