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¿Y si Cantabria saliera del euro?

¿Y si Cantabria saliera del euro?

Mientras Europa enfrenta la posible salida de la UE de Reino Unido, y algunos políticos y economistas señalan que la moneda única perjudicó a España, la realidad de la región apunta hacia otro concepto: los 2.700 millones de euros que ha recibido de Bruselas desde 1989

Marta San Miguel

Domingo, 19 de junio 2016, 17:45

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Unir Europa lleva su tiempo. Guerras aparte, desde 1992 se está discutiendo por ejemplo la Unión Económica y Monetaria, que se concretó en el Tratado de Maastricht y que aún hoy, 24 años después, lo único unido que el término contempla es su símbolo. Si la UE es un mercado único en cuanto a tráfico de bienes y personas, las políticas unificadas sin embargo están llenas de barreras; hasta el punto de que los 17 países que en este momento forman parte de la moneda única se enfrentan, cada cual como puede, a su deuda: con recortes, y una desigual capacidad de hacer frente a la crisis en términos de crecimiento, desempleo, inflación y balance fiscal.

Antes de la crisis, la Unión Europea era lo más parecido a un bacanal financiero. Fluía el crédito con el fin de equiparar el desarrollo de las regiones, hacer más fuertes a las débiles, crecer juntos. Sin embargo la inversión desde Bruselas hizo que España terminara ebria y gastara a manos llenas en derroches, despilfarros y alguna que otra calamidad como el aeropuerto de Castellón. No es de extrañar que Miguel Sebastián afirmara en el Foro Económico de El Diario Montañés que entrar en el euro había sido una política errónea: "Nos equivocamos de idea de país", dijo el que fuera ministro de Industria del gobierno de Rodríguez Zapatero. El Banco Central Europeo nos había dejado "a los pies de los caballos", al permitir que la deuda de España adquiriera niveles insólitos (está casi al 100% del PIB del país) en pleno "desmadre del crédito".

Apechugar con los que tenemos es por tanto la receta que dispensan economistas, políticos y demás expertos que anticipan pero no preveen. Sin embargo, ¿qué pasaría si saliéramos del euro? La pregunta encaja si se atiende a lo que pasa al norte de nuestras coordenadas donde Inglaterra, que junto a países como Dinamarca no asumieron la moneda, está a punto de decidir si cambia radicalmente la idiosincrasia del bloque. El próximo jueves día 23 se enfrenta al 'Brexit', y el resultado plantea una posibilidad de coexistencia inédita desde Maastricht, el texto fundacional que ahora se convulsiona a golpe de referéndum.

La problemática desde 'casa' es distinta. En España el debate no es de pertenencia sino de convivencia, es decir, de cómo conseguir que la 'Unión' sea 'Europea' desde una perspectiva económica. Sin embargo, de un tiempo a esta parte lo inviable del euro ha saltado a los titulares y la actualidad. Las políticas de austeridad trazadas desde Bruselas elevaron las críticas sobre la idoneidad de seguir perteneciendo al euro. Grecia elevó el tono del discurso y finalmente Pablo Iglesias dejó caer la posibilidad de una salida en pleno apogeo de la formación morada. Luego matizó sus palabras, advirtiendo de que España seguirá en el euro, y en la misma línea se ha manifestado esta semana Alberto Garzón, líder de Iquierda Unida y compañero de colores para los próximos comicios de Iglesias, al decir que la salida de España del euro ahora sería inviable a pesar de que la móneda única "no había sido una buena política" porque vino a agravar los problemas que ya existían.

La unión hace la fuerza

La historia tiene un ejemplo de cómo la unión monetaria se tradujo en fuerza como país. Es el caso de Estados Unidos. Tras la Guerra de Secesión norteamericana, las 17 colonias decidieron unirse y crear los Estados Unidos de América, una unión basada no sólo en lo que suponía la bandera como concepto identitario sino en la creación de su moneda, el dólar, y por tanto la unificación también de la enorme deuda contraída para cada una de las colonias durante el conflicto bélico. Atendiendo a esta experiencia encaja la 'receta' por la que aboga la profesora de la Universidad de Cantabria, Ana Carrera: "La solución pasa por más Europa", dice tajante. "Es cierto que el euro adolece de problemas de diseño tanto económicos como políticos (entre ellos, el de ser una moneda sin un Estado detrás, o el de no haber avanzado más los estados miembros en la armonización de otras políticas económicas importantes, como la fiscal), pero un escenario sin él, en pesetas por ejemplo, hubiera sido nefasto para nuestro país".

Lo mismo opina otro economista, el profesor titular de la Universidad de Cantabria David Cantarero, quien explica que para Cantabria estar en el euro "supuso integrarse en el viento a favor que ha traido a nuestro país la integración en la moneda única". Es decir, más productividad, más prosperidad y riqueza, más entrada de inversiones y capital extranjero, lo que aumentó "el consumo y el crédito, y mejoró nuestra balanza comercial". Cantabria en ese sentido fue un "territorio receptor de fondos europeos y ayudas lo que aumentado nuestra convergencia con los estándares europeos", como sostiene el responsable del grupo de I+D en economía pública de la UC.

De 1986 a 2013, Cantabria ha recibido más de 2.700 millones de euros procedentes de los fondos estructurales y de cohesión europeos y que "han contribuido a financiar las principales fortalezas y oportunidades de nuestra región" como explica la profesora Ana Carrera, que cita como ejemplos recursos turísticos como el del Parque de la Naturaleza de Cabárceno, la neo-cueva de Altamira o la restauración el Palacio de la Magdalena; reformas importantes y robotización del Hospital Valdecilla, mejoras notables en la red de saneamiento y abastecimiento de agua, la digitalización de nuestra comunidad autónoma, la modernización y el sostenimiento de nuestro sector primario y la financiación de centros universitarios punteros en investigación biotecnológica e hidráulica, entre muchos otros.

"Otro resultado reseñable es que, según Eurostat, en los 20 primeros años, la renta por habitante de nuestra región se ha elevado desde el 75% de la media europea hasta el 103% en 2006", afirma la economista. "Los últimos diez años y como consecuencia de la grave crisis económica iniciada en 2009, que como se sabe, ha incidido sobremanera en nuestro país y en nuestra región, la renta ha disminuido situándose en el 94% de la media comunitaria".

La convulsión, de cerca

Más que salir del euro, lo que en verdad enfrenta a corto plazo la región y el país entero es al efecto que pudiera tener el resultado del 'Brexit', previsto para el 23 de abril. De abandonar Reino Unido la Unión Europea, las consecuencias para Cantabria serían directas y claras como enumera la profesora Carrera. Para empezar, la volatilidad de las divisas introducirá una incertidumbre adicional en la economía y los negocios; en segundo lugar, la tasa arancelaria encarecerá tanto las exportaciones (visitas de los turistas británicos a nuestra región, compra de viviendas, productos o servicios cántabros, o la expansión de empresas cántabras en Reino Unido, por ejemplo), como las importaciones (nuestros viajes a Reino Unido por turismo o estudios o los productos o servicios ingleses que consumimos).

Por último, las nuevas limitaciones a la movilidad transfronteriza de turistas, estudiantes y trabajadores, incrementarán su coste tanto en términos burocráticos como monetarios y, por tanto, se reducirán las oportunidades para la realización de este tipo de actividades.

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