David Göttler: «Puedes encontrar tu Everest en los Pirineos o en Picos de Europa»
El alemán afincado en Cantabria, que ascendió el Nanga Parbat del Himalaya por el Rupal, reflexiona sobre el alpinismo actual
EFE
Barcelona
Lunes, 13 de octubre 2025, 02:00
Cuando no se encuentra en las cimas del Himalaya desafiando sus límites con la naturaleza, el alpinista alemán David Göttler (Múnich, 1978) vive entre Chamonix ( ... Francia), su lugar de entrenamiento en invierno, y Cantabria, de donde es la familia de su pareja y el enclave en el que encuentra la calma en verano, ya sea corriendo, pedaleando o volando en parapente. Y fue precisamente en parapente, un deporte que empezó a practicar a los 17 años, como el verano pasado descendió desde una cota de unos 7.750 metros el Nanga Parbat, un coloso de 8.126 metros que conquistó a través de la vertiginosa vertiente Rupal junto a Boris Langenstein y Tiphaine Duperier, que bajaron esquiando hasta el campo base de esta cima ubicada en Pakistán.«Fue como poner la guinda al pastel, ya que el primer objetivo era alcanzar la cima», explica el alpinista germano.
Alcanzar el techo de el Nanga Parbat, la novena montaña más alta del mundo en estilo alpino -sin oxígeno artificial, cuerdas fijas ni sherpas-por el Rupal, la pared con mayor desnivel del mundo (de unos 4.500 metros), significó un reto mayúsculo para Göttler, que previamente ya había intentado esta ascensión en otras cuatro ocasiones. «No lo podía dejar escapar. Sabía que podía ascender por la ruta normal, pero no me motivaba», revela.
Entre sus desafíos alpinísticos destacan varias expediciones al Everest, donde en 2019 vivió en primera persona las consecuencias de la masificación en el techo del mundo. Göttler dio la vuelta cuando se encontraba a 100 metros de conquistar esta mítica montaña, que ascendería en solitario en 2022, debido a la aglomeración de personas que esperaban su turno para llegar a la cima. «Fui consciente de que debía dar la vuelta, ya que sin oxígeno ni sherpa no podía esperar en la cola», recuerda.
Sobre los efectos del turismo en el alpinismo clásico, reconoce que «no es fácil encontrar una solución». Por una parte, se muestra escéptico con regular la presencia de expediciones en cordilleras como el Himalaya porque, según su opinión, convertiría el alpinismo en un deporte muy elitista que solo podría ser practicado por multimillonarios. Reconoce que «todo el mundo» tiene derecho a estar en lugares tan especiales como una cima de ocho mil metros. «¿Quién soy yo para decirles que no pueden subir al Everest y que solo los profesionales pueden estar ahí?», reflexiona.
Además, se pregunta por las consecuencias económicas que tendría una hipotética regulación de las expediciones para comunidades cuya economía depende del turismo de montaña: «En zonas del Nepal, donde el único ingreso proviene del alpinismo, ¿cómo le decimos a la población que hay que reducir a la mitad las expediciones cuando en los Alpes intentamos exprimir hasta el último céntimo de las montañas?».
Un «desafío personal»
Por ello, defiende que «la única solución» factible es «intentar educar y decir a la gente que pueden encontrar su Everest en los Pirineos o incluso en los Picos de Europa», ya que en el alpinismo «lo importante», defiende, «es el reto personal». Y así es cómo Göttler concibe este deporte, sin «buscar ser el primero o aparecer en el Récord Guinness», lo que le permite afrontar cada expedición como un desafío para explorar sus límites. «Es ese deporte que permite ponerme a prueba con la naturaleza. No es una carrera contra otra persona u otro equipo. Yo no compito contra nadie. Creo que cuando empiezas a competir con alguien en la montaña es muy peligroso», opina.
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