Borrar
'Jorge Backliner', la mano que pone a punto los instrumentos de las mejores bandas

'Jorge Backliner', la mano que pone a punto los instrumentos de las mejores bandas

Los técnicos de escenario pasan desapercibidos para el público, pero son los encargados preparar los instrumentos y el escenario antes de los conciertos | El madrileño Jorge Fernández es uno de los 'backliner' de referencia en nuestro país y este sábado pisa Santander con la banda de rock Diavlo

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Martes, 5 de febrero 2019, 15:31

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

El catálogo de bandas y artistas que han contado con los servicios de Jorge Fernández es interminable: 091, Antonio Vega, Manolo García, Sober, Supersubmarina y Andy & Lucas han pasado por sus manos, entre muchas otras formaciones.

Jorge, técnico encargado de preparar los instrumentos antes de cada concierto (lo que se denomina 'backliner') lleva años siendo una pieza clave en los conciertos de Lori Meyers y actualmente se encuentra inmerso también en las giras de Ska-P, Juan Perro y Diavlo, banda de rock que actúa este sábado nueve de febrero en la sala Sümmum de Santander.

Casi todas las grandes giras de este país cuentan actualmente con al menos un 'backliner' en sus filas, una profesión en la sombra cuyo trabajo consiste en montar y probar el equipo de los músicos antes de un concierto: afinar guitarras, cambiar cuerdas, preparar los amplificadores... «La gente sólo llega a ver que hay momentos durante los conciertos en los que una persona se lleva el instrumento que estaba usando un músico y se lo cambia por otro sin que el ritmo del show se resienta. Parte de nuestra tarea es pasar desapercibidos».

- Es la tercera vez que pisa Santander por trabajo en los últimos meses

- Así es. Los conciertos en Santander son muy duros, ya que hablamos de una ciudad muy húmeda, y por ejemplo, instrumentos como los banjos y las guitarras acústicas sufren muchísimo y se desafinan con facilidad. Los banjos son instrumentos muy inestables, completamente artesanales, con una caja que tiene un parche, un mástil y unas cuerdas, y a ese parche le influyen mucho elementos como la temperatura, la humedad o incluso un foco directo de luz en el escenario que hace que se expanda y se desafine. Por ejemplo, durante el concierto de La Maravillosa Orquesta del Alcohol en Santander, el pasado noviembre, Jacobo, que toca el banjo, tenía que ir repasando la afinación durante las estrofas de canciones en las que no intervenía. No es el único instrumento complicado que he tenido entre manos. Andy & Lucas llevan en su set un tres cubano, una especie de pequeña guitarra española con tres cuerdas dobles que es infernal para un técnico.

- Si, como en ese caso, empieza a trabajar con una banda nueva y en su set lleva un instrumento diferente ¿cuál es el primer paso que da?

-Tienes que estudiar el instrumento: qué características, qué afinaciones y qué posibilidades tiene. La suerte que tenemos hoy en día, no sé cómo lo harían en los años setenta, es que abres internet y enseguida tienes toda la información que necesitas.

- ¿Cómo se forma una persona para ser 'backliner'?

- En España no existe una formación específica para técnicos de escenario, mientras que en otros países como Francia e Inglaterra hay academias, gremios e incluso sindicatos. Un problema derivado es que toda la formación que existe, todos los manuales sobre un determinado instrumento, está todo en inglés. Al final la rutina se basa en descargar el PDF de un instrumento y estudiarlo a fondo. Luego llegas a los primeros ensayos con una banda y ves cómo va montado, cuáles son los circuitos y qué puede fallar. Yo no había tocado un banjo en mi vida y apareció La M.O.D.A. con dos. El primer día cambias las cuerdas y a partir de ahí vas viendo cómo funciona. Pasa con todos los instrumentos, sea un banjo o un teclado, como en el caso de JJ Machuca de Lori Meyers, que lleva cinco teclados en los conciertos.

- ¿Cómo fueron sus primeros pasos en la profesión?

- Yo he sido totalmente autodidacta. Era un músico mediocre que empezó a trabajar en una discográfica haciendo pequeñas labores de producción en salas y un día me pidieron ir a ayudar al grupo Iguana Tango en un concierto en Orense, ya que controlaba de instrumentos y pedales. Acabé en la Plaza Mayor de Orense en diciembre, a tres grados de temperatura, con los instrumentos sufriendo muchísimo. Pero salió bien y me pidieron que me quedara con ellos el resto de la gira. Casi todo el mundo llega de rebote a la profesión y muchos son músicos, ya que hay un trabajo de campo ya hecho. Ves los mismos problemas que a ti te habían pasado. Hay muchos equipos que nunca has probado, pero el principio fundamental es exactamente el mismo; una línea de corriente que sale de un instrumento, pasa por un pedal que crea algún efecto y llega a un amplificador. Todos los problemas son una cuestión de lógica: qué ha podido fallar, dónde ha fallado e ir directamente a la parte donde está problema.

- El catálogo de grupos de los que ha formado parte es bastante grande

- Estuve trabajando con Antonio Vega el año en el que falleció, con Supersubmarina en su última gira, con 091 en su regreso, con Andy & Lucas durante ocho años e incluso con el músico británico Albert Hammond. El accidente de coche de Supersubmarina volviendo de un concierto fue muy doloroso. En ese momento yo me encontraba inmerso en el 'tour' de regreso de 091, ya que Supersubmarina entraba en el proceso de grabación de su nuevo trabajo. Pero bueno, gracias a Dios tengo noticias regularmente y están todos bien. Sería maravilloso volver a pisar un escenario con ellos.

- Trabajando con varios grupos a la vez, parece casi imposible que no se solapen conciertos. De hecho, en el festival Sonorama estuvo trabajando con cuatro bandas en dos días.

- Hay bandas con las que me comprometo a trabajar en exclusiva, como Lori Meyers, mientras que otras me permiten usar sustitutos de confianza en determinados momentos: tú eres un técnico de primera división y necesitamos que venga un profesional similar. Yo en contraprestación busco a alguien mejor que me sustituya. Y en muchas ocasiones yo mismo he sustituido a gente de otras giras. Estuve trabajando en varios conciertos de Xoel López, ya que su 'backliner' es el mismo que el de Izal. Sustituí a Javito González Coll en un par de bolos de Iván Ferreiro, ya que también trabaja con Vetusta Morla y ahí no puede fallar. Y estuve en dos conciertos de Loquillo debido a que su técnico se casaba. El año pasado hice 82 conciertos. Hasta entonces sólo había alcanzado los 64 en un año. He llegado a trabajar un viernes con Sexy Sadie en Bilbao, el sábado con Lori Meyers en Tomelloso —Ciudad Real— y el domingo con Xoel López en Ferrol. Soy un poco animal y con tal de no perder un bolo hago encaje de bolillos, duermo poco y cojo un BlaBlaCar o un tren para recorrer España.

«Todos los problemas son una cuestión de lógica: qué ha podido fallar, dónde ha fallado e ir directamente a la parte donde está problema»

- ¿Cuántos técnicos de escenario de primera división hay en nuestro país?

- Yo diría que sobre veinte 'backliner', siendo benévolo. El circuito tampoco es tan grande. Eso sí, hay profesionales históricos que llevan dos décadas currando en la profesión. En Navidad quedamos todos a tomar algo y recuerdo la anécdota: «Hostia, una gamba en mal estado ¡y se acaba el rock hasta agosto!». Había gente de casi todos los grandes 'tours' de este país.

- ¿Prefiere trabajar solo o acompañado?

- En los conciertos de Lori Meyers somos dos 'backliner' y yo me encargo de un lado del escenario, mientras que en la última gira de La MODA. he trabajado yo solo. Con Manolo García hace varios años íbamos tres técnicos de escenario. En los conciertos de La MODA acababa priorizando: ¿quién es el músico más importante? El cantante principal. ¿Quién va en segundo lugar? Si te anticipas a los movimientos es difícil que algo falle. Hay que llevar a cabo una labor de preproducción para evitar que falle todo lo que sea susceptible de que pueda fallar, algo que se hace dos meses antes de todas las giras grandes. Se ensayan las canciones, los cambios de guitarras y las salidas y entradas de los músicos en el escenario. Todo está medido.

- Resulta curioso que Lori Meyers lleve dos 'backliner', mientras que La MODA. cuente con un solo técnico, pese a ser siete músicos sobre el escenario.

- Es una cuestión de presupuesto: si todos los grupos pudieran llevar una o dos personas lo harían, pero es un gasto añadido en una gira. Por regla general, en las grandes bandas de este país van como mínimo dos profesionales. La MODA el año pasado hizo 105 conciertos, ha dado un salto brutal en todos los sentidos, pero acaba de entrar en primera división. Este año valorarán llevar dos 'backliner' en sus conciertos, porque ha sido un año duro y porque salen al escenario y una sola persona sufre bastante. Al final es una cuestión de minimizar riesgos. Los grupos extranjeros saben muy bien de la importancia de contar con varios técnicos de escenario. Los suecos Mando Diao son cinco músicos y llevan un profesional para cada músico. ¿Por qué? Porque tienen claro que esa parte no puede fallar. En España encontramos giras importantes, como la del músico santanderino Ángel Stanich o la de la formación sevillana Full, que no llevan consigo un 'backliner', montan y desmontan todo ellos.

- Ángel Stanich lleva dos años sumido en una gira muy extensa, llegando a tener semanas en las que ha dado cinco conciertos en cinco días seguidos.

- Es un artista muy grande a nivel nacional, pero de momento ha decidido no contar con un técnico de escenario. La banda vasca Shinova, que empieza a tener bastante repercusión, lleva consigo a un chavalillo que se encuentra aprendiendo la profesión, algo que también es una buena opción. Ese chico va a llegar muy alto. Los murcianos Viva Suecia, por ejemplo, llevan a un amigo con ellos. Le pidieron ayuda en el primer bolo que hicieron y han ido creciendo todos a la vez. La banda se ha convertido en un referente en este país y su 'backliner' se ha convertido en un gran profesional.

- Las grandes bandas de este país también tienen que invertir en operarios de sonido, de luces…

- Con Lori Meyers hemos estados viajando el año pasado 19 personas, varias furgonetas y una logística importante ¿Por qué? Porque hay cuatro departamentos en la banda: de 'backline', de sonido, de luces y de vídeo, que se encarga de todos los visuales que se proyectan en el escenario durante los conciertos. Si quieres un show guay, tienes que invertir en técnicos. Es la mejor manera de asegurarte el curro. Vetusta Morla lleva 21 personas de gira. De Izal desconozco el número exacto, pero llevan un autobús con camas en el que van viajando todos. Un 'tour' como el que realizan esas bandas es imposible soportarlo si no tienes un número amplio de gente detrás, ya que al final hablamos de montajes muy gordos. Hay tal trabajo detrás de esas giras que la gente alucinaría si pasara un solo día en ellas.

- ¿Y si hablamos de grupos internacionales?

- En nuestro país estamos creciendo mucho a nivel de producción de conciertos, pero luego ves a una banda extranjera y te das cuenta de que ellos también están creciendo y seguimos lejos. ¿Qué ventaja tenemos en España? Que tenemos técnicos que no desentonarían en ninguna gira internacional. En el caso de Liam Gallagher en Sonorama, por ejemplo, teníamos programado entrar en la parte de atrás del escenario para montar nuestro equipo, pero el 'staff' de Liam Gallagher decidió no dejar entrar a nadie durante 45 minutos. Retraso nuestro montaje 45 minutos y tuvimos que montar en sólo 35. Si es un montaje pequeño, juegas con un margen pequeño, pero en el caso de La MODA estamos hablando de un montaje muy grande. Los componentes de la banda tuvieron que montar conmigo, sudando todos como pollos, pero hay que evitar que eso suceda, ya que no es su trabajo, es el mío; ellos se tienen que dedicar a tocar. Ahora comienza la gira de Diavlo y no pienso dejar que los chicos monten sus instrumentos; su trabajo es tocar. En muchas ocasiones tengo que echar a los músicos del escenario por este motivo.

- Comienza el 'tour' de Diavlo, un grupo de rock que ha tenido bastante notoriedad a nivel nacional en los últimos meses, ¿cuánto llevan preparando la gira?

- Hace semanas que tenemos todo preparado. Diavlo ha tenido bastante repercusión, ya que no sólo estamos hablando del nuevo proyecto del batería de Dover, hablamos de que ahora mismo no hay bandas en el circuito nacional con la misma energía. Sexy Zebras y Dinero son de los pocos grupos en este país que han llegado a meter rock duro, pero Diavlo va un punto más allá. Hay que sumar a esto que el interés en la banda que se generó después de actuar en el programa de televisión de La Hora Musa fue espectacular, al día siguiente llamaron muchos promotores. Este año también estoy trabajando con Juan Perro y estaré inmerso en el nuevo proyecto de Luis Alberto, de L.A., con el que llevo años trabajando, y en la gira de Ska-P. Enero y febrero son meses en los que los grupos salen menos de gira y es en marzo cuando comienza a sonar el teléfono, pero Ska-P se adelantó, me llamó a finales de diciembre y este año es mi grupo principal, ya que Lori Meyers no tiene conciertos.

- ¿Cuál ha sido el peor día de su carrera como 'backliner'?

- El concierto de L.A. en el festival Interestelar de Sevilla hace dos años es el día más complicado que he tenido en toda mi vida. Enchufamos todo el material y no funcionaba nada, demoledor. La sensación de pensar: quedan diez minutos para empezar el concierto y nada arranca, quedan cinco minutos y sigue sin arrancar, es la hora y seguimos solucionando problemas. Empezamos tarde y sólo pudimos tocar durante algo más de media hora. Los festivales son así, si tu palmas, palmas, porque el festival tiene horarios que cumplir. Añade que mientras estás trabajando hay 12.000 o 15.000 personas mirando al escenario, silbando, sin saber lo que está pasando y que lo único que ven son personas corriendo con caras de agobio. Hay que tener muchísima calma, si te empiezas a agobiar se genera estrés hasta en el público.

- ¿Quizá en ese sentido los conciertos en salas son más cómodos que las actuaciones en un festival?

- ¡Qué va! En los festivales todo está hipercontrolado, en el concierto de L.A. falló nuestro sistema. Cuando tocas en una sala, sí que es verdad que llegas por la mañana o al mediodía, montas y haces una prueba de sonido con tranquilidad. En un festival hay un montón de grupos y no es totalmente tu público, sino que es un evento pensado para que salgas, cumplas un horario y te vayas. Pero a nivel técnico, los festivales están muy controlados y tienen todas tus necesidades de producción con meses de antelación.

- ¿Cuál es la mejor parte de su profesión?

- Luis Alberto, de L.A., lleva una guitarra Fano RB6 que es única en nuestro país, muy rara de ver. También tiene una Epiphone Electar original del año 1938 en perfecto estado, un instrumento mágico. Las primeras palabras que dije cuando la vi fueron algo así como «Hostia, ¿de dónde has sacado eso?». Y aún recuerdo ese momento en el que el músico británico Albert Hammond me pide que le cambie las cuerdas a una guitarra y aparece con su Martin del año 1964, con la que tiene una foto en Woodstock. Si yo he tenido acceso a auténticas reliquias, no me quiero imaginar lo que tiene que ser formar parte de las giras de U2, Metallica o Muse. Pagaría por trabajar en ellas.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios