«El sentimiento de inferioridad por venir de una zona rural debería desaparecer»
Tres veinteañeros de Casas de Don Pedro, un pueblo de la llamada Siberia extremeña, llenaráneste viernes la sala Niágara con su 'Revolá'
Vienen de la Siberia extremeña, de Casas de Don Pedro, un pueblo de Badajoz que está a casi dos horas en coche de la capital de su provincia. Tras emigrar a Madrid en busca de oportunidades, regresaron a su tierra natal para demostrar que es posible levantar «un proyecto grande desde un lugar pequeño». Son Carlos, Juan y Víctor y lo suyo son guitarras, pero también una defensa de su cultura y de un mundo rural al que pocas veces se presta atención. Este viernes, a las 21.30 horas, estarán en la sala Niágara de Santander.
- Se fueron de su pueblo en busca de un futuro mejor, pero acabaron volviendo, ¿qué les hizo regresar?
- Con diecisiete años nos fuimos a Madrid con la idea de seguir estudiando, porque pensábamos que era la mejor manera de abrirnos camino. Luego nos dimos cuenta de que, si de verdad queríamos hacer lo que hacemos ahora, defender nuestra tierra y a nuestra gente, lo más sensato y lo más creíble era hacerlo desde nuestro pueblo, desde donde somos felices.
- ¿Qué supone para ustedes intentar destacar desde un sitio tan pequeño y apartado?
- Lo de venir de un pueblo de mil habitantes, alejado de todo, tiene sus cosas buenas y sus cosas malas: vivimos los tres casi al lado y pasamos los días haciendo lo que más nos gusta, pero muchos fines de semana nos toca hacer mínimo siete horas de furgoneta si queremos tocar. Eso sí, cuando estamos en casa disfrutamos de una tranquilidad y de un ritmo de vida que en otro lado no tendríamos. Somos amigos de toda la vida: fuimos al mismo colegio, empezamos a hacer música sin nombre ni planes, simplemente porque nos divertía, y con los años nos dimos cuenta de que era lo que realmente queríamos hacer.
- ¿Qué mensaje darían a los jóvenes que sienten que tienen que elegir entre quedarse en su tierra o marcharse a buscar oportunidades fuera?
- Que hagan lo que quieran, lo que les nazca. Creo que ese sentimiento de inferioridad que mucha gente tiene por venir de una zona rural debería desaparecer, porque venir de un sitio como el nuestro tiene muchas más cosas buenas que malas. Durante años, muchos se sentían inferiores por no ser de una gran ciudad, pero eso está cambiando.
- En 'Revolá', su primer disco, cuentan por qué tuvieron que emigrar y por qué acabaron volviendo a su tierra. ¿En qué momento decidieron contar su historia?
- Es un trabajo hecho por tres chavales que cuentan todo lo que han tenido que vivir para llegar a donde están ahora. El álbum está dividido en tres partes: en 'Jaribe' hablamos de lo bonito que es pasar la infancia en tu pueblo, rodeado de primos y amigos; en 'El barrunte', con canciones como 'Septiembre', abordamos ese momento duro en el que todos tus amigos se van a estudiar o trabajar fuera y te planteas que quizá deberías hacer lo mismo; y en el tercer capítulo, en 'De vuelta a las capitales', hablamos de por qué quisimos volver a nuestra tierra y, desde ahí, demostrarle al mundo entero que es posible sacar adelante un proyecto grande desde un lugar pequeño. Revolá es una palabra extremeña que se usa cuando va a cambiar el tiempo o alguien cambia de aires, y nos pareció perfecta para reflejar nuestra historia.
- En 'Septiembre' describen muy bien ese momento en el que la gente de los pueblos se marcha a las ciudades, con frases como: «Que a veces el tiempo no avisa, ya casi siempre somos menos en los bares»
- Es la canción que mejor representa todo lo que hemos hablado. Se dice mucho que lo nuestro es una reivindicación de lo rural, pero yo creo que, más que reivindicar, lo que hacemos es contar una realidad que mucha gente desconoce. Nuestra tierra, Extremadura, es una de las regiones más olvidadas por las instituciones y, para colmo, venimos de lo más profundo de la provincia, de la comarca de La Siberia, de una de esas zonas a las que nadie presta atención.
- Desde su punto de vista, ¿qué haría falta para volver a situar a los pueblos, a lo rural, en el mapa?
-Hay cosas que obviamente son imposibles de cambiar. Hoy en día se puede estudiar de mil maneras, pero en un pueblo nunca va a haber una universidad. El verdadero problema no es ese, sino que desde pequeños nos educan con la idea de que, a los 17 o 18 años, tienes que hacer la maleta y marcharte a una gran ciudad para prosperar. Lo que nosotros queremos es que la gente se plantee si de verdad quiere irse del pueblo o no, pero que se hagan esa pregunta de verdad. Y que, si deciden marcharse, sea porque quieren, y no porque desde niños les han hecho creer que quedarse allí es sinónimo de ser un fracasado.
- Con el éxito que están teniendo, ¿cómo es el día a día en su pueblo? ¿Son la comidilla del lugar o siguen siendo los mismos de siempre para sus vecinos?
- En nuestro pueblo somos estrellas: nos ven por las redes, dando entrevistas y tocando en mil sitios, junto a gente que ya tiene una carrera larga y un nombre, y flipan. ¡Hasta nos paran por la calle y nos preguntan! Estamos muy contentos porque la gente de nuestra tierra es la primera en alegrarse por todos nuestros éxitos.
- Hace dos semanas tocaban en Lugo, la semana pasada en Asturias y hoy están en Cantabria: no se me ocurre mejor indicador de lo bien que les están yendo las cosas.
- En la vida nos hubiéramos imaginado que íbamos a acabar tocando en sitios como Castropol, ante un montón de gente que se sabía muchas de nuestras canciones. Cuando nos dijeron que las entradas de Santander se habían agotado, alucinamos: ¿en qué momento hemos llegado a llenar una sala, aunque sea pequeña, tan lejos de casa? Este año daremos unos 100 conciertos, casi nada.