Obituario | Agustín González Silió
Bárcena de Pie de Concha ha despedido al hombre que encarnaba la devoción por su labor y la experiencia por los años que llevaba siendo ... juez de paz en este municipio, Agustín González, que con sus 94 años pasó más de la mitad de su vida, concretamente 63, ocupando ese cargo, lo que le convirtió en el juez más veterano de España y, posiblemente, de Europa,
Una pérdida «irreparable», como señaló ayer el alcalde de Bárcena, Agustín Mantecón, expresando el pésame «del Ayuntamiento y de todos los vecinos, a los que ha servido bien y fielmente a lo largo de tantos años».
Siempre reconoció que el cargo le llegó por casualidad, o mejor dicho, por amor, porque a Bárcena se mudó para estar cerca de su mujer, Cionín. Siempre fiel, se fue con ella, con apenas unos días de diferencia.
Otra cuestión que siempre reconoció es que, para él, la peor parte del trabajo era firmar los certificados de defunción. «A lo largo de este tiempo he tenido que registrar la muerte de muchos allegados. Es duro», decía en una entrevista a este medio. El pasado sábado a alguien le ha tocado ese trance también.
En 2013 vivió un momento especial: cumplió 50 años como juez de paz y sus compañeros de cargo le hicieron un reconocimiento. Se le iluminaba la cara cuando relataba aquella experiencia. «Vinieron todos los jueces de Cantabria para felicitarme. Me hizo muchísima ilusión».
En 2022 le renovaron el nombramiento, así que aún le quedaba un año al menos como juez de paz de su pueblo, porque ni se le pasaba por la cabeza la intención de dejarlo. Ese mismo día, con su habitual ironía, decía estar de suerte «porque, además del puesto, me han renovado el carné de conducir».
Le habrían encantado las palabras que, tras su pérdida, le han dedicado sus camaradas, los jueces de paz, «lamentando profundamente el fallecimiento de un buen compañero, mejor amigo, conocido y prestigioso juez de paz decano de Cantabria». «A sus 94 años seguía dedicando su vida a facilitar el día a día de los demás, muchos años haciéndolo», decían para hablar de un hombre que fue, según sus compañeros en la Administración de Justicia, «una persona buena, inteligente, generosa, que entregaba su tiempo y prestaba un gran servicio en un juzgado en el que tuvo que resolver sobre numerosos asuntos. A lo largo de sus muchos años en esa tarea, siempre fue especialmente cuidadoso en el cumplimiento de su deber y escrupuloso con el código de usos y costumbres profesionales, dignificando su cargo, al que tan felizmente entregó su tiempo y conocimientos en innumerables ocasiones».
Como ha dicho el presidente de los jueces, Francisco Javier López Marcano, «tenía mano para encontrar un punto de acuerdo, un motivo para acercar posturas en asuntos complicados». «Su apego a la familia, amigos y profesión, así como las sobresalientes virtudes que atesoraba, hicieron que Agustín gozase del general aprecio y consideración de todos sus compañeros». «Con estas escuetas líneas no hacemos sino reconocer su labor y lamentar su pérdida, ademas de reiterar nuestras más sinceras condolencias a su familia y allegados, al tiempo que deseamos que descanse en paz».
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