Cantabria se prepara para la llegada de Verifactu y la facturación electrónica
Pymes y autónomos son los que están teniendo más dudas a la hora de adaptarse al nuevo sistema que favorecerá un mayor control fiscal
Los sistemas de facturación de muchas empresas y trabajadores autónomos van a cambiar el próximo año. Y las modificaciones, como siempre, traen consigo dudas. ... En este caso por partida doble, porque la transformación viene por dos vías. Por un lado, está la adopción inminente del sistema Verifactu y, por otro, para más adelante está prevista la factura electrónica. Ambas cuestiones se tienden a confundir, pero, aunque vinculadas, no son exactamente lo mismo. El ajetreo es tal, que de un tiempo a esta parte las principales organizaciones y colectivos empresariales y de profesionales por cuenta propia de Cantabria han organizado convocatorias presenciales para explicar el proceso y se está prestando en muchos casos asesoramiento personalizado.
«Alarma innecesaria», «caos» y «revuelo» son algunos de los términos que utilizan los grandes colectivos empresariales de la región al ser preguntados por cómo se está afrontando el reto. «Ha habido muchas consultas», explican desde CEOE-Cepyme, que el pasado 13 de noviembre celebró un encuentro al que asistieron 90 empresarios de la región para solventar dudas. También trasladan la misma situación desde la Cámara de Comercio, que igualmente realizó una cita similar en octubre con el fin de ayudar a que el tejido empresarial de la región afronte este cambio normativo con garantías y sin dejar su adaptación para el último momento porque «existe mucho desconocimiento».
En su contexto
Fecha
El sistema Verifactu entrará en vigor el 1 de enero de 2026 para sociedades (empresas y pymes sujetas al impuesto sobre sociedades) y el 1 de julio para el resto de los autónomos y profesionales liberales, salvo contadas excepciones.
Objetivo
El sistema garantiza que las facturas y tiques no puedan manipularse y queden trazados y verificados; además, en la modalidad Verifactu, los registros se envían automáticamente a Hacienda.
Adaptación
Las grandes empresas ya están adaptadas, la modificación impacta en pymes y autónomos. Muchos negocios ya cuentan con TPVs con sistemas que deberán adaptar, mientras que actividades con poca facturación pueden usar la plataforma gratuita de Hacienda.
Los plazos están a punto de vencer. Al menos para las empresas (personas jurídicas) sujetas al Impuesto sobre Sociedades que deben adaptarse al reglamento Verifactu desde el próximo 1 de enero de 2026. Por su parte, los autónomos y otros obligados tributarios tienen de fecha hasta el 1 de julio de 2026. ¿En qué consiste el cambio? En resumidas cuentas, cada factura o tique que expida un negocio llegará directamente a la Agencia Estatal de Administración Tributaria (AEAT) en un intento por aumentar el control fiscal y garantizar que dichos documentos no puedan manipularse y queden trazados y verificados ante Hacienda.
Con todo, desde la CEOE-Cepyme se resume que «su aplicación no es sencilla y presenta retos para micropymes y supondrá costes iniciales, pero también oportunidades como un mejor control y menos morosidad para empresas bien preparadas». Al mismo tiempo recalca la patronal que «quienes dependan mucho del efectivo o trabajo 'en B' verán un mayor riesgo de regularización o necesidad de adaptación». Fuera quedan las grandes empresas, que en su caso llevan adaptadas desde hace tiempo. De hecho, el presidente de la Asociación Cántabra de Empresa Familiar (Acefam), Vicente Alciturri, a preguntas de este periódico explica que «las 72 compañías integradas en el colectivo ya están preparadas porque las empresas con facturaciones por encima de los 6 millones de euros aplican desde 2017 un sistema compatible que es el Suministro Inmediato de Información (SII)».
Por eso, Alciturri circunscribe el quebradero de cabeza actual a «empresas más pequeñas y autónomos», que en muchos casos no tienen una estructura y equipos para afrontar grandes cambios. Por ello insiste en que no se ha facilitado la transición ante plazos tan ajustados, y echa en falta una mayor coordinación entre este cambio, el de Verifactu (al que se refiere como un tacógrafo para entender su utilidad y que promueve la AEAT) y la facturación electrónica, que corresponde al Ministerio de Economía. La segunda no tiene que ver en la relación con la administración, sino en digitalizar los documentos de transacciones entre particulares (proveedores y clientes). Este es un cambio que Alciturri menciona que sí es obligado y se está promoviendo desde la Unión Europea, pero no es tan inminente.
También la presidenta de la Asociación de Trabajadores Autónomos de Cantabria (ATA), Ana Cabrero, incide en esta cuestión. «No tiene sentido que al trabajador por cuenta propia se nos exija un tipo de registro electrónico de facturas cuando los autónomos aún no estamos obligados a facturar electrónicamente y probablemente no lo estemos hasta dentro de dos años como mínimo», colige la representante. Desde su colectivo también han tenido que atender a «numerosas consultas porque la implantación del sistema Verifactu está causando mucho revuelo e impone una obligación más al sector».
Soluciones
No obstante, hay quienes ven que el camino que abre Verifactu, y que luego tendrá continuidad con la facturación electrónica, ya no tiene marcha atrás. «Es el primer paso para la digitalización de todo el sistema y favorecer un mayor control». Lo explica Marcos Mazón, director del departamento fiscal de la gestoría Administrativa y Corredurías Víctor J. Carpintero. El gestor explica que el cambio más inminente, el de Verifactu, no implica grandes gestiones ni inversiones. Insiste en que actualmente «la mayoría de negocios, como los bares, por ejemplo, ya cuentan con una TPV o ERP para los tickets, lo único que van a tener que hacer es consultar a su proveedor si han actualizado el software para el nuevo sistema». Sin embargo, en el caso de actividades que no generen un gran volumen de facturación, por ejemplo un albañil, recomienda «utilizar la plataforma gratuita que ofrece la propia AEAT». Sí que incide en que «puede haber algún negocio que opere con una caja registradora antigua y sí necesite hacer una inversión para una tableta o un ordenador y tener conexión a internet», mientras que «las grandes empresas ya están adaptadas a este sistema».
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