Borrar
Afp
El 'seny charnego'

El 'seny charnego'

Arrimadas ha aprovechado la desconfianza de los constitucionalistas catalanes hacia los grandes partidos

óscar b de otálora

Viernes, 22 de diciembre 2017, 00:07

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

En una Cataluña sumida en el caos por el ‘procés’ independentista, Inés Arrimadas ha conseguido encarnar el sentido común -el hoy eclipsado ‘seny’- en una atmósfera en la que el nacionalismo catalán de toda la vida parece haber borrado la palabra cordura de su diccionario. Arrimadas, nacida en 1981 en Jérez de la Frontera, es alguien que ha tenido que soportar que líderes nacionalistas le hayan preguntado, por ejemplo, por qué no se vuelve a Cádiz. Es una ‘charnega’ -ese insulto xenófobo dedicado a los no nacidos en Cataluña- que, como ella misma ha dicho, «ha elegido ser catalana».

La geografía política de Arrimadas comienza en los años 60, dos décadas antes de que naciera. Cuando su padre, el agente de policía salmantino Rufino Arrimadas, fue destinado a Barcelona donde comenzará a trabajar también en un despacho de abogados. Durante una década, la familia Arrimadas vivirá en la capital catalana hasta que un nuevo destino le lleva a Jerez de la Frontera, donde pide una excedencia para dedicarse en exclusiva a la abogacía. En plena transición, Rufino Arrimadas se afiliará a UCD y será concejal en el municipio gaditano.

Inés nacerá en 1981 pero la Cataluña de la que oye hablar a sus padres se convertirá en su territorio mítico. En su adolescencia aprenderá catalán yendo a clases particulares que le da la hija de Jordi Fabregat, un jugador de fútbol catalán fichado por el Xerez en el ocaso de su carrera. Además, se convertirá en una hincha del Barça. En esos años ya era una catalana sentimental.

Estudia Derecho en la Pablo Olavide de Sevilla y, tras un ‘erasmus’ en Niza, comienza a trabajar en empresas del sector químico. En 2006 fue destinada a Cataluña. Llegó a una comunidad en la que la política era un volcán que comenzaba a temblar. El socialista Montilla presidía la Generalitat con los votos de ERC y se aprobó el Estatuto que sembró la semilla de la actual crispación.

Albert Rivera posó desnudo en el cartel electoral de las elecciones autonómicas de ese año y consiguió tres diputados por Barcelona. La formación naranja acababa de nacer. En Cataluña, muchos constitucionalistas se han sentido decepcionados por los pactos que en un momento u otro PP y PSOE han firmado con Convergència para gobernar en Madrid. Esta frustración ha aupado a Ciudadanos, libre de ese ‘pecado’.

En 2010, una amiga convence a Inés Arrimadas para ir juntas a un mitin de Rivera. Allí comienza su carrera política. El creador de Ciudadanos la conoce y la ficha sin dudarlo. En 2016 se casa con el político convergente Xabier Cima, una promesa del nacionalismo que abandona la política tras el matrimonio.

Su campaña ha sido la propia de los liderazgos blandos. Sin estridencias, sin salidas de tonos. Ha soportado insultos de los más radicales del nacionalismo y ha dejado que sus rivales se enreden en sus propios discursos. Se ha apoderado del ‘seny’ de los nacionalistas y lo ha convertido en su bandera.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios