
Secciones
Servicios
Destacamos
El puesto de guardameta es uno de los más ingratos a la hora de reivindicarse en el equipo. La mayor parte de los entrenadores prefiere ... proyectar la continuidad sobre el portero titular, consciente de que la falta de confianza es una de las sombras que puede afectar a la eficacia del jugador clave de la defensa. Por eso el titular se impone siempre sobre el resto de los aspirantes a la plaza, mientras que en otras demarcaciones del campo los jugadores pueden tener más posibilidades de entrar en el once del equipo. Todo se agrava cuando el portero titular es simplemente indiscutible. Cuántos grandes guardametas quedaron eclipsados por la presencia de otros que cerraron sus posibilidades. El caso de Francisco Javier Alonso Goyenechea, guardameta del Racing en las temporadas 1966-67 y 1973-74, es uno de ellos.
Javi Alonso, criado en la calle de la Concordia y alumno del colegio de los Salesianos, comenzó a jugar en el C. D. San Julián antes de hacerlo en el Toluca en su etapa juvenil, equipo que marcaría una época en la cantera santanderina gracias al potencial de la chiquillada de los Salesianos y a la generosidad militar del antiguo acuartelamiento al permitir que se jugara en el Campo del Regimiento, denominado desde hace años Campo 'Uco Alciturri', uno de los fundadores del equipo. Fue precisamente Uco Alciturri quien se fijó en Javi cuando jugaba en el San Julián y le invitó a formar parte del Toluca, que se acababa de crear en semejanza al Toluca mexicano del que tomó el nombre, el uniforme y el escudo del club gracias al legendario astillerense Nando García, jugador racinguista y del F. C. Barcelona que emigró a América y en aquel tiempo entrenaba al equipo mexicano.
Con la singular coincidencia de que su padre había nacido en México, Javi Alonso se incorporó al Toluca en su época de juvenil en 1962, llegando a disputar la final del Torneo Los Barrios al año siguiente, perdiendo contra el Racing (2-1). Guardameta tranquilo, valiente y de buenos reflejos, Javi formó parte de la selección cántabra y se incorporó al ámbito racinguista formando parte del Rayo Cantabria en las temporadas 1965-67 y dando el salto al primer equipo, debutando ante la U. P. Langreo en tierras asturianas con victoria (1-2). Este partido de Segunda División se jugó el 2 de octubre de 1966 con esta alineación visitante: Corral (Javi); Zamanillo, Docal II, Chisco; Paquito, Zoco; Gento III, Sierra, Docal I, Raba y Jiménez.
El servicio militar interrumpió su estancia en el Racing al tener que marchar a Ceuta, donde jugó cedido en el Atlético Ceuta (1967-68). Al regreso jugó dos temporadas más en el Rayo Cantabria hasta su marcha al Sestao Club en la temporada 1970-71. Luego se incorporó al Villarreal C. F., (1971-72), siendo uno de sus jugadores más regulares en los 32 partidos que disputó. Ello no pasó desapercibido y fichó por el Real Oviedo para la temporada 1972-73. Los asturianos estaban entonces en Primera División.
Aunque sabía que tenía pocas opciones de jugar con la presencia de Juan José Santamaría en la portería racinguista, Javi aceptó volver a Santander en la temporada 1973-74. Como suponía, la calidad de Santamaría no falló, y en la temporada 1974-75, ya como portero del C. D. Alavés, tampoco tuvo muchas posibilidades ante la titularidad de Vidaurrázaga. Su debut tuvo que esperar al 26 de enero de 1975 cuando empataron en casa a uno contra el C. D. Orense en partido de Segunda División. Los vitorianos salvaron la categoría en las dos temporadas que estuvo Javi Alonso, aunque en ambas tuvieron que recurrir a la promoción de permanencia. Después de terminar contrato con los alaveses en 1976 jugaría las dos últimas temporadas de su carrera en la Cultural Leonesa. En la primera de ellas consiguieron el ascenso a Segunda División B tras la creación de esta categoría.
Al terminar su vida en activo, fue entrenador del C. D. Laredo en la campaña 1978-79, así como el C. D. Navarres de Valladolid en la siguiente. También desarrolló su labor en la Escuela Municipal de Santander, donde estuvo hasta 1989. Desde 1991 a 1993 fue preparador de los guardametas de las secciones inferiores del Real Racing Club. La temporada 1993-94 fue la última como entrenador de un club, dirigiendo entonces al juvenil del Racing en División de Honor. Años más tarde sería director técnico del Club Bansander, entrenador de porteros en la Escuela Municipal de Medio Cudeyo y también de los guardametas de las selecciones cántabras. También estuvo como profesor de la Federación Cántabra de Fútbol y dirigió la Escuela de Fútbol de Goyo Zamoruca hasta 2013, cuando Zamoruca falleció.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.