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«Santo Potajero, lléname el puchero; llénamelo más, que está por la mitad». Con estas palabras, entonadas por los miembros de la Cofradía Nuestra Señora ... de las Angustias y Soledad de La Bañeza, acompañada por centenares de personas, la localidad leonesa revivió el miércoles santo una de sus tradiciones más queridas, la del santo Potajero. Se trata de la costumbre más peculiar de la Semana Santabañezana, en la que la procesión de una pequeña imagen del Nazareno, sacada a hombros por los niños de la cofradía, está sucedida de la vieja tradición de dar de comer a los pobres.
Me ha llamado tanto la atención esta simpática tradición que me ha dado por rezarle, para que llene otros potajes, o arregle algunas ollas que los hombres tenemos a medio cocer. «Santo Potajero, llénanos las almas, de paz y serenidad, más que de dinero; santo Potajero, cumple los sueños de los inmigrantes, en su hambriento viaje, con fin tan incierto; santo Potajero, líbranos de los enredos, de Putin y Trump, comiéndose el mundo entero; santo Potajero, llenános de amor, también de justicia y libertad, el perol de la pobre humanidad; santo Potajero, cambia el horizonte, de la inocente infancia, sedienta de un futuro distinto, nuevo».
La imagen del pequeño Nazareno, en estos días de Resurrección, se ha hecho grande, tanto que en él hemos puesto nuestra esperanza de otro mundo más fraterno. ¿Qué hermoso sería una procesión de niños y niñas, detrás de un pequeño Nazareno, aunque solo fuera por un puñado de dulces caramelos? «Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados». (Mateo 5.6)
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