Nuno Pico
Este sábado, a las 21.00 horas, estarán en el Torrelavega SoundCity.
No sé qué esperarían ustedes de un proyecto que conjuga berridos, letras en gallego y temas que transitan entre la resignación y el desgaste de ... una generación; pero lo cierto es que Grande Amore cuenta con una legión de seguidores en su tierra, donde han tocado en casi cualquier lugar imaginable. Este sábado, a las 21.00 horas, estarán en el Torrelavega SoundCity.
–¿Cómo lleva lo de tocar fuera de casa cantando en gallego? ¿Es un obstáculo o una oportunidad?
–No es lo mismo tocar en Lugo que en Granada, porque en mi tierra es más fácil que la gente esté más entregada. Pero, sea donde sea, siempre me sorprende la cálida acogida que recibimos. Creo que el gallego es medianamente fácil de entender y que la gente de fuera de Galicia puede captar bastante bien el sentido de mis canciones, pero no es lo mismo tocar delante de mis amigos, que se identifican mucho con lo que digo, que hacerlo en otros lugares, donde quizá valoran más la energía y la fuerza del proyecto.
–¿Qué papel juega el gallego en su música y en su identidad?
–Cantar en gallego puede entenderse como un acto de resistencia ante la falta de apoyo institucional que recibe la lengua. Al final, el gallego no siempre cuenta con el respaldo que merece por parte de las estructuras oficiales. Existe una situación de diglosia: gallego y castellano no tienen el mismo peso a nivel institucional. Pero para mí es algo mucho más natural: es la lengua con la que he crecido, y no tendría mucho sentido que cantara en castellano o en inglés.
–Como hablante y músico, ¿cómo percibe usted la situación actual de la lengua? ¿Cree que está viva entre la gente o más bien relegada a un segundo plano?
–Cuando mi madre era pequeña, era la lengua que usaba la mayoría de la gente, pero eso ha ido cambiando. Hoy en día vivimos una situación paradójica: a nivel cultural, se ha puesto muy en valor, pero al mismo tiempo convive con la realidad de que cada vez menos personas lo usan en su día a día. Aunque se habla menos, lo cierto es que la mayoría de los grupos nuevos que van naciendo cantan en gallego.
–Sí que es verdad que, en los últimos años, cada vez hay más artistas que usan el gallego y logran trascender fronteras, como The Rapants o Baiuca, ¿no?
–Siempre ha habido un montón de proyectos increíbles en gallego, como Familia Caamagno o Terbutalina, que para mí son un referente. La diferencia es que ahora tienen mucha más repercusión: de un tiempo a esta parte, la gente está más abierta a escuchar grupos que cantan en gallego, a ir a sus conciertos y a darles una oportunidad, algo que antes no ocurría, y no porque fueran mejores o peores. Antes, los festivales traían a bandas como Editors o Los Planetas, mientras que ahora es más fácil que en sus carteles haya cosas de aquí.
–En los últimos años, no han parado de tocar por su tierra: da la sensación de que llevan tiempo sin descanso, dando conciertos prácticamente todas las semanas
–La verdad es que todavía me sorprende que, después de todo lo que hemos tocado en Galicia, sigan llamándonos para hacer mil cosas y la gente siga queriendo vernos. Por suerte, muchas personas han conectado muy bien con lo que hacemos, no solo en Galicia, sino también fuera: últimamente hemos tocado en muchos sitios por España, en abril estuvimos en Portugal y en noviembre cruzaremos el charco. La verdad es que me hace ilusión tocar en Torrelavega, porque aún no me creo que vaya a estar tocando junto a gente tan grande como Teenage Fanclub y Lagartija Nick y encima es uno de esos festivales a los que hay apoyar, que apuestan por cosas diferentes y cuidan al público y los artistas.
–Combinan electrónica, berridos, letras en gallego y temas que transitan entre la resignación y el desgaste de una generación. A primera vista, no parece un cóctel que grite éxito, pero ahí están.
–Hostia, es que menudo combo, ¿no? (ríe). No somos Imagine Dragons, pero conseguimos tocar y mantenernos activos. Si le cuentas a alguien que esto iba a ser un rollo entre electrónico y punk en gallego, con gritos a tope, nadie habría apostado por mí. Al final nunca sabes qué va a funcionar: nuestra canción más popular, 'Esta Pena Que a Veces Teño', es bastante rara, casi rap, pero es la más coreada y la que más ha calado entre el público. Luego hemos sacado muchas más cosas, algunas que yo creía que podrían tener más éxito porque son más 'family friendly', menos raras, pero no fue así.
–¿Cómo está viendo la acogida de 'III', su último disco?
–En este álbum incorporamos definitivamente las guitarras, algo que ya veníamos trabajando en nuestros conciertos. Queríamos crear un disco ruidoso, con mucha distorsión y fuzz, y en ese sentido llevamos aún más lejos la apuesta por el ruido y el alboroto.
–Me comentaba que 'III' es su disco más 'rockero', pero creo que el proyecto aún está lejos de ese género. ¿Realmente ven el proyecto como algo rock? ¿O el rock es más bien una actitud?
–Me gustaría hacer un disco al estilo de los Ramones, pero cuando componemos arrastramos esa parte electrónica del proyecto. Es curioso, porque si dependiera de cada uno de nosotros haríamos cosas muy diferentes: yo, en mi casa, escucho y me motivo con grupos como Black Sabbath o Motörhead; María haría un mejunje de estilos, y si fuera por Clara, haríamos 'bossa nova'. Cada vez estoy más cerca de convertirme en un señor intransigente con todo lo que no sea rock, pero es que ya no tengo 19 años, ahora tengo 30. Ya no estoy en el rollo de la juventud.
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