El racinguista más goleador de Primera
Entre los verdiblancos nadie ha superado al que fuera delantero centro internacional Óscar Rodríguez,que jugó en el club cántabro en las temporadas 1920-21, 1922-34 y 1938-40
Culminan la acumulación de voluntades de todo el equipo. Son los dueños de la emoción y los legítimos protagonistas de los partidos. A diferencia de ... los antiguos héroes olímpicos que se coronaban con hojas de olivo, los goleadores se elevan entre la multitud con abrazos, empujones y otras manifestaciones eufóricas de sus compañeros. Son los jugadores más admirados, y entre los racinguistas nadie ha superado al que fuera delantero centro internacional Óscar Rodríguez, que jugó en el club cántabro en las temporadas 1920-21, 1922-34 y 1938-40. Recuerden estos increíbles datos de este jugador que me aporta mi amigo José Manuel Holgado: 236 goles en los 211 partidos oficiales que disputó. Pero Óscar, que antes de que empezara a jugarse el campeonato de Liga desahogó su capacidad goleadora en los campeonatos regionales, solo (es un decir) anotó 24 tantos en Primera División, categoría donde sigue reinando uno de sus compañeros: Enrique Larrínaga, jugador racinguista entre 1928 y 1936 que entre los 90 goles que marcó en los 185 encuentros oficiales que jugó anotó 54 en Primera División, cifra que no ha sido superada en el Racing.
Enrique Larrínaga Esnal (Sestao, 1910- México D. F., 1993) vivió su niñez en Basauri en un ambiente familiar donde el fútbol y el C. D. Basconia formaron parte importante de su vida. Era el cuarto de ocho hermanos y el mayor, Luis, además de haber jugado en el Basconia, llegó a ser presidente del club vizcaíno.
A sus excelentes cualidades deportivas como interior izquierdo, se sumó a lo largo de su carrera deportiva una técnica, visión de juego y capacidad de trabajo que supo alternar con honradez y humildad. Comenzó en 1924 en el juvenil del Basconia y más tarde, cuando formó parte del primer equipo, se movía como un veterano a pesar de su juventud. Aunque tuvo ofertas del Barcelona, del Arenas Club de Guecho, del Athletic Club de Bilbao y del Racing, finalmente se inclinó por venir a Santander, donde debutó el 16 de septiembre de 1928 en los Campos de Sport ante la Gimnástica de Torrelavega. Al año siguiente debutó en la recién constituida Primera División del fútbol español, tras contribuir de forma decisiva a que los racinguistas se clasificaran para formar parte de la máxima categoría. Su primer gol en Primera se lo marcó al Real Madrid en los Campos de Sport el 10 de marzo de 1929. Aquel día la alineación racinguista estuvo formada por Raba, Santiuste, Rufino Gacituaga, Paco Hernández, Baragaño, Torón, Santi, Loredo, Óscar, Larrínaga y Amós.
En el campo tenía un carácter templado y cerebral que le convirtió en el gran armador del ataque racinguista en la década de los treinta. Fue uno de los hombres que logró el subcampeonato liguero en 1931 y que participó en el torneo de París en junio de este mismo año. También formó parte del gran equipo que se mantuvo en la máxima categoría hasta el inicio de la guerra civil y que lograría el respeto de la afición en toda España. Su calidad se manifestó cuando el 2 de abril de 1933 debutó como internacional en Vigo contra Portugal en el encuentro que sirvió para inaugurar Balaídos. El combinado español jugó con Zamora; Zabalo, Quincoces; Cilaurren, Solé, Marculeta; Prats, Luis Regueiro, Elícegui, Larrínaga y Bosch. España ganó 3-0 y Larrínaga marcó el primer gol a los 21 minutos al rematar de cabeza un centro enviado por Prats. En esa jugada se lesionó y tuvo que ser sustituido. Meses después, cuando parecía que estaba recuperado, volvió a lesionarse perdiéndose los partidos de la temporada 1933-34.
Larrínaga siempre estuvo muy apegado a su familia y a su tierra vasca, donde le sorprendería la guerra del 36. Dentro de la política de utilizar los partidos de fútbol para recaudar fondos, a partir de 1937 formó parte de varios equipos, entre ellos la selección vizcaína y la selección de Euskadi que realizaría una gira por Europa y América en beneficio de los niños exiliados.
Durante la gira, aquella famosa selección vasca tuvo que plantearse su futuro cuando las tropas franquistas avanzaron, y la mayoría, entre ellos Larrínaga, decidió mantenerse en el equipo, dando el salto de Europa a América.
Larrínaga acabaría recalando en México. Jugó en el Asturias (1939-41), club con el que ganaría nada más llegar la Liga y la Copa de México, coincidiendo con otro gran jugador que había sido su compañero en el Racing, el astillerense Fernando García, que también había llegado a México procedente de la gira internacional del Barcelona. Con el Asturias Larrínaga también conquistó la Copa de México de 1940 y 1941. Avanzado este último año, firmó por el que sería último club de su carrera, el Real España (1941-45), donde volvió a coincidir con Fernando García en la temporada 1944-45, logrando ambos el campeonato de Liga.
Larrínaga se instalaría definitivamente en México D. F. donde fallecería en 1993, manteniéndose todavía con el simbólico título de racinguista más goleador de Primera.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión