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La tercera jornada de huelga «tranquila pero firme» de los trabajadores de Aspla transcurre sin incidentes
Se incrementa la presión policial aunque los agentes no han tenido que intervenir. El comité está pendiente de que se convoque otra reunión en el Orecla para continuar con la negociación del convenio colectivo
La tercera jornada de huelga de los trabajadores de Aspla en Torrelavega continúa hoy sin sobresaltos. Sólo a las ocho de la mañana, cuando accedieron ... al recinto empresarial varios directivos en un único vehículo, se escucharon gritos descalificativos. «No han sido nada más que palabras. La gente está muy tranquila y lo único que quiere es ejercer la medida de presión, nada más. Estamos tranquilos pero firmes», aclara el presidente del comité de empresa, Álvaro Fernández.
Las ocho de la mañana es la hora crítica. Cuando accede el personal de dirección y cuando entra también el retén de servicios mínimos de mantenimiento de la factoría especializada en la producción de plásticos. «A esos no hay que silbarlos», gritaba entre risas otro trabajador cuando unos compañeros llamaron la atención a otro grupo de empleados que accedían a la empresa. «Nosotros lo que paramos es la producción», concretó Fernández.
Para mantener el orden este martes se ha reforzado la presencia policial. Más de 15 agentes configuran un dispositivo que se distribuye en diferentes puertas para velar por la seguridad de los que quieren entrar en la factoría. Es un incremento del esfuerzo en seguridad respecto al lunes, cuando se produjeron empujones y forcejeos entre los huelguistas y los agentes. El refuerzo de efectivos viene de la Unidad de Intervención Policial (UIP) que tiene sede en Oviedo; pero se limita a observar en la distancia porque todo está muy tranquilo.
Actualizar el IPC «cada año»
Es el tercer día de huelga y el tercer día, también, en que se detiene el trabajo del 100% de la producción de las plantas de Torrelavega y de Reocín. «No creo que seamos tan ambiciosos por pedir una actualización del salario con el IPC si se tiene en cuenta que este año ha habido unos beneficios de más de 24 millones», explica Luis Carlos Campo, también miembro del comité de empresa. «La patronal nos ofrece actualizarlo este año pero no sabemos nada de lo que pasará de cara a los próximos y no podemos tener esa incertidumbre. Deben comprometerse a una actualización de cada año, porque el convenio nacerá con vocación de durar unos cuantos».
Pasadas las ocho y cuarto de la mañana, y una vez hubieron accedido los diferentes trabajadores de servicios mínimos, la inactividad es palpable en la puerta principal de la factoría en la calle Pablo Garnica. Los ánimos se tranquilizan y el frío comienza a sentirse con mayor intensidad. «Tenemos la suerte de que el ayuntamiento de Cartes nos ha facilitado carpas y estufas. Es de agradecer, porque nadie más se ha pasado por aquí para ayudarnos», advierte David Guardo, otro trabajador.
Impuesto a los plásticos
En los corrillos, bajo las estufas o junto a la lumbre que han prendido en un contenedor, se habla de la negociación, de la posibilidad de que el conflicto se alargue más de lo deseado, de la determinación de seguir hasta el final y no ceder ni un ápice y del nuevo impuesto a los plásticos. «Es una de las causas por las que la empresa nos dice que no se puede cumplir la actualización salarial», asegura el presidente del comité. «El impuesto ha entrado en vigor este año y supone 45 céntimos por cada kilogramo producido, pero es algo que tiene que gestionar la empresa y no nos tiene que afectar a nosotros como trabajadores», argumenta.
Y así continúa el paro de la fábrica. El turno de huelguistas que llegó a las seis de la mañana tiene hambre y enciende una barbacoa donde cocina unos chorizos llegadas las once de la mañana. «Es la hora de la comida, o del almuerzo, o como quieras llamarlo, porque aquí hace frío y esto va para largo», comenta otro.
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