José Alberto y Romo, cara a cara

En Asturias, un entrenador poco conocido por Santander pero con ya más de cien partidos en Segunda División tenía el teléfono sobre la mesa que compartía en una terraza junto a su mujer, Laura, unos refrescos y unas aceitunas. Había leído que en los Campos de Sport habían despedido al inquilino de su banquillo. «No me llamará el Racing... Se me va a escapar», decía José Alberto López, mientras miraba una y otra vez, de reojo, la pantalla del móvil.

La llamada llegó. Esa misma tarde se reunió a medio camino con el director deportivo verdiblanco, Mikel Martija, y el entonces vicepresidente y copropietario, Pedro Ortiz, y sintonizaron. Dicho y hecho. Esa noche ya estaba el run-run en el racinguismo y al día siguiente se hizo oficial:José Alberto, nuevo entrenador del Racing. Ese mismo martes y trece, pese a que es un tipo supersticioso aunque lo niegue, el asturiano se puso al frente del equipo, junto a su segundo, que le hizo de cicerone por las Instalaciones Nando Yosu: Pablo Álvarez.

Y hasta hoy. Bueno, o hasta el domingo, cuando sustituido y sustituto se verán las caras en el enfrentamiento entre Cartagena y Racing en tierras murcianas. Un duelo muy desigual, con el Efesé ya descendido matemáticamente y los verdiblancos jugándose el ascenso directo a Primera División.

Desde que llegó en ese mes de diciembre de 2022, José Alberto se ha convertido en, además del primer entrenador en más de treinta años en superar las dos temporadas en el banquillo de los Campos de Sport, en el técnico con mejor promedio de puntos en el fútbol profesional. Así que se puede decir, con los datos en la mano, que aquel cambio de míster fue acertado.

El Racing acabó aquella temporada en duodécima posición. La victoria por 0-3 en el estreno de José Alberto, precisamente contra el Cartagena, fue un anticipo de lo que iba a ser el nuevo Racing. Más atrevido, ofensivo y goleador. También más arriesgado, pero una cosa sí supo mantener el técnico asturiano de su predecesor, una gran parte del rigor defensivo.

A pesar de ese mal aterrizaje en Segunda División, Guillermo Fernández Romo dejó un buen poso en el racinguismo. Un ascenso siempre es una buena carta de presentación. Tiempo antes, el entonces director deportivo, Chuti Molina, le colocó como responsable de las secciones inferiores. Duró mes y medio y se marchó a entrenar al Ejea, de Segunda División B. Tiempo después, ya con Molina fuera, la intervención del director general, Víctor Alonso, le trajo de nuevo a Santander, esta vez para el banquillo –y para confeccionar la plantilla–, procedente del Cornellà, tras el esperpento de Jose Mari Amorrortu y Aritz Solabarrieta. Gran conocedor de la tercera categoría, se montó una guardia pretoriana con futbolistas como Pol Moreno, Satrústegui, Fausto Tienza o Unai Medina, rodeada por los Pablo Torre, Cedric o Soko. Su fútbol era poco atractivo, aunque eficiente. Pero derrotas como las de León o Valladolid, ambas por 3-0, pusieron el ceño fruncido al racinguismo. Tras caer en diciembre contra el filial pucelano, era segundo, a cuatro puntos del poderoso Deportivo. Pero, desde ahí, no volvió a perder hasta conseguido el ascenso. Diecinueve encuentros consecutivos sin hincar la rodilla. Quince victorias, incluido el asalto a Riazor (0-1), y cuatro empates. Y, además del regreso al fútbol profesional, el honor de ser el primer campeón oficial de la recién estrenada Primera RFEF.

El madrileño se había ganado ser el técnico racinguista en Segunda División y así lo supo ver Mikel Martija a su llegada a Santander. Pero la cosa no funcionó, el rendimiento del equipo fue pobre y el técnico cayó en la ya relatada jornada 20.

No le está yendo nada bien a Guillermo Fernández Romo en su segunda experiencia en la categoría. Aunque era previsible cuando llegó a Cartagonova. Cogió al equipo murciano a mediados de enero, con quince puntos, en última posición. Además, el club se deshizo de algunos de sus puntales de la plantilla en el mercado invernal, debilitando aún más la plantilla. Así que el balance del exracinguista es de cero victorias, dos empates y trece derrotas en las quince jornadas que lleva al frente. Coger ese equipo –que por cierto, había conseguido una de sus cuatro victorias en su visita ya como colista a un Racing líder (1-2)– en esa situación parecía un marrón, salvo que tengan apalabrada la continuidad del entrenador el próximo curso en la categoría inferior.

Eso sí, su equipo no gana, pero tampoco ha dejado de competir, ni siquiera desde que se confirmó, hace dos jornadas, su descenso matemático a Primera RFEF. Que se lo digan al Granada, que ganó 2-3 en Cartagonova, en un partido en el que los de Romo pudieron ponerse con 2-0 en el minuto 28 si Millán no hubiese fallado un penalti.

Santander también ha dejado poso en el técnico madrileño, que se quedó en la ciudad tras su paso por el Racing e incluso fue padre. Y seguro que tendrá ganas de reivindicarse ante su exequipo. En la primera temporada de José Alberto hubo un pequeño pique a distancia que no fue a más entre el cuerpo técnico saliente y el entrante. El asturiano se quejó de que Romo y su equipo no habían dejado los datos físicos de los futbolistas, por lo que tuvieron que comenzar su trabajo a ciegas en este aspecto. Y uno de los ayudantes del madrileño en el cuadro verdiblanco tiró de ironía en redes sociales para alegrarse tras una derrota del Racing de José Alberto compartiendo una canción de Dani Martín:«Qué bonita la vida».

Así que el duelo del domingo tendrá una motivación extra para Romo en su búsqueda de no cerrar su paso por esta temporada sin victoria. Mientras tanto, el principal objetivo de José Alberto será conseguir que nadie en su equipo baje la guardia pese a los desastrosos números del Cartagena. Que nadie dé el partido por ganado.

José Alberto y Guillermo Fernández Romo no llegaron a cruzarse en los Campos de Sport. Tampoco en un campo de fútbol frente a frente. Ni en Segunda División ni en Segunda B ni en Primera RFEF. El del domingo en Cartagonova será su primer duelo. Y con mucho significado, porque son los dos últimos entrenadores del Racing en este crecimiento deportivo verdiblanco. El madrileño protagonizó el último ascenso, de Primera RFEF a Segunda División, y el asturiano espera ser el que lleve a cabo el siguiente, de vuelta a la élite del fútbol español. Una victoria en Cartagena le puede poner más cerca.