Miguel Garrido
El número dos de la patronal de España acude a Santander para analizar la coyuntura en un acto organizado por las Mujeres Empresarias
Miguel Garrido de la Cierva sabe lo que es estar a los dos lados de la barrera. Con una vasta trayectoria en el sector privado ... que le llevó a montar su compañía a mitad de la década de los 80, igualmente ha sido viceconsejero de Empleo de la Comunidad de Madrid, entre otras labores. Desde 2019 preside la Confederación Empresarial de Madrid (CEIM), además de ser el vicepresidente primero de la patronal nacional CEOE. Ayer estuvo en Santander para analizar la situación económica actual, dentro de un desayuno organizado por la Asociación de Mujeres Empresarias de Cantabria (Admec).
–¿Cómo definiría el momento actual de la economía española?
–Estamos en un momento muy complicado de interpretar, de saber dónde estamos. Tenemos cierta desconfianza en las cifras. Por ejemplo, conocemos las de empleo, que evidentemente vemos que claramente están maquilladas. Entonces, nos lleva a pensar cómo estarán el resto. Pasa como casi siempre, aunque quizá ahora de forma más acentuada, de modo que la coyuntura es muy desigual según los sectores y el tamaño de las empresas. Para las grandes compañías, las cotizadas, la situación es buena, mientras que para pymes y autónomos es más complicada. Luego está el gasto público, que vemos desbocado, de modo que la actividad relacionada también está subiendo. Además, atravesamos una enorme incertidumbre.
–Desde CEOE advierten de una pérdida de confianza empresarial. ¿Qué factores la erosionan y qué medidas son necesarias para recuperarla?
–La confianza es un factor determinante para la inversión, tanto para atraer inversiones extranjeras como para que las propias empresas españolas decidan apostar por nuevas inversiones. Por un lado hay la inestabilidad política, que sin duda es un factor que preocupa a muchos puesto que vivimos en una situación con un sobresalto cada día a nivel político, con una falta de apoyo parlamentario del Gobierno que impide hasta la presentación de Presupuestos. También los casos de corrupción crean un ambiente de mucha desconfianza con nuestros gobernantes. Y, además, una regulación que en muchos casos está suponiendo una preocupación con las normas que nos puedan afectar en el futuro. Creo que deberíamos ir de forma contundente hacia una reducción de la regulación y una simplificación administrativa. Sin embargo, cada día tenemos nuevas normas o amenazas de otras nuevas, aunque afortunadamente muchas no salen adelante por esa debilidad parlamentaria del Ejecutivo.
–En el desayuno ha mencionado el Salario Mínimo, con una previsible nueva subida. ¿Dónde está el equilibrio entre la protección social y la viabilidad corporativa?
–Creo que lo que tendríamos que ser capaces es de convencer al Gobierno de que la mejor manera de proteger a los trabajadores es apoyando a las empresas. El verdadero drama en España no es que el salario mínimo sea bajo, el drama es que el salario medio en España es muy bajo. Habría que dar herramientas a las compañías para que pudieran pagar mejor. Desde luego una de las que tiene al alcance el Ejecutivo, que registra un récord de recaudación, es la reducción de las cotizaciones sociales o por lo menos a determinados colectivos.
–¿Cómo está afectando el absentismo a la productividad empresarial?
–Es un drama. Estamos en cifras que prácticamente doblan las del año 2019. Eso significaría dos cosas: o que tenemos una sociedad enferma, que no es así, o que el modelo no funciona. Tenemos que analizar las causas entre todos y buscar recetas para solucionarlo, pero este es un asunto que no está en el debate político. Nunca le he oído hablar de ello a la ministra de Trabajo (Yolanda Díaz).
–¿Se están aprovechando los fondos europeos o la burocracia limita su llegada a las empresas?
–Es una pena, pero creo que estamos desaprovechando el mayor caudal de recursos que ha habido para modernizar la economía española. Muchas de esas herramientas se han convertido en una subvención que ha ayudado a salvar el ejercicio, pero que, en realidad, no han servido para transformar nuestro tejido empresarial para que sea más competitivo. Se verá en poco tiempo, pero creo que nos vamos a llevar una gran decepción.
–¿Cómo ve al tejido corporativo de Cantabria y qué mensaje daría a sus empresarios ante el contexto actual?
–Todos formamos parte de un ecosistema general que tiene dificultades, pero también posee herramientas para salir adelante, con un tejido empresarial enormemente rico, creativo, valiente y arriesgado. El puerto de Santander es una infraestructura clave que puede hacer que Cantabria sea un nodo logístico importantísimo para el norte de España y para las conexiones marítimas. Sobre el mensaje a los empresarios, les diría que intenten vivir y hacer su trabajo al margen de la situación política de cada momento.
Una amplia asistencia política, social e institucional
El acto convocado en el restaurante Deluz, en Santander, por la presidenta de la Asociación de Mujeres Empresarias de Cantabria (Admec), Eva Fernández Cobo, contó con una gran afluencia política, empresarial e institucional. Desde el delegado del Gobierno, Pedro Casares; la alcaldesa de Santander, Gema Igual: los consejeros de Economía e Inclusión Social, Luis Ángel Agüeros y Begoña Gómez del Río, respectivamente; hasta el presidente de CEOE-Cepyme Cantabria, Enrique Conde; y el presidente de Coercán, Miguel Ángel Cuerno; entre otros.
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