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Nadal se dispone a efectuar un saque durante un entrenamiento en Australia. Lukas Coch (Efe)
Nadal y el territorio perdido
Abierto de Australia

Nadal y el territorio perdido

El español arranca en Melbourne la conquista del único Grand Slam que no ha conseguido ganar en, por lo menos, dos ocasiones

ENRIC GARDINER

MADRID

Domingo, 13 de enero 2019, 16:46

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Sin apenas tiempo para encordar las raquetas, abrocharse las zapatillas y enfundarse el traje de batalla, las vacaciones tenísticas dejan paso al primer Grand Slam de la temporada, bajo el incesante sol de Melbourne. En una época en la que es complicado vislumbrar el estado de forma de los tenistas, por lo incipiente del año, uno de los que llega con menos minutos de tenis en el zurrón es Rafael Nadal, lastrado aún por la sombra de los problemas físicos.

Dejados atrás los problemas en la rodilla, el abdomen y en el tobillo que le apartaron de competir en los últimos torneos de 2018, Nadal afronta Australia habiendo disputado dos exhibiciones, ante Kevin Anderson y Nick Kyrgios, ambas saldadas con derrota.

Ante una eventual falta de ritmo, Nadal lleva ya varios días machacándose sobre el cemento australiano y asentándose para el asalto a un Grand Slam que abrió la alegría del triunfo en 2009, pero que se ha convertido en una incógnita desde entonces. Tres finales (2012, 2014 y 2017), dos abandonos por lesión (2010 y 2018), dos cuartos de final (2011 y 2015), una primera ronda (2016) y una baja (2013) es el botín del zurdo de Manacor en Melbourne desde que se proclamase rey de Australia en diez años atrás.

Para igualar a los míticos Rod Laver y Roy Emerson como únicos tenistas en alzar los cuatro Grand Slams en, al menos, dos ocasiones en la 'era abierta', Nadal tendrá dos primeras rondas, a priori, plácidas. Primero el local James Duckworth, número 238 del mundo, y en segunda instancia, el australiano Matthew Ebden (47) o Jan-Lennard Struff (58). El cañonero Kevin Anderson le podría esperar en cuartos, Roger Federer, seis veces campeón, en semifinales y Novak Djokovic, número uno de la ATP, en la final.

Cambio en el saque y número uno

Para logar esa gesta, Nadal ha variado el gesto en el servicio, siendo más directo y cayendo hacia delante, en un intento de paliar la desventaja al saque contra el resto de sus rivales. Una innovación que el balear definió como la ambición de siempre, «dar un paso más», aunque siempre indicando que el objetivo es ir «día a día».

Sin ponerse grandes objetivos a largo plazo en un torneo que le podría ver coronado como número uno del mundo. Nadal defiende 360 puntos de los cuartos de final del año pasado, por lo que, para superar a Djokovic, que se embolsó 180, necesitará que el serbio caiga en tercera ronda o antes y él ganar el torneo. De esa manera solventaría la brecha de 1.655 puntos con el de Belgrado y recuperaría el cetro mundial que Djokovic le arrebató a principios del pasado noviembre.

Muguruza, con margen de mejora

En el cuadro femenino, Garbiñe Muguruza arranca como la decimoctava favorita al título, un ránking que no refleja su calidad ni su nivel, pero que le baja a la tierra después de un fatídico 2018. La segunda ronda alcanzada el año pasado no mete presión extra al no defender muchos puntos y, aunque el camino es complicado -Karolina Pliskova en octavos de final y Simona Halep en cuartos- y las candidatas al título se han multiplicado -Elina Svitolina y Naomi Osaka-, la española sigue siendo capaz de completar dos semanas mágicas y sumar su tercer grande al palmarés, en una tierra en la que nunca ha pisado las semifinales.

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