FOMO
Este acrónimo se popularizó a colación de la dependencia de las redes sociales para no 'perderse' ninguna tendencia.
En China impusieron limitaciones a algunos agentes ... tecnológicos para que invirtieran menos en videojuegos y más en temas 'productivos' propuestos por el Estado. Esto es intervenir en el mercado libre y esta regular. Pero en Occidente permitimos que demasiados recursos intelectuales se dediquen a crear más entretenimiento, más redes y más medios para no aburrirse, pero sí aburrarse. Cuando si los genios de los Silicon Valley de hoy, dedicaran sus mentes a mejorar el mundo, otro gallo cantaría. En la granja o en el Congreso. No podemos intervenir el mercado, pero tampoco podemos quejarnos de autoinfligirnos la mediocridad. Hemos elegido la economía de la atención y la cultura que se consume. En lugar de la economía social y la cultura que se contempla.
Se lo he escuchado a Reverte (ahora que promociona Alatriste –muy recomendable–) en entrevistas: el problema actual es que es difícil que la gente se cultive y se informe. Y yo el vicio lo veo en los receptores: han escogido canales sesgados (las redes) y no siempre veraces. Al no adquirir cultura para comprender lo que escuchan, solo escuchan lo que quieren. Y no pueden erigirse ya en jueces de lo que ocurre, sino solo en gregarios del mensaje que 'eligieron' escuchar.
Solo importa no sentirse excluido. Sentirse parte de un bando. Odiar al otro. Y los que creemos estar vacunados de todo esto (no siempre), nos debatimos entre encogernos de hombros, o morir en el intento de gritar al mundo para que despierte. Para que no tenga miedo a quedarse fuera… sino la valentía de salir de dentro para recuperar su libertad.
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