Funambulismo reiterado
El Racing vuelve a caminar sobre el alambre y gana al Palencia en un mal partido del equipo de Ángel Viadero
Sergio Herrero
Sábado, 7 de enero 2017, 17:51
La meteorología era una de las principales preocupaciones de los racinguistas cuando salían ayer de tierras cántabras, camino de Palencia. Para disfrutar de otra jornada festiva de fútbol, siempre y cuando su equipo cumpliese con su misión. Si en el punto de origen las temperaturas superaban a duras penas el cero, en la ciudad castellana hacía algo mejor. El frío, en Santander, no era algo exclusivo del ambiente. El Racing se lo llevó dentro del autobús. Otra vez se mostró helado. Con los de Ángel Viadero patinando sobre hielo ajado. Sólo las facilidades que le puso por delante el partido, con la expulsión de Carrasco, y un momento de inspiración del recién llegado Santi Jara permitieron al más de un millar de aficionados verdiblancos desplazados hasta La Balastera no quedarse con el corazón congelado.
Como un niño con juguetes nuevos, el técnico de Canalejas no esperó para estrenar el regalo que le habían traído los Reyes Magos. El técnico verdiblanco sacó a Santi Jara en el equipo titular, con la intención de reforzar una posición, la de extremo derecho, de la que el propio entrenador racinguista había lamentado su rendimiento a lo largo de la primera vuelta. Viadero ya tiene la pieza que había pedido a fábrica y ayer le sacó del atolladero.
En plena comarca de Tierra de Campos, precisamente el césped fue lo peor hasta que llegó la actuación racinguista. Muchas calvas, mucha arena y el piso muy duro. Tanto, que el Racing pidió en el sorteo cambiar de lado para atacar en el primer tiempo en la zona que estaba un poco mejor. La verdad es que no le surtió efecto al equipo cántabro. Con los pobres argumentos mostrados por los racinguistas, daba lo mismo jugar sobre un panojal que volver al maravilloso San Mamés.
Por momentos, La Balastera se pareció más al castillo de Aguilar de Campoo que a un estadio. El Palencia se atrincheró en su terreno y el Racing no pudo más que aporrear los muros interpuestos por el equipo de Óscar de Paula. Apenas crearon peligro los verdiblancos antes del descanso. Mucho dominio infructuoso y apariciones cómodas para la defensa en el área castellana.
El Palencia, bastante más armado que en el partido de la primera vuelta, confió su suerte a las contras aisladas. Y tuvo sus opciones el equipo local de haberle dado un disgusto a un Racing que jugaba como en casa, arropado por toda su legión en el graderío. El ex del Noja Iván Zarandona probó a su tocayo, que detuvo el disparo raso. Ya en los minutos finales del periodo, los palentinos tuvieron una buena ocasión, gracias en parte a la mala actuación defensiva racinguista. La falta de calidad morada salvó a los de Viadero.
En el ataque verdiblanco, Santi Jara dejó detalles; Caye Quintana estuvo más activo que de costumbre pero tan desafortunado como casi siempre; y Héber, intermitente. Las escasas ocasiones racinguistas fueron cosa de cómo no Dani Aquino. El murciano controló un centro de Julen Castañeda con un buen movimiento, pero su disparo se marchó fuera. Posteriormente, un remate de cabeza suyo a la salida de un córner no vio puerta.
El partido olía, sin duda, a que el 0-1, el abrir la lata, el echar abajo el portón de la fortaleza, sería casi definitivo entre dos equipos con una evidente diferencia de calidad. Pero, para ganar hay que meterla. Con el empate a cero al descanso, el voluntarismo rudimentario del Palencia salía victorioso ante la superioridad y el armamento racinguista.
El trabajo que no hicieron las sutiles cargas verdiblancas sobre las murallas palentinas lo trajo el devenir del encuentro, porque la expulsión del debutante Carrasco allanó el camino para los verdiblancos. El central vio la primera amarilla por un codazo sobre Caye Quintana antes del descanso y nada más comenzar el segundo periodo, recibió la tarjeta que le mandaría al vestuario antes de tiempo por tocar el balón con la mano. El terreno estaba arado, aún había que plantar las patatas para recoger la cosecha. Más de media hora en superioridad numérica.
Santi Jara pudo clavar la bandera en territorio conquistado. Sin embargo, el albaceteño se durmió en lugar de rematar de primeras. Y poco después, Dani Aquino estuvo cerca de repetir lo de Mieres. Cañonero. El murciano lanzó una falta a la mismísima escuadra, pero el exracinguista Alejandro voló para evitar el tanto. El pichichi verdiblanco se topó de nuevo con el guardameta poco después, en otro libre directo. El balón asomó por entre las piernas de la barrera, mas el arquero, atento, volvió a ser decisivo para un Palencia que quería ser irreductible.
Entre los vanos y escasos intentos del Racing por arreglar algo que se acercaba inexorablemente al desastre, el conjunto local, en inferioridad, estuvo a punto de agrandar el escarnio. Una gran jugada de Rodri terminó con un tiro cruzado del extremo. Iván Crespo se vio obligado a sacar una oportuna mano para mandar la pelota fuera.
Ángel Viadero no lo debía ver claro sobre el césped, pero menos aún cuando miraba al banquillo. El técnico verdiblanco tardó 75 minutos en hacer el primer cambio y retiró al que estaba siendo uno de los pocos futbolistas con criterio sobre el terreno de juego: Sergio Ruiz. Por delante de un Álvaro Peña poco acertado.
Los últimos minutos del Racing fueron un auténtico despropósito. El equipo cántabro fue incapaz de inquietar a un rival con sólo diez futbolistas sobre el campo. Los bolos estaban pinados de tal forma que, visto lo visto, sólo una genialidad de Dani Aquino podía arreglar la papeleta. Como en Boiro. Como en Mieres. Como en tantas otras tardes de agonía. El delantero verdiblanco lo intentó. Control con el pecho, media vuelta y disparo lejano con mucha intención. Esta vez no pudo ser. Pero los Reyes Magos parece que le han traído a Viadero otro futbolista con talento para deshacer los atascos. Santi Jara, cuando todo parecía perdido, coló la pelota por el único hueco que dejó Alejandro libre en todo el encuentro.
Otra vez sobre la bocina. Otra vez llorando. Patinando sobre el hielo ajado de la tarde-noche palentina. El Racing sigue arriba. Compitiendo. Pero la imagen volvió a ser la misma de los últimos compases del año anterior. Sin fuelle y sin pegada. En muchas ocasiones, faltó hasta intensidad. Incluso circulando cuesta abajo estuvo cerca de pegarse un buen tortazo. Y el funambulismo, tarde o temprano, termina en caída. Sobre la fina cuerda de la victoria por la mínima, al equipo de Ángel Viadero le vienen a poner a prueba algunos de sus principales rivales en la lucha por a gloria Celta B y Pontevedra. El parón navideño, para el Racing, no fue ni positivo ni negativo. Dejó todo como estaba.
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