La plantilla de DIGI en Cantabria retoma la huelga para rechazar el nuevo convenio
Los trabajadores han realizado una marcha por Santander que ha terminado en las sedes de CC OO y UGT para criticar que respaldasen el acuerdo
«No somos números, somos personas. No al convenio colectivo en DIGI». Con esa pancarta han salido nuevamente los trabajadores de la empresa de telecomunicaciones en Cantabria a recorrer parte de Santander. Un paro que se prolongará desde este martes hasta el jueves y que sigue la estela de otros tres días de huelga que la plantilla secundó el pasado septiembre. El conflicto nace del acuerdo para igualar a la baja las condiciones laborales de 8.000 trabajadores en todo el país de la compañía.
La protesta de este martes en Santander ha sido secundada por «en torno a un 90% de los que estaban convocados». La plantilla en Cantabria se divide entre instaladores (DIGI Telecom) y el personal de las tiendas (Salesforce), que suma un centenar de empleados. Así, lo traslada el delegado sindical Diego Álvarez. Concretamente, la protesta ha empezado en el centro de trabajo y después se ha trasladado a la delegación de la compañía ubicada en San Fernando, de ahí se inició una marcha por la avenida Oviedo que desembocó en las sedes de CC OO y UGT en Santander.
Frente a las centrales de los sindicatos se mantuvieron como señal de protesta e inconformidad, de hecho en la pancarta se llama a CC OO y UGT «vende obreros». Todo porque ambas organizaciones han respaldado el acuerdo del nuevo convenio que se les aplicará próximamente y que «empeora claramente nuestros derechos», lamenta Diego Álvarez, delegado sindical de la plantilla cántabra.
Hasta la fecha en la región se les aplicaba a los trabajadores de DIGI el convenio siderometalúrgico, pero la empresa inició una negociación a nivel nacional para alumbrar un convenio que unificara todas las comunidades y que a ojos de los trabajadores en huelga perjudica su situación.
Se trata del segundo periodo de protestas que inician los trabajadores (que también ha tenido sus ecos en otras regiones como País Vasco) y los empleados que la secundan en Cantabria se quejan de las medidas tomadas por la empresa (que es la tercera operadora de telecomunicaciones de España) entre ellas que «no se han respetado los servicios mínimos acordados».