Búhos y mochuelos, listos para recorrer Liébana
El valle de Camaleño acoge hoy una nueva edición de la veterana marcha TrotaBúhos y su versión para niños, la TrotaMochuelos, con el paisaje nevado y un recorrido adaptado a las condiciones del terreno
No es una carrera, sino una marcha. Una apreciación importante que define el espíritu de la TrotaBúhos y de su hermana pequeña, la TrotaMochuelos. Dos citas veteranas en el calendario cántabro que han hecho sonar los teléfonos en las últimas horas, pendientes de los posibles cambios derivados del temporal que ha blanqueado Cantabria, como toca en invierno. Tranquilidad: las dos marchas se mantienen, con pequeñas adaptaciones que garanticen la seguridad de los participantes. Y de hecho, como dice uno de los organizadores, Pablo Criado: «El paisaje está espectacular».
Todo comenzó como una quedada de trail, con la característica especial de ser nocturna. «La única condición para asistir era correr y al finalizar, compartir algo entre todos durante la cena», explica Criado, fundador junto a Jesús Prellezo, de esta propuesta nacida en torno a 2012.
Con tres marchas completadas, alguien sugirió abrir el paraguas a los más pequeños. Ahí surgió la TrotaMochuelos y se fue redefiniendo el perfil de la prueba, más orientada hacia el trekking, la caminata.
En la actualidad «es una ruta circular que sale y termina en Espinama y que tiene la particularidad de recorrer el entorno glaciar del circo de Fuente Dé, llegando hasta las Portillas de Áliva y descendiendo por el bosque hacia el pueblo de nuevo», detalla Criado.
Una ruta semimarcada, que este año se reduce en distancia, pudiendo hacer 5,7, 9 y 11 kilómetros, con el eje de la carretera de Espinama como referencia, con balizas reflectantes que indican a los participantes por dónde avanzar. El equipo de voluntarios que colabora con la organización se encarga de repartir esas marcas por el recorrido, establecer los puntos de control y de avituallamiento. Y en esta edición, por las posibles dificultades derivadas de la nieve, habrá un vehículo disponible por si alguno de los mochuelos prefiere terminar antes del final establecido y regresar al pueblo.
Entre ese equipo que lo hace posible está el Club Deportivo Kilómetro Vertical, que también organizan el Kilómetro Vertical de Fuente Dé o la Viorna Vertical Nocturna y desde hace una década, cuentan con aspirantes a técnico deportivo que se forman en el Cedec. «Para controlar todos los aspectos, necesitamos gente cualificada para echar una mano en cualquier circunstancia». Y una forma de mantener ese control es «limitar el tiempo» en que las personas pueden circular por ese entorno, con una hora tope. También cuentan con la colaboración de entidades como el Grupo de Acción Local de Liébana, la Fundación Camino Lebaniego o Caja Rural. Creando comunidad en torno a esta fecha en el calendario.
¿Cuál es la meta de una prueba nocturna? «La idea es descubrir el bosque en su otra vertiente -explica Criado-, escuchar los sonidos nocturnos, ver con solo la luz de una frontal que reduce mucho tu campo y aumenta otros sentidos, caminar por un recorrido un poquito exigente, con su desnivel y con una perspectiva totalmente distinta».
Tras las complicaciones derivadas de la pandemia, se cambió el modelo y ahora, los participantes tienen incluida con su inscripción, la cena posterior junto a la iglesia de Espinama, la camiseta conmemorativa, y la sesión musical en las carpas que aporta el ayuntamiento. Caminar, disfrutar y compartir.
La respuesta lleva años siendo un éxito, con las inscripciones completas desde hace semanas. Tanto es así, que pusieron un límite para que tanto los participantes, como el entorno, estén en perfectas condiciones.
Uno de los momentos más bonitos del recorrido se produce cuando mayores y pequeños, que marchan en direcciones opuestas, se encuentran en el interior del bosque. «La emoción de estar en ese lugar, con sus frontales y de pronto ver aparecer un montón de lucecitas acercándose es bastante particular y gratificante».
Además de ofrecer ese encuentro con la naturaleza y esa experiencia iniciática aprendiendo a mirar el entorno de otro modo, la carrera tiene un fin solidario. En esta edición destinarán parte de la recaudación a la asociación 'En ruta por las enfermedades raras'
La TrotaBúhos supone un aliciente turístico para la zona de Liébana, en pleno noviembre. «Cuando se habla de descentralizar actividades, este es un ejemplo». Cuando el calendario encaja, añaden charlas de expertos al programa y tiran de producto local para el avituallamiento, poniendo así el foco en contribuir al desarrollo del Valle de Camaleño y, por extensión, de Liébana.
Y un aspecto fundamental es también el respeto a la naturaleza; «No nos salimos de los senderos marcados, los materiales de señalización son reutilizables y todo lo que ponemos lo quitamos después, e incluso más restos que vamos encontrando por el bosque».
Y concluyen: «Esta marcha familiar sirve para inculcar en los más pequeños el interés y la pasión por la naturaleza y todas las cosas que suceden en ella, más allá de las pantallas, que no son malas, pero deben ser complementarias». A partir de las 6 de esta tarde, toca disfrutarla.