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Imagen de archivo de Ángel Videro en Tetuán.
«Sin duda, me gustaría ser director deportivo del Racing en el futuro»
Ángel Viadero | Entrenador de fútbol

«Sin duda, me gustaría ser director deportivo del Racing en el futuro»

Al ténico santanderino siempre le atraerá el equipo de su tierra, aunque su destino próximo apunta a un fútbol norteafricano que acaba de descubrir

Sergio Herrero

Santander

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Miércoles, 1 de abril 2020, 07:24

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Ángel Viadero (Santander, 3 de enero de 1969) ha decidido conocer mundo y vivir nuevas experiencias alrededor de un balón. Tras su aventura como entrenador del Atlético Tetouan, en el que vivió la efervescencia del apasionado fútbol africano, su brújula vuelve a marcar al norte, pero al del continente africano. Eso sí, pese a que su sueño de entrenar al club de su tierra no tuvo final feliz, su sangre verdiblanca le tira de Canalejas hacia El Sardinero y reconoce que no le desagradaría la idea de tener un despacho en los Campos de Sport en un tiempo no muy lejano: «Sin duda alguna, me gustaría ser director deportivo del Racing en el futuro».

–¿Cómo lleva el encierro?

–La verdad es que bien. Siendo práctico. Intentando aprovechar para estar de continuo con la familia, para leer y para escuchar música, que aunque no soy muy entendido. También sigo el panorama del coronavirus a través de los medios. Y hacer deporte. A veces deseamos tener estos días cuando uno trabaja, ahora parece que nos angustia un poco, por eso, tratando de llevarlo de la mejor manera posible y quedarnos en casa, para que esto no se expanda más.

–¿Algún descubrimiento en la lectura o la música?

–Ahora estoy leyendo un libro de Marcelo Bielsa, 'Los once caminos al gol', y como tengo la suerte de tener amigos con buen gusto de lectura y me ha sugerido algunos títulos. Estoy con uno de Elia Barceló, 'El color del silencio', que me está gustando, Y música, de todo un poco.

–Y, además de ocupar el tiempo libre, ¿qué hace un entrenador en paro en esta situación?

–Leo un poco de fútbol, pero como no soy partidario de ver partidos en diferido, prácticamente estoy desconectado. También con la incertidumbre de qué va a pasar con mi futuro.

–¿Qué balance hace de su aventura marroquí?

–Para mí ha sido muy bueno. Ha sido una experiencia y he roto una barrera que cuesta, como es salir del país. También es cierto que en Marruecos apenas había entrenadores europeos. Españoles no había ninguno cuando yo llegué. Ahora hay dos, Juan Carlos Garrido y Juan Pedro Benalí. Fue un paso que me costó un poco porque era meterme en un mercado que desconocía. Y en un país con un cambio brusco de idioma, de cultura, un fútbol totalmente desconocido para mí. A bote pronto tenía una dificultad grande. Ahora estoy encantado, porque he superado barreras que con 51 años no son fáciles. Si me lo hubiesen dicho antes de ir, yo no me habría visto capaz de hacer determinadas cosas que me han venido francamente bien. En cuanto a la parte deportiva, ha sido muy positivo, He conocido un mercado, para mí nuevo, y en el que creo que me he hecho un hueco. Hemos hecho cosas muy buenas con el equipo. Hemos sido capaces de que un equipo que peleaba en los últimos años por la permanencia en las jornadas finales, en mi estancia allí el Atlético Tetouan fuese el equipo menos goleado, que jugara francamente bien, que llegara a semifinales de Copa del Rey, que tuviera el descaro de codearse con los mejores. Hemos estado muchísimas jornadas en los primeros puestos, que no nos tocaban por presupuesto. Ser un club muy valorado en el fútbol marroquí. Cuatro jugadores volvieron a la selección, poder vender un jugador en el mercado de invierno que permitió pagar varias nóminas. Algo que se volvió a recuperar en Tetuán. Y muy contento en la parte personal, ya que he descubierto personas extraordinarias que, a veces, por los prejuicios que tenemos en Europa, nos perdemos. Tenemos una idea de ellos que no se ajusta a la realidad. Y experiencias personales muy importantes. Cosas que pensé que no iba a hacer jamás en mi vida.

–Entonces, ¿ha abierto usted la puerta del fútbol marroquí a los entrenadores españoles?

–En general el mundo árabe salvo sitios como Catar, donde las cantidades son desorbitadas, pero sí es verdad que Marruecos es un país donde apenas ha habido entrenadores españoles, aunque los que ha habido han sido gente muy conocida, como Benito Floro. Y yo creo que es un mercado muy interesante. Es un fútbol un poco desconocido para nosotros, pero hay un nivel de fútbol bastante bueno y luego hay estadios extraordinarios. El campo de Casablanca tiene capacidad para más de 70.000 personas, que van al campo en masa y son partidos que se viven con muchísima intensidad.

–El balance es positivo, pero antes de tiempo, le despiden, ¿por qué?

–Me contratan para salvar la categoría e intentar no pasar apuros. De los 16 equipos, se supone que debemos estar por encima del presupuesto, que éramos el decimotercero. Me despiden estando octavos y siendo el equipo menos goleado de la categoría. Un club respetado y valorado. Perdiendo pocos partidos y siempre con dignidad y por la mínima. Creo que mi mayor enemigo fue un inicio de temporada tan bueno. Estuvimos prácticamente toda la primera vuelta entre los tres primeros y muchas jornadas de líderes. Llegamos a semifinales de Copa. Ganábamos casi todo. Previo al despido, sí que es cierto que el equipo no perdía, pero aunque mantenía un buen nivel de juego no obtenía resultados. A los entrenadores nos sujetan los resultados y, a pesar de estar en puestos por encima de nuestras posibilidades, ese inicio hizo albergar esperanzas a los directivos de estar mucho más arriba. Y desgraciadamente, te echan. En la Liga marroquí, creo que sólo conservan el puesto dos entrenadores de los que empezamos. Se echa con relativa facilidades.

–Entrenadores españoles que han saltado al fútbol africano, en muchas ocasiones han salido corriendo por la falta de seriedad en sus destinos. Este no parece el caso, ¿no?

–Esto es Primera División. Hay que estar bien asesorado y hacer bien los contratos. Hasta el despido, prácticamente estábamos al día y se produjo la resolución de contrato, en la que debíamos llegar a un acuerdo amistoso, o no. El contrato está bien asegurado por FIFA. Es cierto que cuando uno hace aventuras en el extranjero, lo que debe hacer es asesorarse bien y tenerlo bien atado.

–¿Tiene alguna vivencia especial que en el fútbol español sería imposible?

–Ha sido una aventura de contrastes en lo personal y en lo deportivo. He visto cosas bellísimas, he degustado productos exquisitos... Y luego he visto la otra parte. La pobreza, las necesidades... Y en lo deportivo me ha pasado un poco lo mismo. De tocar el cielo a una mala racha te lleva a un despido que no entendías. Viví una semifinal en Marrakech con el campo lleno y me ha pasado un cohete a escasos centímetros de mi muslo. Ese día me dí cuenta de lo que es la vida. Estás disfrutando de algo histórico para el club y para ti y al final te vas contento porque me fui con las dos piernas para casa. Esas cosas te hacen valorar mucho la vida y desdramatizar para ver lo que es realmente importante.

–¿El hecho de ser un entrenador español da un plus de respeto?

–Igual sí, pero luego el respeto te lo tienes que ganar día a día. Me he sentido muy respetado y valorado por los futbolistas y por el fútbol marroquí. También por la afición.

–¿Cómo ha visto la temporada del Racing desde allí?

–He visto muchísimos partidos. Con mucha pena. Al equipo, después de conseguir el ascenso, le está costando mucho, pero ha habido muchos partidos en que les ha faltado algo en las dos áreas. Pero le he visto competir muy bien y ha perdido partidos por detalles muy pequeños y en los últimos minutos fatídicos. Es una pena porque todos los racinguistas estamos deseando que el club se asiente en el fútbol profesional.

–¿Ve opciones de permanencia si se reanuda el campeonato?

–Nunca se sabe. El fútbol tiene la magia de que todo puede pasar. Pero sí que es cierto que la distancia de puntos es complicada, el margen de jornadas es pequeño y no será fácil. Hasta el final siempre hay que pelear. Desgraciadamente, con esto del coronavirus y cómo está sufriendo la sociedad, el fútbol ha quedado en un término menor. Hay la incertidumbre de ver cómo se reanuda la competición y no veo fácil el poder terminar con normalidad el campeonato.

–¿Sintió envidia el año pasado, cuando el Racing ascendió?

–Más que envidia, mucha alegría como racinguista. Lo viví antes de salir de Cantabria. Era algo que veníamos persiguiendo hace mucho tiempo y que veíamos como una necesidad grande. Sí es cierto que me habría gustado conseguirlo en mi etapa como entrenador, pero como no pudo ser, fue una alegría ver salir al club de una categoría que no merece.

–¿Qué podría haber hecho Ángel Viadero con un desembolso como el que se hizo la pasada temporada para la confección de la plantilla?

–Nunca sabes. Sí que es cierto que los presupuestos que teníamos nosotros no se parecían ni por asomo a lo que se tuvo después. El primer año nuestro, tuvimos que rebuscar muchísimo para hacer una plantilla fuerte, que yo creo que fue luego un equipazo. Y la oportunidad que a veces da la baja economía de meter a cantidad de chicos de la cantera. Pero sí es cierto que las condiciones fueron duras, porque la situación del club era dura. Afortunadamente, ha llegado gente con poder económico para revertir esa situación y ojalá sigan mucho tiempo para ayudar al Racing a mantenerse en el fútbol profesional muchos años.

–Pese a que los resultados terminaron con su etapa como entrenador verdiblanco, el racinguismo valoró muy especialmente su labor en la confección de aquella plantilla de su primera temporada ¿Le gustaría ser director deportivo del Racing en el futuro?

–Sin duda alguna. El camino de un entrenador que lleva ya muchos años probablemente al final sea ocupar un puesto en una dirección deportiva. Es algo que me gusta y que he hecho mucho. En Burgos, Noja o Sestao tuve esa dualidad. Es un puesto que me gusta, porque me gusta ver mucho fútbol y he conocido muy bien el mercado. No descarto absolutamente nada para el futuro, porque el futuro es mágico y lo que hay que hacer es estar preparado para que las oportunidades que se vayan dando, uno tenga la capacidad de poder afrontarlas con garantías. Pero sí que es cierto que mi futuro cercano lo veo más en África, tras esta primera experiencia a la que probablemente le daré continuidad.

–Su sueño de entrenar al Racing, ¿resultó más ingrato de lo que pensaba?

–Fue una belleza para mí poder trabajar para el equipo de mi tierra. Viví momentos muy buenos. Desde formar una buena plantilla, ilusionarme contando con muchísimos chicos jóvenes, una afición que me trató fenomenal y me quiso hasta el final. El campo lleno. Desgraciadamente, la parte deportiva, aunque creo que hicimos cosas muy buenas, batimos el récord de la categoría, que probablemente no sea superado. Pero no acabó superando ese partido contra el Barcelona B, donde una película de horror para nosotros nos privó de haber conseguido el ascenso. Después de un año prácticamente perfecto, un mal partido nos alejó de algo que habíamos soñado.

–En su destitución, salió mal con alguno de los que hasta entonces eran sus amigos ¿Han cicatrizado esas heridas?

–Bueno, no salí mal. En el mundo del fútbol a veces hay desavenencias porque hay maneras de ver las cosas diferentes. Al final, cada uno hacía su trabajo y yo no salí mal. Fue una despedida porque entendían en ese momento que el equipo tenía que estar mejor clasificado. El tiempo luego demostró que cuando nos cesaron éramos terceros y el equipo al final terminó quinto. Esa fue una realidad. Pero en ese momento los que tienen que tomar decisiones pensaban que el equipo debía estar mejor clasificado, buscaron un cambio, es algo lícito, que yo acepté y que además me encargué de pedir perdón a la afición, porque yo también pensé que un Racing tenía que estar mejor clasificado de lo que estaba. Pedí perdón por no haber conseguido el ascenso el primer año y por no llevar el equipo como a todos nos habría gustado. Era el primer consciente de que el equipo no estaba rindiendo como debería.

–¿Proyectos de futuro? La brújula le señala hacia África.

–Sí. Mi mente está en continuar en el mundo árabe, donde yo creo que este año me he hecho un mercado y espero tener opciones de poder continuar con esta profesión en África. En España también podrá haber opciones, pero creo que ahora mismo me llama el mundo árabe.

–¿Descarta el sueño de llegar un día a entrenar en Segunda División?

–Nunca pensé entrenar en Primera y ya lo he hecho, aunque sea en Marruecos. Donde hay un país con muchísima pasión, con campos con tanta gente o más que en España... No descarto nada. Si en España hay un momento en que aparece un proyecto importante, encantado de la vida. Me voy lejos porque creo que es donde voy a tener un mejor futuro profesional. Desde luego, me gustaría estar lo más cerca posible de la familia.

–¿Qué piensa la familia?

–Es duro para todos. La experiencia ha sido enriquecedora, pero en la parte personal también hay un peaje que pagas continuamente, que es separarte de tu familia. A mucha distancia. Te pierdes cosas, como ver crecer a los niños. Es lo más duro.

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