Cómo conocer a una persona
El columnista David Brooks es un escritor que «ve la vida americana como un mar de almas que anhelan la bondad»
David Brooks (Toronto 1961) es un acreditado columnista del New York Times, de The Atlantic, The New Yorker y comentarista en la televisión pública norteamericana. ... Su posición política está próxima al Partido Republicano aunque es muy crítico, más con las formas que en la sustancia, con el presidente actual Donald Trump. Acaba de escribir un libro titulado 'Cómo conocer a una persona'; este será el contenido de estas líneas. Precisamente The New Yorker ha dicho de él: «Brooks es un escritor que ve la vida americana como un mar de almas que anhelan la bondad».
Dice que la historia actual puede definirse como la era del populismo; que Trump tiene razón en un 40% de las cosas que dice. Por ejemplo, el nacionalismo que promueve, afirma Brooks, se parece al ruso: sostiene que los buenos rusos han sido contaminados por los de occidente. Pero nuestro autor considera que esa posición no es sostenible porque no refleja las ideas reales de los ciudadanos. Estos son conscientes de que la meritocracia se aplica solo a un 20 % de la población pero la historia americana real es la de la movilidad social, no la reservada a las élites.
Sostiene Brooks que hay que poner el énfasis en una educación diferente porque las calificaciones académicas no tienen correlación con los resultados de las vidas, «porque la inteligencia no es lo mismo que el buen juicio, que el buen carácter no es lo mismo que ser una buena persona»; por lo tanto, dice, «prefiero una meritocracia basada en la creatividad».
En un momento del libro se pregunta por qué un pobre de solemnidad le cuenta, o no, a otro dónde puede encontrar un pedazo de pan. Es la necesidad de contactar, de ser escuchados, y añade que él no era así hace 40 años pero que ha ido aprendiendo y experimentando.
«La inteligencia no es lo mismo que el buen juicio..., el buen carácter no es lo mismo que ser una buena persona»
Se pregunta si ha sido influido más por personas o por sus lecturas. Con frecuencia los libros son conversaciones con personas muertas; con respecto a los vivos, «solemos ser poco generosos para admirarlos porque muchos se lo merecen de verdad. Tenemos que ser conscientes de que hay formas o comportamientos que nos llevan a la humanización y otras a la deshumanización, entre ellas la política; con respecto a las primeras, las relaciones, el arte, la naturaleza».
Ahora que los Estados Unidos van a celebrar el 250 aniversario de su fundación !conviene decir que lo que más nos falta es la confianza de unos en otros porque hemos protegido una cultura de individualismo excesivo, cuando este país en sus orígenes era más comunitario; pero quizá estamos dañado marcha atrás!.
El autor dice que todas las sociedades pasan por procesos de ruptura a los que siguen otros de reparación. Si esto es así también podemos mantener en España esta aspiración y entrar en una nueva etapa de reparación; será necesario un Gobierno diferente, que gobierne para todos. Tenemos que desarrollar las conexiones, más conexiones en todos los niveles.
Es muy crítico con muchas actuaciones del presidente Trump pero al mismo tiempo dice que está ofreciendo a los ciudadanos un cierto sentido de comunidad, por ejemplo con MAGA (hagamos de nuevo una América grande). «El Partido Demócrata ha perdido porque han sido incapaces de ofrecer una visión. ¿Qué tipos de personas queremos?, que sean ambiciosos, que tengan aspiraciones».
Afirma nuestro autor que «hay que creer que todos los humanos tenemos alma», aunque no la identifica con ninguna religión; más bien con la dignidad que tenemos los humanos. Recomienda que trabajemos sobre nosotros mismos. Dice haber conocido ejecutivos y políticos brillantes; ha preguntado a algunos si hacen algún tipo de trabajo u obra para la comunidad o sencillamente han pensado en la persona que le está sirviendo cuando ponen gasolina en su coche.
Dice que el Partido Demócrata ha perdido las elecciones porque no ha respetado al electorado y que no cree en el liberalismo (en el sentido americano, es decir, en la izquierda) porque sabe que los cambios sociales solo pueden hacerse de manera más bien lenta e incremental; y que ante un programa electoral lleno de cifras y de promesas, hay que preguntarse si las medidas que se proponen harán a la gente más emprendedora, independiente, con más alma y menos dependiente de lo público.
Comprenderá el lector que he citado a este autor para tratar de asuntos que nos importan a los españoles y a nuestro futuro.
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