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La cantante Vega DM

Vega

Cantante y compositora
«He cerrado las puertas a las prisas para asentarme en un lugar distinto como músico»

La artista cordobesa recala esta noche en La Plaza, compartiendo escenario con Coque Malla

Sábado, 13 de septiembre 2025, 10:43

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«Es un sitio importante para mí por muchas razones», dice Vega de Santander a donde tiene ganas de llegar. Será esta noche, en el ciclo La Plaza. Entre esos aspectos que hacen la cita señalada está «compartir escenario» y hacerlo dentro de una gira «bonita y especial».

Se siente, la cordobesa, «inusualmente calmada y feliz, cosa que no sé si es buena o mala». Con su voz grave y su conversación pausada, reflexiona con profundidad de cada tema que se le plantea. No es de las que responde sin más.

Reconoce estar «en un momento muy dulce de mi carrera, disfrutando mucho de lo que estoy haciendo, sin prisas y muy orgullosa de la decisión de no dejarme arrastrar por la inmediatez de todo», explica. Calma respecto al disco, a los conciertos. Exigente por naturaleza, escucharla en este modo casi zen resulta sorprendente. «En 22 años, hay una primera vez para todo», añade.

Con 'Ignis', su último trabajo, le cambió la la percepción que tenía con cada disco que sacaba». Pero con esas dos décadas, llega un momento, con respaldo a nivel de industria, de nominaciones a premios dentro y fuera del país, viendo que «todo son finales y no arrancan», se planteó ser ella misma la chica que es feliz en los principios, sin caer en las prisas, y comprobando «que las cosas funcionan bien». «Quizá sea la edad y la madurez», valora.

Acostumbrarse a algo dentro de una sociedad absolutamente finalista, encaminada a ese final de los procesos y su evaluación, estando expuesto, como es el caso de los artistas, «genera estrés y genera ansiedad, pero, sobre todo, genera un mundo que es irreal».

Los derroteros actuales de la industria los conforma el lugar al que nos hemos llevado, «no quiero responsabilizar a nadie», matiza. «Ese fast food para todo, en todos los servicios, en todo lo que hacemos, incluso en sentir las cosas, disfrutarlas o sufrirlas», enumera. Así, «los duelos ya no son tan duelos» y las alegrías pasan rápido. Una evolución que «honestamente, me ha traído un poco de cabeza». Independiente desde 2013, cuando montó su propio sello, «mujer dentro de la industria discográfica, que ya me gustaría ver a muchos en mi lugar», no pide compasión; todo lo contrario. «Entras en una espiral de autoexigencia que no es nada sana». En este disco, por primera vez, ha dicho: «no hay singles, no hay colaboraciones, a quien le guste bien y a quien quiere entrar en este viaje de las emociones, de querer vivir a otro ritmo, bienvenido, y al que no, pues que le vaya bonito». Asume que no está en su mano cambiar el ritmo al que gira el mundo.

Ese viaje de emociones se amarra a dos extremos, del quiero y el puedo, como una noria de sentimientos apoyada en sus letras. «¿Quién no vive eso?», se pregunta Vega. «Nada es blanco ni negro, pero estamos constantemente pasando de uno a otro y esta noria se produce por la sensacion de querer vivir en los grises». La compositora fue «muy libre» a la hora de escribir, al no tener la pretensión de que 'Ignis' terminase siendo un disco. «En la misma canción puedo plantear: me estás haciendo daño, pero cuidado, que ya me he dado cuenta y estoy saliendo de esta mierda, por resumirlo sin la poesía posterior».

Ahora, esa libertad es su planteamiento de trabajo. «Es que no sé si sabría volver a lo de antes», cuestiona. «Estoy muy orgullosa de lo que he hecho hasta ahora, de mi equipo, de cómo funciona La Madriguera; esto es lo que quiero». A punto de cumplir los 47 «ya no es una cuestión de voluntad sino que con este disco cerré puertas a cosas precisamente por no querer entrar en la urgencia constante y querer asentarme como músico desde una butaca distinta». Una butaca en la que «me preocupa qué es lo que hago, cómo quiero hacerlo con mi público no como último, sino como primer eslabón de la cadena».

No cree en esa máxima de que los artistas hacen discos que deben satisfacerles a sí mismos; «Para eso no nos hace falta editarlo; nuestra satisfacción pasa porque ese disco llegue a un público, un público que lo disfrute y lo interiorice».

Vega destaca de forma entusiasta el papel de su equipo. «Siempre he querido ser cantante de un grupo, no quería ser un solista», para empezar. «Tengo la suerte de tener una familia que para mí es clave y una familia de amigos elegidos». Dice tener la necesidad de trabajar con personas que se sientan cuidadas, «con un empeño real en que las cosas se pueden hacer de otra forma». Al fin y al cabo, pasan juntos el cincuenta por ciento de su vida «y soy la más sindicalista de todos nosotros».

Dentro de ese equipo que la rodea está Ricky Falkner, productor y guitarrista «que tiene una sonoridad muy propia». Fue él quien recibió las canciones desnudas. A guitarra y voz, con la premisa de que hiciera el disco si creía en ellas, cada una yendo por donde pidiese. «Me gustan todos los géneros, en el sentido de que el género soy yo, el género es Vega y a partir de ahí que suenen como tengan que sonar». El resultado es dulzura, ternura, canciones para bailar la pena, y finales donde afirma «no te mereces ni siquiera esta puta canción». Es verdad, Vega ha vencido a Leviatán.

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