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El Papa Francisco fue hombre de palabras y hombre de la Palabra. Así, hay vocablos que definieron su papado e inspiran a la Humanidad. Ternura: ... Sentirnos amados y acogidos en nuestra pobreza y en nuestra miseria. Esto para el Pontífice significa ser transformados por el amor de Dios. Balconear: El mayor riesgo para el corazón humano es el de ser indiferente a la realidad que le rodea, el de ver pasar la vida. Clericalismo: Su magisterio puede releerse como un desafío a la actitud del creyente que se centra en el signo, en la institución, y olvida a Cristo. Descartar: Se refiere a uno de los fenómenos más dramáticos por el cual la sociedad humana tiende a desechar todo lo que no responde a criterios de eficacia, de productividad.
Orfandad: Expresa la ausencia de un camino seguro que seguir, de un maestro en quien confiar. Hermandad: Pilar del pontificado del Papa. Esta palabra es un camino hacia la paz entre los hombres, un puente entre las religiones y las naciones. Es la fraternidad.
Lío: Se convierte en exhortación, dirigida a los jóvenes. En Río de Janeiro exhortó a las nuevas generaciones a hacerse oír, a armar alboroto. Periferia: De Lampedusa a Juba, en Sudán del Sur, de Mongolia a la República Centroafricana. Referida a los últimos, los pobres, los prisioneros, los más frágiles.
Pero también nos dijo: «Nadie se salva solo», «La fraternidad es el nuevo nombre de la paz», «En la Iglesia hay un lugar para todos», «El Señor no se cansa nunca de perdonar, ¡nunca! Somos nosotros quienes nos cansamos de pedirle perdón». Por último, nos diría: «Por favor, dejen el chisme y de chismorrear».
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