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Una de las impresionantes imágenes que nos deja esta ruta.

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Una de las impresionantes imágenes que nos deja esta ruta. Loli González

La ruta Urdón-Tresviso, un clásico de las marchas de montaña en Cantabria

El grupo de montaña CDE Somaloma-Los Carabeos ha realizado esta ruta, que recorre el camino que originariamente se hizo para bajar el mineral de las minas que había en los alrededores de Tresviso

Loli González

Santander

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Jueves, 10 de enero 2019

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El grupo de montaña CDE Somaloma-Los Carabeos ha realizado recientemente un clásico de las marchas de montaña en Cantabria: la subida a Tresviso desde Urdón por la ruta normal es decir, por La Peña. Para muchos de nosotros esta es la ruta por excelencia, la que todo aquel que ame la montaña debe hacer por lo menos una vez.

Este camino se hizo originariamente para bajar el mineral de las minas que había en los alrededores de Tresviso, pues aunque los pastores subían y bajaban a La Hermida, utilizaban otros senderos hoy en día mucho más complicados.

El sábado 24 de noviembre tomamos la carretera de Unquera a Potes y en pleno Desfiladero de La Hermida, a solo un par de kilómetros antes del pueblo de La Hermida, nos encontramos con la localidad de Urdón, ahí comienza nuestra ruta.

Dejamos el vehículo en un pequeño apartado entre la carretera y el río Deva y, justo en la desembocadura del río Urdón, comenzamos a andar por un camino de piedra muy bien marcado. Pasamos al lado de la central hidroeléctrica de la antigua compañía Electra de Viesgo -aún lleva el nombre grabado en piedra-, curiosa entre otras cosas por tener el parque de intemperie en su terraza. Esta central produce su electricidad con las aguas de un canal que fue construido y labrado en la roca por la citada empresa para recoger las aguas de parte del Macizo Oriental de Los Picos de Europa, principalmente de la zona de Andara, del valle de Valdediezma y del río Sobra, y que comienza en el nacimiento del río Urdón.

Loli González
Imagen principal - La ruta Urdón-Tresviso, un clásico de las marchas de montaña en Cantabria
Imagen secundaria 1 - La ruta Urdón-Tresviso, un clásico de las marchas de montaña en Cantabria
Imagen secundaria 2 - La ruta Urdón-Tresviso, un clásico de las marchas de montaña en Cantabria

Después de pasar la central cruzaremos el puente y caminaremos por la margen izquierda, paralela al río, pero unos 500 metros más adelante y después de superar otro puente ya iremos por la orilla derecha del Urdón y comenzará nuestra ascensión por la Peña.

Los zig-zag vendrán uno detrás de otro, apenas superemos los 6,5 kilómetros de marcha, pero el desnivel de algo más de 800 metros nos da la sensación de estar continuamente escalando rampas.

Cuando subimos vamos viendo, en la orilla contraria de la de nuestra marcha, el canal que suministra el agua a la central y la caseta blanca, que es la cámara de carga en la que se recoge el agua y de la que parten los tubos por los que esta baja. Primero parece una casita en la cumbre y más tarde, al ponernos prácticamente a su altura a medida que vamos ascendiendo, la dejamos a nuestros pies.

Unas vistas increíbles: primero el río, luego el camino junto al río, más tarde el canal y después los prados de Bejes y el collado de Hoja. Continuamos con La Bargona y los Pedreros para ir ascendiendo y llegar al Balcón de Pilatos, la Torre Inclinada, las bocanas de las antiguas minas y los invernales de Prías (por cierto este es el único punto donde podemos coger agua). A estas alturas ya hemos visto el Macizo Oriental de Picos de Europa, con sus impresionantes cumbres como el Samelar o el Mankondiu… pero bueno eso será para otra marcha pues lo que nos ocupa es llegar a Tresviso y desde aquí ya se vislumbra.

En este soleado día apenas nos cruzamos con gente, pero sí con ovejas, cabras, buitres, e incluso una gran perra mastín, que vino a recibirnos a la entrada del pueblo.

Fueron casi tres horas pues nos lo tomamos con calma, pero la marcha, la cerveza que nos sirvió Miguel Campo en la Taberna y el queso picón de Javier Campo merecieron la pena. Después, sin estarnos mucho, vuelta para abajo que en otoño los días son cortos y no queríamos que la noche se nos echara encima.

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