Indie noventero para cerrar un festival único
Teenage Fanclub, héroes de los noventa, referentes para los grupos posteriores y grupo inclasificable que transita por varios géneros entre el power pop y el shoegaze
Cierre de lujo para una nueva edición de un festival excepcional, el Soundcity, que para la sesión de cierre volvió a congregar a un gran ... cantidad de público; aunque algo menos que en las dos jornadas precedentes. Tras el punk-rock y el indie patrio, el sábado era el turno del plato fuerte del cartel, Teenage Fanclub. Héroes de los noventa, referentes para los grupos posteriores y grupo inclasificable que transita por varios géneros entre el power pop y el shoegaze, los escoceses son una banda de culto, con todo lo que ello significa. Es decir, imprescindibles pero para una inmensa minoría.
El concierto arrancó con puntualidad británica y el público encandilado desde la primera canción. Pero es que empezar con 'Alcoholiday' es jugar con ventaja. Con un sonido impecable y poco, muy poco que ver con las bandas al uso en el mundillo pop; pero que no engañe a nadie su aspecto de apacibles intelectuales gafapastas de mediana edad –los miembros originales rondan los sesenta año–; los Teenage Fanclub no son precisamente un derroche de energía, pero sus melodías y sus voces son tan redondas que tienen que envolverlas en su característica distorsión guitarrera para que no caer en la comercialidad. Aún así, algo tienen de hipnótico, porque hasta las canciones más desconocidas resultan tremendamente pegadizas.
Sobre las tablas, a Raymond McGinley y Norman Blake se les veía disfrutar mientras se alternaban en la voz solista, aunque sobre todo cantaba Blake. Es una de las singularidades del grupo: cada uno canta sus propias composiciones. Así que, los que esperaban la icónica 'Sparky's dream' o 'I need direction' se quedaron con las ganas, porque Gerard Love hace dos décadas que abandonó la banda; al parecer, harto de tanta gira internacional. Y es que viendo al grupo, hay que descartar cualquier mal rollo. Con el batería original reincorporado, Francis Macdonald, completaban la formación Dave McGowan al bajo y Euros Childs a los teclados.
Pero incluso sin las canciones escritas por Love, el repertorio seguía repleto de canciones emblemáticas, que se coreaban como en trance: 'Endless arcade', 'What you do to me', 'About you' o 'Fallin' fueron de las más celebradas, junto a 'The concept', que se pidió insistentemente desde la pista, y tocaron la penúltima, para delirio de la concurrencia. Mayoritariamente entre la treintena y la cincuentena, y con varios músicos cántabros en las primeras filas, la velada para paladares exquisitos se cerró con un 'Everything flows' apoteósico, con Ginley y Blake convirtiendo dos solos simultáneos en un increíble punteo a dúo. Si la nostalgia de los noventa tiene un sonido, seguramente era ese.
Espectacular, pues, el fin de fiesta, redondeado luego por otros clásicos, Lagartija Nick, para culminar un festival que deberían declarar patrimonio cultural de la región: programación de alto nivel, con propuestas alternativas y actuales, y dirigida a distintos públicos, y con una infraestructura que no tiene nada que envidiar a los festivales comerciales. Sin clasismo ni zonas Vip, sin retrasos, sin monopolio de bebidas y sin controles de seguridad. Y, además, gratis. Inmejorable.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión