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Ignacio Molina. Director del Comisionado del Gobierno para el Reto Demográfico
«Un modelo territorial que divida sin solución de continuidad ciudades y pueblos es inviable»

«Un modelo territorial que divida sin solución de continuidad ciudades y pueblos es inviable»

«Las mujeres y los jóvenes deben ser protagonistas en los territorios rurales inteligentes»

Miércoles, 5 de agosto 2020, 10:09

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–¿Cómo definiría un Territorio Rural Inteligente?

–Hay dos elementos que parecen esenciales para definir un TRI. En primer lugar, debe ser un proyecto de territorio enraizado en sus características sociales, económicas y geográficas, con una identidad o un objetivo común claramente definido. No existe posibilidad de éxito de una estrategia territorial si sus actores principales no están convencidos. Y, en segundo lugar, ha de vincularse a la inteligencia de este ámbito y de sus personas. Debemos entender la innovación desde los territorios y enfocada a sus características, para que los proyectos tengan futuro. Una innovación del siglo XXI, que enlaza con la digitalización, con la transición ecológica y con el bienestar social como los tres pilares sobre los que se sostiene el valor y el futuro de los territorios.

–¿Para hacer de los TRI una realidad hace falta sacar a ciudades y pueblos de sus respectivos corsés y entremezclar sus modelos?

–Una de las evidencias que surgen al analizar los procesos de desarrollo territorial y los resultados de anteriores políticas de dinamización en el territorio es que necesitamos nuevas formas de intervención. Y necesitamos también cambiar la cultura territorial, generando dinámicas mucho más interrelacionadas entre lo rural y lo urbano. La crisis que estamos padeciendo pone de manifiesto la inviabilidad de un modelo territorial que divida sin solución de continuidad las ciudades de los pueblos. El éxito de los modelos de desarrollo territorial que hemos de desarrollar a corto y medio plazo radicará en buena medida en la capacidad de generar actuaciones que permitan la interacción de las ciudades y las áreas rurales. Es impensable, en algunas de las provincias más afectadas por los riesgos demográficos, diseñar soluciones que no integren las ciudades, los centros comarcales y las zonas rurales. Pero también ha de verse este análisis en áreas más dinámicas, de cara a generar un modelo territorial y socioeconómico más verde e inclusivo.

«Digitalización, transición ecológica y bienestar social son los pilares en la innovación del siglo XXI»

–¿Qué consecuencias económicas y sociales está suponiendo la crisis del covid-19 en el entorno rural?, ¿se han vuelto más atractivas estas zonas?

–De la crisis del covid-19 hemos de sacar muchas conclusiones, aunque creo que todavía falta perspectiva para conocer el efecto que pueda tener sobre las dinámicas territoriales, más allá del primer impacto. Hay un aspecto inicial que la crisis puso de manifiesto y que hemos de tener en cuenta en los planes de recuperación y en el diseño de los planes a medio plazo. Muchas zonas rurales se vieron muy tensionadas, con problemas para garantizar su funcionalidad más básica y la mayor parte de las respuestas, de gran calidad y valor, surgieron de los propios territorios, de sus administraciones locales. Y también se evidenció que muchos análisis que hablaban de la eficiencia urbana y la ineficiencia rural se basaban en premisas falsas, en tópicos y en la capacidad para externalizar costes urbanos en estos estudios. Esta es, creo, la mayor enseñanza inicial de esta crisis. Tanto el atractivo del territorio como los problemas exigen análisis mucho más detallados, con escalas más locales, y con un aumento significativo de las variables a emplear.

–Uno de los grandes cambios que parece haber venido para quedarse con el coronavirus es el teletrabajo, ¿cómo cree que puede repercutir en el impulso a los entornos rurales?

–El cambio es la exigencia de una urgente conectividad, digital y territorial, que no debe demorarse. Una conectividad que facilita la asistencia social, la educación, el ocio, la actividad económica, etc., además del teletrabajo. La conectividad será la clave para comenzar a plantear el teletrabajo como una opción para analizar otras formas de asentamiento en el territorio. Pero el teletrabajo es mucho más complejo que la mera conectividad, y hay cuestiones de derechos laborales o de igualdad que hemos de trabajar de forma complementaria a la propia digitalización del territorio si no queremos generar nuevos problemas.

«Tanto el atractivo de los territorios como los problemas exigen análisis mucho más detallados»

–¿Qué actuaciones considera que son prioritarias para impulsar el entorno rural?, ¿deberían centrar los esfuerzos en algún perfil de población en especial?

–Lo que plantean los análisis es que las actuaciones en el medio rural han de ser transversales. Para un impulso inicial pensamos que hay tres cuestiones en las que hemos de poner el énfasis para afrontar los efectos de la pandemia, aunque hay otras muchas dimensiones que habrán de incorporarse a estas actuaciones. La primera, ya se ha señalado, es la de la conectividad digital. Aparece siempre como la condición sine qua non y es evidente que, a pesar de que se ha mejorado mucho en los indicadores de cobertura de banda ancha y móvil, aún hay que completar dicha conectividad. Y, sobre todo, cerrar brechas existentes y evitar que se creen nuevas barreras en las tecnologías emergentes, por ejemplo el 5G. La segunda, se han de generar condiciones que impulsen la actividad económica en el territorio. Es difícil revertir la dinámica demográfica y territorial de las zonas rurales y los territorios en riesgo si no impulsamos la actividad económica y generamos nuevas actividades. Eso conlleva, por una parte, consolidar estructuras económicas básicas, sobre todo en las regiones más afectadas por los riesgos demográficos, pero también ayudar a que se pongan en marcha nuevas actividades económicas, que diversifiquen la actividad y generen nuevos espacios de oportunidad. En este sentido, es un momento clave, en la medida en que la recuperación en la Unión Europea ha de vincularse a dos conceptos claves: la digitalización y al transición ecológica. Y es en las áreas rurales donde podemos encontrar nuevas iniciativas y ámbitos de trabajo. Cuando hablamos de territorios rurales inteligentes, hablamos de incorporar estas áreas rurales a una nueva economía verde. Y, evidentemente, poniendo énfasis en que las mujeres y los jóvenes sean protagonistas de este proceso. Y la tercera, debe facilitarse el asentamiento de la población en el territorio. Incorporando las áreas rurales a la Agenda Urbana y comenzando a desarrollar algo novedoso pero imprescindible, como es un mercado de vivienda real en las áreas rurales, centrado fundamentalmente en la vivienda pública de alquiler.

–¿Qué le parece que se haya creado una vicepresidencia para abordar la transición ecológica y el reto demográfico?

–Es la demostración de un compromiso claro con políticas que, desde el corto plazo, impulsen una transformación estructural del país. Si hay dos aspectos en los que hemos de prestar atención y que van a definir el futuro de España en el medio y largo plazo, son la transición ecológica, en cuestiones tan trascendentales como la descarbonización, la adaptación al cambio climático, la conservación de la biodiversidad, etc., y el cambio demográfico, dando respuestas al declive demográfico de las zonas rurales, a la longevidad, a la fecundidad deseada, a la inmigración...

–¿Existen o se encargan los estudios e investigaciones necesarias para que las políticas públicas aborden la cuestión del desarrollo rural de manera integral?

–Se está avanzando de forma notable en el análisis de los nuevos procesos de desarrollo rural, con perspectivas comparadas con otros países y la incorporación de un mayor número de variables a considerar. El desarrollo rural va desbordando claramente las dimensiones más agrarias de sus primeros análisis, para enlazar con variables mucho más amplias, tanto en lo económico, como lo social, lo ambiental y lo territorial. Es siguiente paso es el de poner en marcha políticas públicas con esta nueva concepción.

Actual vocal asesor sobre Reto Demográfico de la Vicepresidencia Cuarta del Gobierno de España - Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Ignacio Molina de la Torre es experto en ordenación del territorio, sistemas de información geográfica y análisis demográfico. Profesor de Análisis Geográfico Regional en la Universidad de Valladolid, este doctor en Geografía ha sido consejero en el Consejo Económico y Social de Castilla y León y director del Comisionado del Gobierno frente al Reto Demográfico en el Ministerio de Política Territorial y Función Pública.

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