Amparo López Senovilla
La gestora defiende el pacto con Mercosur como una vía para lograr nuevos clientes internacionales ante los aranceles de Trump
Tras su segunda victoria, Trump regresó a la Casa Blanca con una maleta de aranceles que han alentado lo que se viene definiendo como una ... guerra comercial. Un extremo que desde el Gobierno de España la secretaria de Estado de Comercio, Amparo López Senovilla (Jaen, 1975), no termina de respaldar. Prefiere ser más cauta y habla de «políticas proteccionistas» que han alterado los negocios internacionales, pero cree que hay vuelta atrás, o al menos que se puede contener la situación. Y para ello, la responsable directa de Comercio mantiene que encuentros como el XXVIII Foro España-Estados Unidos que ha tenido lugar esta semana en Santander –y en el que ha intervenido– ayudan a estrechar vínculos.
–Lleva un año en el cargo, ¿el panorama comercial ha cambiado mucho en este tiempo?
–Ciertamente, ha cambiado aunque diría que es una transformación que viene produciéndose desde la pandemia, que luego ha continuado con la ruptura de rutas comerciales habituales, las tensiones y los conflictos armados. Y, por supuesto, lo que más ha terminado de ahondar en esas disrupciones a lo largo de este último año es Trump.
–Desde el regreso de Trump se viene hablando de que existe una guerra arancelaria, ¿es un término ajustado a la realidad?
–A mí no me gusta denominarlo así, pero ciertamente estamos en una situación de fuertes tensiones arancelarias. En la Unión Europea estamos en un momento de negociación con la administración americana para fraguar un acuerdo que sea justo y equilibrado. Precisamente el foro de esta semana de Santander es una ocasión inigualable. Lo deseable sería un entendimiento, pero si no se da desde la UE y España nos estamos preparando para responder.
–¿En qué momento se encuentran las relaciones entre España y EE UU?
–La relación es intensa, son países aliados. No hay que olvidar que el vínculo transatlántico es uno de los más importantes del mundo y no sólo desde un aspecto puramente económico y comercial, sino también desde una visión geopolítica, de seguridad. Estados Unidos para España es el primer inversor extranjero y nosotros tenemos que seguir potenciando esas buenas relaciones para que se hagan cada vez más robustas.
–¿Son palpables ya los efectos de las amenazas de Trump?
–Aún es pronto para hablar de un impacto directo porque, además, la economía española, lo mismo que ocurre con la de Cantabria, no está especialmente expuesta al mercado estadounidense porque supone en torno a un 4,5% de las exportaciones totales. No obstante, eso no nos libra de efectos indirectos. Por ello, estamos haciendo un seguimiento continuo para ver cuáles pueden ser esos impactos. Por ahora, el mayor de todos ellos es el de la incertidumbre y tanto a nivel nacional como autonómico desde el minuto cero se han elaborado planes para contrarrestar los efectos como puede ser el reforzamiento de nuestro Fondo de Internacionalización de las Empresas o realizando junto con las comunidades (en Cantabria con Sodercan) un plan de alto impacto en competitividad.
Las frases
Retos
«El impacto directo que han traído, por ahora, los aranceles de Trump es la incertidumbre»
Relaciones
«El acuerdo con Mercosur llega en buen momento al no ser solo comercial, también geopolítico»
Región
«Cantabria es una potencia exportadora, pero sus números todavía pueden mejorar»
–¿En qué países deben buscar aliados las empresas españolas?
–Uno de nuestros principales destinos es la propia Unión Europea y hay que fortalecer el mercado único de la comunidad. Ahora bien, también tenemos que abrirnos a otros mercados como puede ser América Latina, con el cual España tiene unos lazos profundos, o los países de la zona Asean, o los que llamamos aliados like-minded, es decir, que comparten una mentalidad similar a nosotros como puede ser Japón, Australia y, por supuesto, África.
–¿Para Cantabria qué oportunidades detecta?
–Cantabria tiene una gran potencia industrial y ha sabido reinventarse porque aparte de sectores más tradicionales como el industrial está también evolucionando hacia unas empresas de alto valor añadido a través de centros de investigación y la constitución de clústeres y asociaciones con universidades o con centros tecnológicos, como puede ser la eólica marina, las energías renovables y la automoción avanzada. Ahora bien, aunque Cantabria es una potencia exportadora sus números pueden mejorar. Solo una de cada tres exportaciones que se hacen desde la comunidad va a países que son de fuera de la Unión Europea, por lo que hay mucho nicho por explorar, como Latinoamérica. En este sentido el acuerdo con Mercosur puede ser una gran oportunidad porque abre los mercados de estos cuatro países que forman parte del bloque, que implica un enorme mercado con una clase media emergente que valora los productos y servicios de calidad como los que se pueden ofrecer desde Cantabria.
–El acuerdo de Mercosur ha tardado más de 25 años, ¿llega en el mejor o en el peor momento?
–Diría que ha llegado en el mejor momento porque aparte de ser un gran acuerdo comercial tiene importancia geopolítica. Mercosur es un destino preferencial que nos proporcionará acceso a un bloque de más de 270 millones de consumidores y supondrá el descargo arancelario de muchos productos. Para abordar las oportunidades que trae, este próximo martes habrá una presentación en la Cámara de Comercio de Cantabria con el director general de política comercial, Julián Conthe.
–¿Entiende las reticencias que ha generado sobre todo en el sector primario?
–Las entiendo pero no las comparto, hay una narrativa que hay que desmitificar en lo que hace referencia al sector agroalimentario o agroganadero. Mercosur no cambiará los estándares que se exigen a los productos para entrar en la UE. Por ejemplo, en la carne de vacuno la producción que va a entrar a Europa se va a quedar entre un 1% y un 2% más de lo que se esperaba y además está muy limitada por esos contingentes arancelarios. Además, hay previsiones de apoyo para combatir posibles efectos adversos.
–La decisión de España de no llegar al 5% en el gasto de defensa, ¿no es una oportunidad desaprovechada para el sector?
–Creo que la industria de defensa de España pasa por un buen momento, de hecho tenemos empresas muy potentes. Y en lo que compete al Ministerio de Economía, Comercio y Empresa, tenemos que ayudar a ese sector de la defensa español a internacionalizarse, y creo que tiene potencial para ello.
–¿La relación comercial con Israel se está resintiendo?
–La política exterior de España en relación con el conflicto en Gaza es clara y asertiva con una apuesta firme por la legalidad internacional. En este contexto no podemos contribuir al comercio de armas que formen parte de la escalada del conflicto bélico.
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