Un hostelero de raza que sentó cátedra como cazador
En el año 1928, Paco Gento y su esposa, Piedad Terán, abrieron un bar y casa de comidas frente a la estación de Feve. Era la Torrelavega que iniciaba su largo recorrido por la revolución económica, comercial y aburguesada, la próspera ciudad de La Montaña. Pronto se cumplirá un siglo de todo ello.
Rápidamente se convirtió en lugar señero, de encuentro del trasiego de montañeses que iban y venían a la que sería llamada 'Ciudad del dólar'. Junto a ellos, sus hijos Francisco y Manolo, Paco y Lolín, con sus esposas, se formaron como buenos hosteleros, que se dice ahora, haciendo de aquella casa un lugar preferente y obligado de la gastronomía de Torrelavega. El Cuca, junto al Gimnástica, La Gloria, La Villa Santillana y El Galarza, desafortunadamente desaparecidos, eran paradas obligadas para el buen comer. Formaba El Cuca, junto al bar Avenida y la churrería de Paco Calderón, un apetecible y gustoso triángulo.
Tras la muerte de Paquín, Lolo siguió con la actividad, convirtiendo su local en cátedra de cazadores ya que fue un gran aficionado y maestro en el arte cinegético y, también, en cálida sala de espera de quienes tenían que coger 'la línea' de Ramón Palomera o La Comillana, el tren, o quienes tenían ganas de charla sobre la Gimnástica o el Real Madrid, de los que era acérrimo seguidor. A todos ellos, Lolín les recibía con afecto y siempre con una sonrisa, hasta que el 31 de diciembre de 2022 bajó definitivamente la persiana.
Nombrar en Torrelavega El Cuca huele a las mejores albóndigas que, aseguran, se han cocinado en toda la región, a croquetas de carne de cocido, a callos, a ragú de ternera o a mejillones… También a partida de sobremesa con el coñac y el Farias, a Rosi, atendiendo con diligencia todas las mesas, a Lolín, siempre con ganas de agradar.
«Un hostelero de raza con mayúsculas», destaca otro gran hotelero, Ramón López, propietario del grupo Taberna del Herrero, torrelaveguense de pro, o «un ejemplo para todos los jóvenes cazadores», como relataba el industrial y mejor cazador, Isaac Bolado García.
Allá arriba, en la Casa que siempre acoge, seguro que estará charlando con San Huberto, patrón de los cazadores.
Descanse en paz.