El míster que revalidó la cantera
Manuel Fernández Mora, aún hoy uno de los entrenadores que más partidos ha dirigido al Racing, construyó competitivos equipos con futbolistas de la casa
Mantilla, Mario, Íñigo, Yeray, Salinas, Jeremy, Sergio… Invertir y trabajar en los jugadores de la cantera siempre fue un hermoso discurso que se tropieza con ... el temor al fracaso. Es fácil hablar de sus beneficios, pero muy pocos entrenadores se atreven a poner a los jóvenes en el campo ante futbolistas curtidos y experimentados. Uno de esos pocos que salieron airosos de aquella utopía de confiar en los jóvenes canteranos fue Manuel Fernández Mora (Vargas, 1932-2017). Mora, o Moruca, como le llamaban cariñosamente, también fue uno de los cántabros que jugó en el Eibar allá en la temporada 54-55, en Segunda. Fue el destino de su servicio militar el que llevó a vestir su camiseta. Ya había jugado en el Racing, con el que había debutado en Primera División (1951) y en el Betis (53-54). En Éibar una lesión le obligó prácticamente a dejar el fútbol, anticipando así su nueva función, la de entrenador, aunque alargó un año más su actividad como jugador en el Rayo Cantabria para dirigir luego a este equipo. Y vaya debut que tuvo en el Rayo.
Había mamado de la cantera racinguista en el Rayo Cantabria y en el Juventud, los dos filiales del Racing de la época, y cuando se hizo cargo del Rayo como entrenador en 1957 revolucionó al equipo. Él dirigió al famoso Rayo de la tasa, el equipo que garantizaba cinco o más goles cuando jugaba en los Campos de Sport en el grupo vasco de Tercera, llenaba el estadio y ganaba al Racing en los entrenamientos, obligando al club a suspender este tipo de encuentros hasta entonces habituales. Claro que entre sus jugadores se encontraban futbolistas como Zaballa, Miera, Nando Yosu, Laureano y Saro. Posteriormente dirigiría a la Gimnástica (65-66), subiendo al equipo a Segunda, el último que los torrelaveguenses han conseguido en esta categoría. Regresó al Rayo en la temporada 68-69 y en la siguiente se hizo cargo del Racing (69-72) cuando el club estaba en Tercera, con la angustiosa necesidad de ascender después de haberlo intentado sin éxito en la campaña anterior. Y lo consiguió superando al Ilicitano con el gol de Aguilar en el Bernabéu. Luego consiguió arraigar al club en Segunda incorporando a nuevos jugadores, entre ellos a Santillana que comenzó a deslumbrar con sus testarazos. La llegada de José María Maguregui le desplazaría a Pamplona, donde dirigió al Osasuna (72-74), y luego de nuevo a la Gimnástica (75-76) y al Barakaldo (76-78), con el que ascendió a Segunda. Luego se hizo cargo del Elche (78-79) con el que casi asciende a Primera.
En 1980 regresó a su Racing y se encontró con una plantilla plagada de jugadores cántabros. En Santander lograría uno de los más hermosos ascensos a Primera. El Racing atravesaba momentos difíciles. No había dinero para hacer un equipo con garantías. Así que quedó obligado a recurrir a la cantera. De los 23 jugadores de la plantilla eran cántabros 18: Alba, Moncaleán, Sañudo, Villita, Preciado, Ruisánchez, Mantilla, Chiri, Ruisoto, Manolo Díaz, Piru, Quique Setién, Juan Carlos, López, Javi Díaz, Herrero, Víctor y Mazón. El resto, el paraguayo Raúl Amarilla, el argentino Juan Carlos Verón y los españoles Alarcón, Pachín y Toño, este último residente en Cantabria desde muy joven.
Muy pocos confiaban en aquellos chavales para afrontar aquella temporada de 80-81, sobre todo porque el comienzo liguero fue decepcionante. El equipo tardó demasiado en conseguir la primera victoria que llegó en la séptima jornada. Pero a partir de entonces se transformó para escalar posiciones. En el último partido de Liga, un gol de Quique, lanzándose en plancha para rematar de cabeza un centro de Herrero contra el Levante supuso el ascenso que al final del partido provocó una celebración jubilosa con invasión del terreno de juego a pesar de las verjas que protegían a los futbolistas y al árbitro. Hay que recordar que aquella temporada en Segunda fue de las más disputadas, ya que cinco equipos empataron a 45 puntos en la primera posición: Castellón, Cádiz y Racing, que ascendieron, más el Elche y Rayo Vallecano. Además, con opciones en los últimos partidos quedaron el Málaga y el Sabadell, con 42 puntos.
Aquel ascenso fue una proeza de la cantera y también un eficaz ejemplo de su revaloración. El equipo dirigido por Fernández Mora demostró sin demasiadas palabras y con hechos el valor de aquellos jugadores que proporcionarían al Racing muchas tardes de buen fútbol y victorias.
La Fundación Racing no se olvidó de aquel entrenador y en junio de 2015 le rindió un homenaje en vida para elogiar su trayectoria como técnico que tan intensamente estuvo vinculada con las jóvenes promesas. Aquel día se entregaron distinciones a los alevines, infantiles, cadetes y juveniles del Racing y los capitanes de los equipos racinguistas entregaron a Moruca una placa para reconocer su labor de tantos años demostrando que la confianza en la cantera no sólo es una bella idea para adornar los discursos.
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