Jan Abascal: «He dedicado toda mi vida al deporte y tengo que estar satisfecho»
Los Premios Nacionales del Deporte reconocerán la trayectoria del santanderino, una figura clave de la vela española e internacional del último medio siglo
Ya tiene uno, recompensando cuando se convirtió en el primer campeón olímpico español en la etapa moderna, pero Jan Abascal (Santander, 1952) acaba de recibir ... un segundo Premio Nacional del Deporte, en esta ocasión para reconocer toda su carrera. Cuando lo recoja en Madrid servirá para reconocer medio siglo de dedicación a la vela que le han convertido en una figura de referencia mundial y uno de los grandes responsables, si no el mayor, de los excelentes resultados de la vela olímpica. Director durante veinte años del CEAR de Santander y el equipo olímpico, todo ha cambiado y a mejor. «Yo me tuve que marchar de Santander porque no teníamos nada; porque aquí no podía aprender más. Ahora tenemos el CEAR y grandes campeones como Diego Botín, sin ir más lejos» recuerda al hacer memoria de toda una vida dedicada al deporte.
–Un nuevo Premio Nacional del Deporte; y con este ya son dos. Está bien que después de tantos años se acuerden de uno, ¿no?
–El primero me lo dieron cuando estaba aún en activo y ya casi no me acuerdo –bromea–; hace ya más de cuarenta años. Este me ha sorprendido porque no me lo esperaba. Y muy agradablemente, claro. Que se acuerden de mí cuando mi gran éxito fue hace 45 años... Si miras el premio, reconoce una trayectoria deportiva. Ahora lo pienso, miro atrás y digo: 'Es verdad; he dedicado toda mi vida al deporte'. Y con éxito como regatista y después como entrenador. Tengo que estar satisfecho. Entre todos hemos hecho un buen trabajo para que la vela y los regatistas tengan las mejores condiciones para entrenar y participar en todas las grandes competiciones, no solo en las olímpicas.
–Ha hecho muchas cosas en la vela y ahora, ya jubilado, sigue muy activo.
–Sigo haciendo cosas. Acabamos de ganar el Mundial de barcos clásicos, pero además sigo saliendo a navegar en Santander, canto con el coro, estoy con mis nietos... Aunque esté jubilado a veces me falta tiempo para todos los planes que tengo.
–El deporte español es muy distinto a aquel de los lobos solitarios que se vivía en 1980...
–Ha cambiado radicalmente; todo es distinto. En aquella época todo el mundo tenía menos recursos, no solo nosotros, pero aun así estábamos proporcionalmente mucho peor que nuestros rivales. Hay que recordar que socialmente el deporte no se veía como ahora. Ahora a los deportistas se les considera una referencia, pero hace cincuenta años no era así.
–¿Se imagina lo que podía haber conseguido de haber nacido treinta años más tarde?
–Desde luego me hubiera gustado, porque la vela ha evolucionado de una manera increíble. Los barcos de ahora son divertidísimos de llevar, y eso que yo navegué el flying dutchman, que era el barco pionero o futurista de la época. Pero los que hay ahora, sobre todo los voladores, son otra historia. Me hubiera gustado vivir la época actual.
–Me refería también a los resultados deportivos.
–Entonces nos faltaba algo de mentalidad en el deporte. No en la vela; en todos. No ganábamos en casi nada. A los Juegos íbamos a ver si caía alguna medalla de bronce y a veces volvíamos sin ninguna. Hoy somos pioneros en todo: en fútbol, en baloncesto, aunque se haya pasado la edad de oro, en tenis... En muchísimos deportes. Esto es gracias al trabajo que se ha hecho en las instituciones, las federaciones, los clubes y los padres, que son siempre fundamentales al principio. Ha habido un trabajo en equipo que permite que hoy estemos en primera fila mundial en muchísimos deportes. Los deportistas de la época anterior éramos un poco autodidactas; teníamos que aprender solos porque no había más.
–¿Los Juegos de Barcelona marcaron un punto de inflexión?
–Sin duda. En primer lugar, socialmente. Los deportistas pasamos a ocupar un lugar importante en la sociedad y creo que ese fue un cambio importantísimo. Pero es que también se creó algo fundamental: el Plan ADO (Ayuda al Deporte Olímpico). Cuando yo competía, todo lo que hacía me lo tenía que quitar de mi tiempo libre, mi trabajo o de lo que fuera. A partir de Barcelona comenzaron a darse unas becas que te permitían dedicar mucho más tiempo al deporte.Eso, unido a la visión general, a los centros de alto rendimiento que se construyeron, a los buenos entrenadores que se contrató, que nos enseñaron mucho, y a la dedicación que pudo tener el deportista, permitió que se produjera el cambio.
–En la vela en concreto, el ratio de medallistas cántabros en Juegos, Mundiales y Europeos es espectacular...
–Para la población que tenemos, y también ocurre en otros deportes, pasa en todos los deportes, Cantabria da un nivel altísimo. No nos podemos olvidar, por ejemplo, de Seve Ballesteros, que ha sido un referente a nivel mundial. Y en vela hemos tenido infinidad de campeones. No sé por qué; quizá por las condiciones que tenemos en Santander. Pocos sitios en el mundo pueden superarlas como base para un equipo olímpico, porque permite entrenar en todas las condiciones que un regatista se puede encontrar en una competición en cualquier sitio del mundo. Es una pena que ahora no esté aquí todo el equipo olímpico al completo, porque se le podía sacar mucho partido, como ya se hizo.
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