Montalvo pide a la juez que impute a Pernía por «hacer del Racing su cortijo»
El mismo día que declara ante la juez, el empresario presenta un escrito en el que acusa de malversación y administración desleal al expresidente del Racing, y antiguo empleado suyo
CONSUELO DE LA PEÑA
Miércoles, 26 de noviembre 2014, 08:20
Minutos antes de declarar como imputado ante la juez Paz Hidalgo, que investiga supuestos amaños en la operación de compraventa del Racing al magnate indio Ali Syed, el empresario Jacobo Montalvo dio el golpe de efecto. Presentó un escrito en el que pide a la magistrada que impute al expresidente del club y antiguo empleado suyo en Silver Eagle, Francisco Pernía, al que acusa de los delitos de malversación y administración desleal.
Montalvo atribuye a Pernía, que presidió la sociedad deportiva entre 2006 y octubre de 2011, el control absoluto del club y también en la negociación de la compraventa que culminó en el 'acuerdo de Zurich'. El empresario acusa: Pernía actuó a su «antojo», adoptó todas las decisiones ejecutivas en el club de manera caprichosa, en perjuicio del Gobierno de Cantabria y del Racing y en su propio beneficio, un enriquecimiento que los administradores del concurso de acreedores del club cifraron en 4,9 millones de euros.
Ese dominio total sobre el club, hasta trasformarlo en su «cortijo particular», convierte a Pernía, según el exdueño del Racing, en el responsable único de las operaciones bajo sospecha. Con la acusación al expresidente y la petición cursada a la juez para que lo meta de lleno en el caso, nada menos que como imputado, Montalvo pretende salir del proceso sano y salvo.
Con el escrito presentado ayer, el empresario descarga toda responsabilidad en el que fue en una época su hombre de confianza, en el intento de salir indemne. Otra cosa es que lo consiga. La juez dará hoy traslado del escrito a las partes en el proceso para que manifiesten su postura, y después decidirá si atiende la petición del empresario de llamar de nuevo a declarar a Pernía, pero esta vez como imputado.
La arremetida contra Pernía por parte de Jacobo Montalvo no es un hecho insólito. Ya lo hizo cuando declaró en la comisión parlamentaria que investigó la venta del Racing al magnate indio Ali Syed, de la que dimana la querella que presentó meses después la sociedad pública Cantur. Entonces puso a Pernía en el ojo del huracán al señalarle como la única persona que salió beneficiada en aquella operación. Y también entonces echó balones fuera: «Él dirigía el club, yo nunca lo he dirigido salvo por el hecho de firmar las cuentas». La diferencia es que ahora repite ese mantra, pero en sede judicial, y lo acompaña de un escrito pidiendo la imputación del que fuera su empleado.
Los argumentos que sus abogados pusieron por escrito esa misma mañana, los repitió ante la juez Hidalgo en las cinco horas que duró su declaración. Con un matiz, porque implicó también a Pablo Pernía, hijo del expresidente del club, en la operación de compraventa de la sociedad deportiva.
Cantur sitúa a Montalvo como partícipe de supuestas corruptelas políticas en torno al Racing cuyo objetivo era favorecer intereses privados, causando un quebranto a las arcas públicas de 6 millones de euros.
Pero Montalvo no solo negó formar parte de conspiración alguna en torno al club, sino que aseguró que invirtió en la sociedad 15 millones, de los que perdió 7. Lejos de cualquier amaño, declaró que decidió entrar en el Racing por amor a los colores verdiblancos y por «estrategia empresarial».
Y llegados a este punto se reafirmó, aunque con matices, en las supuestas presiones del Gobierno de PRC-PSOE para que comprara el Racing a cambio de un supuesto pelotazo urbanístico, el Ecoparque del Besaya, una actuación urbanística con más de 120 millones de euros de plusvalías en juego, que finalmente frustraron los tribunales. Montalvo refirió a la juez Hidalgo que en el transcurso de una comida, celebrada en un conocido restaurante de Santander, en la que estaban presentes los también imputados, el exconsejero Ángel Agudo y el exalto cargo Luis Egusquiza, el primero le dijo que si no entraba en el Racing se quedaba sin el Ecoparque. Ya lo relató en la comisión de investigación parlamentaria, una declaración que llevó a Cantur a relacionar el proyecto urbanístico con la venta del club. Sin embargo, ayer el empresario matizó sus palabras. Explicó que no lo consideró una amenaza, como dio a entender en el Parlamento, sino como «una bravuconada, un calentón». Y también rectificó que aquel encuentro no se celebró en 2006, como testificó en la comisión de investigación, sino en 2007, cuando la adjudicación del Ecoparque ya se había realizado.
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