De nada, palestinos
Supongo que las personas que vandalizaron el mobiliario urbano de distintas ciudades están orgullosos: han conseguido parar una guerra. Menos mal que destrozaron McDonalds y ... Starbucks, si no, no sé cómo habría sido posible. El ministro de Exteriores lo dijo en la radio: España y sus ciudadanos han liderado la tregua. 'De nada, Palestina. Nos debes una'.
Sin perjuicio de que el alto el fuego sea una gran noticia, lo demás me parece un despropósito. ¿De verdad alguien cree que romper escaparates, tirar vallas o taparse la cara con 'palestinos' para agredir a otros ha tenido algo que ver con el alivio vivido en Gaza? ¿De verdad destrozar locales de origen –lejano, a veces franquicias– americano o francés tiene algo que ver con esto? Todos hemos tenido el corazón encogido al ver a los niños de la Franja huyendo de las bombas y llorando por comida: pero la reacción no debe ser odiar o romper. Puede ser protestar públicamente, por supuesto. Pero la reacción principal (me refiero al ciudadano de a pie) ha de ser preocuparse, e intentar ver cómo ayudar, seguramente mejor con una aportación a organizaciones humanitarias.
Pensar que la guerrilla callejera ha ayudado a conseguir una paz es abominable. Y si pasas de pensarlo a decirlo en voz alta, es de una idiocia supina. La guerra nunca (nunca, nunca) conlleva la paz. Y colgarse la medalla de que nuestras manifestaciones encendidas ayudaron a la conciencia social internacional es del todo punto infantil y de un uso político de dudoso pelaje.
Ahora no importan las medallas, ahora importa que este equilibrio conseguido perdure. Ojalá sea así, por favor. Y perdón, palestinos.
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