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JP Harris en la Sala Niágara Alberto Aja
DMúsica

JP Harris, un trotamundos con guitarra

El músico de Alabama terminó en la Sala Niágara su gira española presentando su último disco, de la mano de Los Huesos de Portobello

Miércoles, 28 de mayo 2025, 14:52

Delgado como un junco, tatuado hasta –literalmente– las orejas y con una barba de dos palmos, JP Harris (Montgomery, 1983) pasaría perfectamente por un redneck sentado en el porche de su cabaña a los pies de los Apalaches en su Alabama natal viendo atardecer. Pero en lugar de eso, casi por casualidad, como explicó en la sala Niágara, se hizo músico y ya lleva, vía azar, cinco discos publicados. El último, 'JP is a trash fire', (Bloodshot Records) lo publicó el pasado año y con él anda de larga gira por Europa. 12 shows le quedan tras la parada en Santander, de la mano de los siempre certeros Los Huesos de Portobello, empeñados en sacar a la ciudad del sota, caballo y rey musical.

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Harris regresaba a Santander con The Tough Choice, banda formada por Sam Leighton, británico, a la batería y tres músicos de Nashville; un brillante Sam Talmadge a la guitarra, un impertérrito (y también preciso) Nick Larimore al pedal steel y Alec O´Connell al bajo. Todos ellos retozando felices en las playas de Oriñón horas antes del concierto.

Un bolo de sonido clavado, limpio, tanteando blues, honky tonk, bluegrass actualizado y sin violín, y un rock sureño electrizado y electrizante en su parte final. Con el quinto disco recorrido casi por completo (sonaron 'Old fox', el low tempo de 'To the doves', 'Long in the tooth', 'Beautiful world', el puro sonido country de 'East Alabama' con referencias a su propio árbol genealógico o una 'Dark Thought' quizá desequilibrada en cuanto a volumen).

De ese álbum también sonó 'Write it all down', que sirvió para recordar a su «amigo, hermano», JD McPherson, productor del disco, al que conoció a partir de su trabajo como carpintero, y artífice de que algunas de estas letras terminaran viendo la luz. Ambos están de gira por Europa y coincidirán, de hecho, en Rotterdam.

No se quedó el recorrido del conversador, divertido, cercano y expresivo Harris de ceja levantada –como se echa en falta el relato al estilo Old Medicine Show en los impersonales números actuales– que introdujo cada tema con una anécdota de su vida de casi ficción, recorriendo el mundo sin rumbo desde que era un «young boy».

Recuperó también el que llama su 'hit', 'When I quit drinking', con el que exorcizó sus demonios sobre el alcoholismo, confiando en «ayudar a otros». La canción, incluida en 'Sometimes dog bark at nothing' (2018), fue banda sonora del melodrama cinematográfico, 'A cualquier precio' y le hizo ganar con su millón de reproducciones «como para un par de cajetillas de tabaco».

Ante un público ajeno a las modas, Joshua Pless, cansado de noches acumuladas, pero sin prisa, afirmó que echará de menos España, la comida, el ambiente y los muchos amigos que ha hecho por el camino, ofreció un viaje a su propia lectura de un sonido de raíz, al que dan ganas de volver. Y esperemos que así sea, que vuelva.

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