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Javier Mora Cospedal
Martes, 10 de junio 2025, 02:00
Mi infancia son recuerdos de la 'calle Castelar', donde crecí y aprendí del valor de la amistad, que conservo intacto de todos los que, como ... tú y yo, querido Pedro, nos hicimos mayores pasando por esa bendita calle.
'Uno de los nuestros' fuiste tú, Pedro Santamaría García. Esther, tu hermana, me acaba de informar de tu muerte en Madrid, donde fijaste tu residencia, educaste a tus hijos y acabó tu vida. Yo quiero aquí recordar al Pedro de la calle, al estudiante en la Escuela Pía, como todos los de Castelar, con el que compartí amistad, cariño y juegos, y, al que yo distinguía como un 'verdadero superman', superdotado como nadie, no solo para los estudios (era de cuadro de honor en el colegio), sino en el deporte. Como atleta ninguno en el colegio pudo nunca con él. Estoy seguro de que, en los últimos sesenta años, nadie ha superado el récord de Pedro en 400 metros lisos.
Brillaba con luz propia en los 'Cinturones de Castelar', que organizaba Calina, ganándolos todos, solo le hacía algo de sombra mi hermano Pancho, que en eso de la bicicleta y en el fútbol no lo hacía mal, pero el primero siempre fue Pedro, que poseía, además, las dotes necesarias para triunfar también en el hockey patines. La verdad que este poderío deportivo le venía de familia: su padre remando, y sus hermanos Miguel y Lipe, en el fútbol (Miguel jugó en el Deusto y Lipe, en el Racing y en la selección española de hockey hierba).
De mis mejores recuerdos de infancia con Pedro son los juegos escolares en la Ciudad Universitaria, en Madrid. Fuimos representando al Colegio Calasanz y desfilamos juntos con unos chándales prestados por el colegio madrileño, el nuestro no tenía nada de nada; pero ahí estuvimos quedando cuartos. En la foto que acompaño, no se ve muy bien, pero estás tú desfilando con Luis Pascual, Pancho, Santi Bannatyne, Javi Coterillo, Dioni Herrera y yo.
Tras los 'Cinturones de Castelar', terminados los años del colegio, tuviste que iniciar la universidad, donde estudiaste Derecho y Económicas, y, como consecuencia, dejar Castelar, buscando tu futuro en Madrid ¡Nunca más te volví a ver! Por eso traigo aquí el recuerdo maravilloso del Pedro en aquella inolvidable infancia compartida y que fueron los mejores años de nuestras vidas. Sin duda.
Hoy Pedro no está con nosotros, pero sí creo que está con don Angel y doña Esther, citandose 'con muchos de los nuestros'. Mi recuerdo, también, para Viñas, Fonso, Pauli, Ito y Jose, Víctor, Visi, Margarí, Chipi, Gelo, Santi -que desfiló con nosotros en la Ciudad Universitaria; hablaréis del tema y de la paliza que nos metieron los catalanes-, Maricar, Wili, Quino, Nachín, Nando, Aureliano y Juanjo (del Pilar). Si alguno se me olvida, no importa, porque tú, Pedro, estarás con él y me lo arreglas.
Termino, Pedro, con un fragmento de Machado que me sabe a ti. «Antes de que te derribe, olmo del Duero, / con su hacha el leñador y el carpintero te/ convierta en melena de campana, lanza / de carro o yugo de carreta; / antes que rojo en el hogar, mañana,/ ardas de alguna mísera caseta,/ al borde del camino;/ antes que te descuaje/ un torbellino/ y tronche el soplo/ de las tierras blancas;/ antes que el río hasta el mar te empuje/ por valles y barrancas,/ olmo, quiero anotar en mi cartera/ la gracia de tu rama bendecida. /Mi corazón espera/ también, hacía la luz y hacia la vida, /otro milagro de la primavera».
Te seguimos queriendo.
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