Los 'On tour' del Racing 2025-26: una cartografía de pasión y kilómetros
El calendario deja media docena de desplazamientos muy cómodos, de poco tiempo en coche, propicios para desembarcos de la marea verdiblanca
La temporada que llega, la 2025-26, no es solo un calendario de partidos para el Racing. Es más bien un mapa extendido sobre ... la mesa con líneas que unen estadios, carreteras que se repiten como rituales y trayectos que convierten cada fin de semana en una pequeña epopeya. El Racing puede presumir de que nunca camina solo y la afición racinguista es de esas que mide la fidelidad en kilómetros, autobuses y hasta aviones si hace falta. Una temporada tras otra los hinchas verdiblancos se lían la manta a la cabeza y enarbolan la bufanda por cientos o incluso por miles cada vez que el equipo juega fuera. Y este curso pinta igual.
Los viajes más cercanos, esos que caben en un día, arrancan en el entorno inmediato del Cantábrico y Castilla y León. Gijón es un clásico. Apenas 200 kilómetros separan Santander de El Molinón, y la A-8, que algunos se saben ya de memoria, se recorre en poco más de dos horas y media. Es un viaje que ya no se piensa, se hace por inercia, casi como visitar el barrio de al lado. Allí, ante el Sporting, la marea verdiblanca siempre se hace notar y planta su bandera en El Molinón.
Miranda de Ebro y Burgos están apenas a dos horas. Con 178 y 179 kilómetros respectivamente, son destinos más que asumibles, por lo que no será raro que de Anduva y El Plantío tengan sabor cántabro por unas horas con los enfrentamientos ante Mirandés yBurgos. Son desplazamientos que se organizan entre amigos compartiendo coche o con las peñas fletando autobuses y la opción de volver de madrugada si el partido lo permite.
León y Valladolid, con sus casi 300 kilómetros, ya exigen algo más de logística. En León, la Cultural recibe al Racing en un escenario donde la historia se mezcla con el fútbol y la gastronomía es un aliciente más para los racinguistas; en Valladolid, el José Zorrilla ofrece buenas conexiones por tren para quienes no quieran devorar la carretera. Son viajes de medio aliento, accesibles, pero con la sensación de aventura contenida.
Más al este, Zaragoza se presenta como una escala intermedia. 399 kilómetros y casi cinco horas de asfalto que requieren madrugar y que además este curso plantean un gran inconveniente. La Romareda está en obras y no habrá hueco para visitantes ni grada de animación, así que aunque los racinguistas quieran tomar el estadio zaragozano, será imposible. Y en el País Vasco, Eibar y San Sebastián ofrecen dos paradas con 143 y 195 kilómetros de trayecto, respectivamente, para enfrentarse a los armeros y a la Real B. Dos viajes perfectos para quienes saben que el esfuerzo de la carretera se paga con la cercanía al equipo. Eso y el aliciente de que el de Eibar, es el desplazamiento mas corto.
La Coruña marca el límite emocional del norte con sus cerca de cinco horas y 451 kilómetros hasta Riazor. Un viaje que se piensa en plural. Se organiza en grupo para compartir coche o autobús y también reserva en el restaurante. Además del pique que se generó en Primera RFEFcon los gallegos y que da vidilla a un encuentro entre dos históricos. Leganés también es un destino asequible con sus 460 kilómetros que se convierten en casi cinco horas de trayecto.Y además, para muchos racinguistas exiliados en Madrid será una ocasión inmejorable de estar con 'su' Racing.
Más singular aún es el viaje a Andorra. Siete horas de carretera, montaña y curvas que llevan al Principado, un destino peculiar por su ubicación y logística. Después aparece el arco mediterráneo, donde los kilómetros empiezan a sumar como cuentas de un rosario. Castellón y el Levante, en Valencia, rozan los 750 kilómetros. Son desplazamientos largos, maratonianos, donde el avión se convierte en un aliado para evitar jornadas eternas sobre ruedas.
Los más lejanos
Pero es en Andalucía donde empieza la verdadera travesía. Cádiz (880 kilómetros), Córdoba (860 kilómetros), Málaga (890 kilómetros), Granada (930 kilómetros) y Almería (940 kilómetros) son destinos que obligan a cruzar toda la península de norte a sur. Casi nueve horas de coche. Viajes que solo se entienden como escapadas de fin de semana largo. Aquí la afición se organiza con antelación, busca vuelos y planifica cada detalle para que el Racing no se sienta solo.
Y si Andalucía suena a odisea, Ceuta es directamente para nota. Para llegar al Alfonso Murube hay que sumar carretera, mar y paciencia. Santander a Algeciras son casi 1.000 kilómetros, unas diez horas de viaje, y de ahí el ferry al otro lado del Estrecho. No es un desplazamiento, es una aventura y quienes la emprendan merecerán un monumento a la lealtad. Por último, queda el horizonte más lejano: Las Palmas. A Canarias no hay carretera que valga, solo avión. Son casi 2.035 kilómetros que convierten la presencia cántabra en el estadio canario en un pequeño milagro.
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