La Sareb mantiene aún más de 2.000 activos en Cantabria con 690 viviendas y 300 suelos
El denominado 'banco malo' en sus inicios encarará a final de 2027 su liquidación y transferirá sus pisos a la sociedad estatal Sepes
Lejos queda el estallido de la burbuja inmobiliaria sufrido en España en 2008, una derivada de una crisis de deuda y financiera global que tiene ... su inicio asumido con la quiebra del gigante de inversión Lehman Brothers en Estados Unidos. Sin embargo, las consecuencias y heridas de aquella época todavía siguen vigentes más de 15 años después. Bien lo sabe la Sociedad de Gestión de Activos procedentes de la Reestructuración Bancaria (Sareb). El conocido popularmente como 'banco malo' nació en 2012 como una condición del rescate financiero europeo a la economía nacional principalmente con la misión de asumir los bienes deteriorados y tóxicos en propiedad de la banca, mayormente inmuebles y créditos promotores, para que el sector pudiera recuperar la confianza en el mercado. A día de hoy, dicha entidad aún mantiene en Cantabria una cartera que supera los 2.000 activos, 690 de ellos viviendas.
Bien es cierto que ni la estrategia ni la finalidad son las mismas que, simplemente, antes de la pandemia. Si hace poco más de un lustro la fijación pasaba por «vender» e ir reduciendo las magnitudes por territorios que amasaba la Sareb –como ejemplo, en Cantabria en 2020 acumulaba en su poder activos y obligaciones promotoras por 535 millones–, ahora el enfoque está mucho más alineado con las políticas del Gobierno central, de modo que toda esa cartera sirva para intentar mitigar los problemas de acceso a la vivienda que atenazan a la economía del país.
De hecho, está previsto que la entidad inicie su liquidación a finales de 2027 y trasvase todo su parque de vivienda a la Entidad Pública Empresarial de Suelo (Sepes).
Las claves
413 obras
sin terminar posee la entidad repartidas por toda Cantabria.
25 procesos de ockupación
sobre las 690 viviendas registra la Sareb en la región.
Desde la Sareb detallan a El Diario que la hoja de ruta en estos últimos tiempos tiene un enfoque mucho más social, como ejemplifican los programas de alquiler asequible o las actuaciones para regularizar la situación de las personas que ocupan viviendas del parque inmobiliario de la entidad y que se encuentran en situación de vulnerabilidad, siempre que cumplan determinados requisitos.
En cifras, de esas 690 viviendas en Cantabria, 46 están cedidas por convenio a las administraciones locales. En concreto, 40 de ellas a la sociedad Gesvican, del Gobierno regional; y otras seis al Ayuntamiento de Santander. En paralelo, dentro de su programa de alquiler social, la entidad gestiona más de 50 arrendamientos en toda la región, además de haberse subrogado en otros más de 60, cuyas propiedades han pasado a su balance.
Respecto a la okupación, tiene abiertos 25 procesos judiciales en la Comunidad para recuperar los inmuebles.
Obras a medio terminar
Sobre los esqueletos y estructuras heredadas de la crisis, la Sareb ha cerrado cinco operaciones de compraventa que ahora serán terminadas por los promotores compradores y tendrán capacidad para unas 70 viviendas. Además, ha finalizado un proyecto que la compañía decidió rehabilitar en El Astillero. Esta promoción tiene 52 viviendas que están a punto de ser entregadas a las familias compradoras. El 'banco malo' cuenta con 413 obras sin terminar repartidas por Cantabria.
Y, luego, los terrenos, más de 300 de distinta tipología en la región. En este campo la Sociedad también ofrece bastante actividad. Uno de los desarrollos más importantes en que ha estado implicada en los últimos tiempos recae en la urbanización del sector S-1 del Cierro de El Alisal, en Santander.
La labor de estos últimos trimestres se centrará especialmente en las obras y tramitaciones para preparar todas las viviendas bajo su gestión que no pueden ser habitadas. Bien porque necesiten una reforma bien porque requieran cuestiones como suministros o acometidas. El antaño 'banco malo' se afana ahora en ser una solución para el problema de la vivienda del país.
Y, como colofón, los activos de uso terciario, especialmente comerciales. En este caso, en Cantabria preserva más de 60 unidades entre establecimientos, oficinas, naves y hoteles.
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