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La Dirección de Nissan en la planta de Los Corrales de Buelna se ha reunido este miércoles con el comité de empresa para analizar la ... situación de la factoría dentro del anuncio global de 20.000 despidos que el fabricante de vehículos pretende aplicar en toda su estructura mundial.
En dicho encuentro, los responsables de la fábrica sí han confirmado que se pretenden cerrar siete de las 17 fábricas que tiene Nissan repartidas por el mundo, con el foco especialmente puesto en Argentina, India o Tailandia. Sin embargo, dichos ajustes se centrarían en instalaciones que sean ensambladoras y de montaje de motores. En Buelna, donde trabajan 512 personas, se hacen piezas que surten a otras factorías grandes, las que están bajo amenaza.
El problema podría llegar si dichos despidos y cierres golpearan a la planta de Sunderland, a la que suministra el centro cántabro. En cualquier caso, fuentes del comité dudan de este escenario toda vez que dicha factoría inglesa ya ha hecho un importante reajuste de gastos.
Evidentemente, y lo que estaría por ver, es el posterior efecto inducido de la reducción de estructura de Nissan a nivel mundial, que en cualquier caso sería mucho menor que el riesgo actual con esa gran reestructuración encima de la mesa.
Cuestionada por los sindicatos, la Dirección ha insistido en que a día de hoy no posee más información sobre el detalle concreto de los recortes. Se prevé que esta semana remita una comunicación a la plantilla con más información.
Todo ello después de que la multinacional confirmara el martes lo que un día antes ya había filtrado la cadena de radiodifusión japonesa NHK, esto es, que añadirá 10.000 despidos en todo el mundo a los 9.000 que ya anunció que planteaba el pasado noviembre. En total cerca de 20.000 salidas (el 15% de la plantilla) que el fabricante de vehículos japonés justifica y respalda en la mala situación económica que viene arrastrando desde hace tiempo y que espera que agraven los aranceles de Trump.
Unas pérdidas de 670.900 millones de yenes (aproximadamente 4.040 millones de euros) son las que el grupo nipón sufrió en su último ejercicio fiscal (del 1 de abril de 2024 hasta el 31 de marzo de 2025). Una comprometida situación económica que contrasta con los beneficios netos de 426.600 millones de yenes (2.593 millones de euros) que tuvo en el ejercicio fiscal anterior y que la cúpula directiva definió como «muy compleja». Tanto es así que inciden en la necesidad de aplicar «medidas urgentes», con el anuncio de aumentar a más del doble los despidos que tenían previstos.
No es la primera vez que la planta cántabra se encuentra en el alambre. En 2020 abordó un profundo «plan de ultracompetitividad» encaminado a optimizar la rentabilidad de la factoría de Buelna. Una hoja de ruta que no sólo contó con sacrificios de los trabajadores a nivel convenio, sino igualmente con aportaciones millonarias del Gobierno de Cantabria.
Todo ello dirigido a rebajar el coste de las piezas un 28%, algo para lo que Nissan igualmente destinó nuevas inversiones, como la instalación de una nueva línea de moldeo, así como una apuesta clara por nuevos mercados y clientes, lo que hasta el momento había permitido a la instalación regional recuperar revoluciones y entrar en nuevos nichos.
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