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César Roiz, segundo por la derecha, en el equipo de bolos del Real Racing Club Nacho Cavia
Obituario: César Roiz Fernández | Jugador de bolos

Las boleras de Cantabria echarán de menos a César Roiz

Jueves, 4 de diciembre 2025, 20:22

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Los bolos en Cantabria, y en San Mateo de Buelna en particular, han perdido uno de sus principales valedores, César Roiz Fernández, un lebaniego de cuna que enseguida se hizo con un hueco en los corazones de los vecinos de su pueblo de adopción. Un hombre con un buen humor envidiable y una vida social tan rica como la larga cartera de amigos que ha dejado huérfanos.

Hijo de Amador y Carmen, nació en Colio (Castro Cillorigo, Liébana) el 18 de mayo de 1948. A los 20 años se trasladó a Torrelavega, comenzando una notable carrera de 41 años de dedicación a la empresa Aspla, donde desempeñó su labor hasta su jubilación en 2008. Lo cierto es que forjó su vida entre Liébana y Los Corrales, donde en septiembre de 1973 contrajo matrimonio con Carmen Revuelta, del que nacieron sus hijos César, Gema, y luego su nieta, Emma. «Sin duda fue un esposo y padre ejemplar», asegura su hijo varón.

Su carrera en los bolos comenzó en 1969 en la peña de Hinojedo. Fueron más de una decena los equipos que tuvieron la suerte de contar con él en sus filas. Uno de ellos, el que se formó a la sombra del Real Racing Club, en el que militó varias temporadas. En esa histórica peña empezó en 1978, en segunda Categoría Especial, y de 1979 a 1981 jugó en la primera categoría. Hay que sumarle 40 ligas, 23 de ellas en División de Honor, y tres participaciones en campeonatos de primera categoría. «Durante esos años, por su personalidad y campechanía, se ganó el respeto y aprecio de quienes tuvimos la suerte de relacionarnos con él tanto en las boleras como fuera de ellas», dijo en su día uno de sus grandes amigos, Leonardo Álvarez.

Como no podía ser menos, acabó su carrera en 2009 en la Peña Rebujas, la de su pueblo de adopción, San Mateo, porque su ilusión era poder jugar con su hijo. Su bagaje social es impagable, habiendo sido uno de los fundadores de la Sociedad Cultural y Deportiva Rebujas en 1982 y de su equipo de bolos. Como la peña ha resaltado, «desde entonces los bolos en San Mateo no se pueden entender sin la pasión, el arraigo, el trabajo y la dedicación de aquel lebaniego de Colio que San Mateo tuvo la suerte de recibir con los brazos abiertos».

Recuerdan como, al poco de llegar al pueblo, tomó la iniciativa de movilizar a los vecinos para recuperar la mítica bolera de San Mateo. «Cada uno aportó mano de obra, dinero y material, y entre todos, impulsados por César, se adecuó la bolera. Nueva caja, arena, tablones, tiro, iluminación, un caseto con toma de agua y lavadero, paredes de piedra, bancos, y para dar más sombra al birle, se plantaron unos pequeños plataneros».

Por eso en San Mateo todos se han vuelto a comprometer: «César, seguiremos manteniendo viva la bolera, y con ella tu eterno recuerdo».

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