Premios Nobel de Economía ¿Y para Cantabria?
¿Sería posible crear un 'think tank' regional formado por voluntarios jubilados o en activo para pensar más allá de los periodos electorales?
La Academia de Suecia y el banco de este país han concedido el Nobel de Economía a Joel Mokyr, Philippe Aghion y Peter Howitt por ... haber explicado el crecimiento económico por la innovación, por el progreso tecnológico, por la teoría del crecimiento sostenido por la destrucción creativa. Por cierto, el concepto de destrucción creativa lo acuña Joseph Schumpeter nada menos que en 1942. Es significativo que uno de los premiados, Aghion, es profesor en Insead, seguramente la mejor escuela de negocios de Francia. Puedo imaginarme que este profesor conocía lo que su colega de Harvard prematuramente fallecido, Clayton Christensen, había analizado: la destrucción de los grandes altos hornos que fueron sustituidos por mini-acerías más competitivas. Los procesos de destrucción creativa se han venido dando desde al menos la Revolución Industrial, y no exentos de incidentes trágicos y sangrientos como la quema de telares automáticos en Inglaterra por los llamados 'ludditas'.
Es evidente que, al menos en los dos últimos siglos, por primera vez en la historia, el mundo ha vivido un periodo de crecimiento sostenido que ha sacado de la pobreza a millones de personas.
Ante las incertidumbres geopolíticas la producción de alimentos debería ser una apuesta segura
Me parece interesante relacionar este Nobel 2025 con el de 2024, concedido entre otros a Daron Acemoglu por sus estudios sobre cómo se forman las instituciones y afectan a la prosperidad. Todos sabemos lo que son las instituciones, el Estado de derecho, una legislación sobre quiebras, un sistema bancario sólido, el respeto a la propiedad y la existencia de un mercado libre, aunque regulando sus posibles excesos. Naturalmente, esto se puede predicar de muchos países pero es difícil hacerlo en una Comunidad Autónoma, Cantabria en nuestro caso, porque las instituciones citadas se regulan para el ámbito del Estado. Creo, sin embargo, que con los límites necesarios quizá podamos aplicar a Cantabria la importancia de las instituciones regionales, el legislativo y el ejecutivo cántabros.
Vayan por delante dos apreciaciones. La primera: en modo alguno propongo la creación de instituciones nuevas financiadas por los presupuestos regionales; la segunda: ¿sería posible crear un 'think tank' regional formado por voluntarios jubilados o en activo para pensar más allá de los periodos electorales? Me pregunto si el cambio en un proyecto que iba a realizarse en Torrelavega pero que ahora parece trasladarse a Portugal se debe a una libre decisión empresarial (nada que objetar), o a si el motivo se debe a un funcionamiento institucional mejorable. O si Cantabria cuenta con la energía suficiente. No tiene por qué producirse aquí, para proyectos como centros de dados o producción de hidrógeno. Me pregunto si las instituciones actúan con la celeridad suficiente para crear suelo o habilitar el que esté sujeto a restricciones para aumentar la oferta que es el único modelo conocido para contener los costes de construcción de viviendas asequibles; también de la fiscalidad regional al proceso de producción de viviendas que son mayores costes que soportan los consumidores finales.
¿Nuestros centros de enseñanza de todos los niveles promueven la creatividad, la innovación? Ahora mismo se publican anuncios ofreciendo becas a quienes quiera opositar a la Carrera Judicial o Fiscal. Echo de menos otras que promuevan el emprendimiento.
El 'think tank' que defiendo debe tener en su frontispicio una atención especial al sector primario en el que hace ya mucho fuimos pioneros pero que ahora está debilitado por no ser atractivo y porque creemos que los que se dedican a él lo hacen porque no sirven para otra cosa. Ante las incertidumbres geopolíticas la producción de alimentos debería ser una apuesta segura. Aunque el IPC actual parece contenido, enmascara una subida de los productos alimentarios insoportable.
Aunque muchas instituciones no dependen de nosotros, y según el Nobel de 2024 su buen funcionamiento es imprescindible para el crecimiento económico, analicemos lo que sí podríamos hacer desde aquí.
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