'Rigoletto', la hora de la verdad de la ópera

Una doble función, viernes y sábado, en la Sala Argenta, que se convertirá en el Palacio de Mantua, con entradas de preventa agotadas desde hace semanas, servirá para cerrar los actos por la conmemoración del 30 aniversario del Palacio. 'Rigoletto' es principio y final: fue esta, precisamente, la primera ópera representada en el Palacio treinta años atrás.

La producción corre a cargo de la Fundació Òpera a Catalunya que llega Cantabria de la mano de la Orquesta Simfònica del Vallès. Esta será la primera de otras colaboraciones entre la entidad catalana y la cántabra, que aspiran a desarrollar una labor didáctica en torno al mundo de la lírica y que, en los próximos meses, incluirá masterclass, seminarios o exposiciones.

El espectáculo compuesto por Giuseppe Verdi, cuenta con la dirección musical de Daniel Gil de Tejada, para quien «lo más sorprendente de este Verdi intermedio es cómo profundiza en la psicología de los personajes y, sobre todo, cómo la orquesta participa en ello». La dirección de escena y el vestuario son de Carles Ortiz y la dirección de escenografía de Jordi Galobart.

Drama, amor y venganza se suceden en el libreto estrenado en 1851 en el Teatro de La Venice, que tuvo graves problemas con la censura, al ser considerada inmoral en la época, lo que obligó a los autores a modificar los personajes iniciales. Basada en la obra 'El Rey se divierte' de Víctor Hugo, toma su nombre del personaje Rigoletto, un bufón jorobado en la corte del Ducado de Mantua. En el reparto es interpretado por Luís Cansino, figura destacada dentro del mundo de la lírica, al que acompañan Antoni Lliteres como Duque de Mantua, Elisa Vélez como Gilda o Jeroboám Tejera como Sparafucile, entre otros.

'Rigoletto' fue una ópera innovadora por su presentación de la sexualidad y la corrupción moral del poder, por la introspección y justificación emocional y psicológica de las acciones y actitudes de los personajes, y por el vuelco del estatus de los mismos como protagonistas; no son épicos y regios, sino retratos marginales. A nivel musical, Verdi rompe las rígidas estructuras sonoras tradicionales y cambia los clásinos números cerrados para dar paso a amplias escenas.

La representación en Santander es un doble cierre de temporada, no solo para el Palacio de Festivales, sino también para la propia compañía, que termina en la capital cántabra la gira con la que ha llevado este espectáculo clásico del bel canto por diez ciudades españolas.

Podría decirse que esta es la segunda representación de 'Rigoletto', pues el pasado viernes se vivió en otra estancia del Palacio, los talleres, su versión más 'macarra'. Emiliano Suárez y Macarena Bergareche formaron Ópera Garage para llevar este género a nuevos escenarios. Una versión que carece de orquesta y coros pero es fiel al texto original. Previamente, el clásico se representó en versión infantil con 'Te cuento una ópera: Rigoletto', con idea y dirección de Gustavo Moral.

La versión modernizada de David Livermore de la zarzuela 'Luisa Fernanda', el pasado mes de abril, completó la recuperada oferta lirica del Palacio.

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