Los Martínez estamos de enhorabuena. Tenemos un Papa en la familia: León XIV. Nacido Robert Prévost Martínez. Hijo de Louis Marius Prévost, de ascendencia francesa ... e italiana, y de Agnes Mildred Martínez, de ascendencia criolla. El apellido Martínez (hijo de Martín) es el sexto más extendido entre los españoles, hasta el punto de que figura como primer apellido en el DNI de 830.245 conciudadanos. León XIV, norteamericano y peruano, lo lleva de segundo, por la madre, bibliotecaria y catequista.
La línea materna del novísimo Papa, objeto de esta prédica laica, se documenta hasta el momento del nacimiento de la madre, en Glenwood, Cook, Illinois el 30.12.1911, hija de Joseph N. Martínez y Louise Baquié. La N que el abuelo materno del Papa incorpora entre el nombre y el apellido es fuente de controversia. Todo apunta a un posible nombre de pila compuesto, pongamos que José Nicolás, pero en los apuntes que inflaman las redes cada quien lo escribe a su manera: Noval, Nerval, Narval, etc. En la losa sepulcral, del Cementerio de Todos los Santos, en Cook County, Illinois, donde sus restos reposan, figura sólo la N. Lo que impide profundizar en el estudio genealógico. Progenitor de este fue Jacobo Manuel Teodoro Martínez (15.02.1823-23.02.1891), esposo de Margarita Cadenet (Cadeneta acaso).
Tirando del hilo de los bisabuelos hasta el ovillo de los tatarabuelos, la línea genealógica enfoca a un tal Jacobo Martínez, primario eslabón de la cadena que diversas tierras españolas pugnan por ser sus cunas, sin que ninguna pueda documentarse como aquella desde la cual un jovencito se embarcó (con billete o de polizón) rumbo a América en busca de fortuna a finales del siglo XVIII.
Descartar Santander, puerto de indianos con línea regular transatlántica, no cabe. En los listados de pasajeros a América podría saltar la sorpresa. O en los intratables libros parroquiales. Si alguien intuye algo que encienda una vela, por fa. Que a buen seguro alumbrará muy lejos.
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