Alberto y el matiz
Gaza es ya un asunto interno en el que la extrema izquierda establece los términos de la confrontación
Tengo que reconocer, Alberto, que tu carta me ha sorprendido enormemente. No me esperaba una exposición tan lúcida y desesperada de tus tribulaciones. Dices que estás harto de Madrid, que tus asesores son incapaces de formular ideas que te beneficien, que no llegas cuando Pedro se pone en plan campeón. Aseguras que siempre has tenido querencia por la provincia; por la mansa gestión autonómica. Por eso, has pensado en mí, un columnista ocasional de una comunidad pequeña, para que te aconseje y te guíe. Te agradezco el voto de confianza.
Sin embargo, no puedo ayudarte. Te quejas de que la corrupción le sabe distinta a la ciudadanía española dependiendo del partido que la cocine y que la conversión de la televisión pública en un cortijo ideológico para los periodistas y presentadores feligreses no afecta en nada al votante. Y hablas de los acuerdos (¡ay, los acuerdos!). Te afean tus escarceos con Vox mientras ellos pactan con Bildu. Pero, por Dios, Alberto, ¿sigues con eso?
Estás, dices, entre la tibieza y el fascismo. No sabes ya qué decir. Te comprendo perfectamente. Las dos estrategias de tu partido son ineficaces. Una, la de la segunda legislatura de Aznar, marcadamente ideológica, queriendo combatir a la izquierda en su terreno. Urdaci y Bush, para demostrar que también los populares tenéis vuestras afinidades internacionales y que sabéis cómo manipular desde el plató. Todo inútil, ellos son más fuertes, quizás más atractivos, con mejor prensa. Os tienen comido el seso.
La otra estrategia, la de Rajoy, gris como una tarde de noviembre en Santander e inane, como el verano aquí antes de que Igual nos lo llenara de luz y sonidos. El último de vuestros presidentes quiso ir de gestor capaz y desapasionado. Poco importan las intenciones cuando la izquierda tiene las calles, los famosos y el permiso para la violencia. Y de gestión muy poco podéis decir después de la dana y los incendios. ¿Y ahora, preguntas, qué puedo hacer con Gaza? Nada, Alberto, no puedes hacer nada. Esperar a que esto sea pasajero, que no te desgaste. Tu postura es complicada. Por un lado, condenas los ataques de Israel sobre la Franja. Por otro, te niegas a llamarlo genocidio para no confundirte con el discurso de Sánchez. Pretendes instalar un matiz y que te lo acepten. Gaza es ya un asunto interno, en el que la extrema izquierda, como siempre, establece los términos de la confrontación. En tu vecindario, Ayuso y Vox, te desafían a apoyar a Israel, la única democracia de la zona, asediada por todo tipo de ataques de los fundamentalistas islámicos. Pero, no puedes. Pintan bastos, Alberto. Un saludo cordial.