La dimensión estúpida de las empresas
Reconocer que se está en situación ineficiente es el inicio para la transformación
Cada día que pasa recuerdo con mayor frecuencia una definición que escuché hace ya algunos años: esta empresa se encuentra en la 'Dimensión Estúpida'. Escuchado ... fuera de contexto, puede parecer una exageración o incluso una broma, pero la explicación es sorprendentemente sencilla.
Hay momentos en la vida de las empresas en los que su estructura organizativa, su modelo productivo o su sistema de gestión no son los más adecuados. En lugar de generar la rentabilidad esperada, estas estructuras se convierten en un lastre. Algunas compañías se enfrentan a la disyuntiva de creer o no en el cambio; otras, a la necesidad de adaptarse o enfocarse hacia nuevos mercados, explorar tecnologías emergentes o rediseñar sus procesos para mejorar la eficiencia.
Todo esto implica riesgos: desde inversiones económicas, que no sabemos si serán eficaces, pasando por el aumento de la plantilla con lo que eso conlleva, hasta la necesidad de formar a los empleados en nuevas habilidades y competencias.
La clave o dilema está en decidir si es mejor crecer, diversificarse y abarcar nuevos modelos de negocio o simplemente reorganizarse y adaptarse con los recursos disponibles. En cualquier caso, el objetivo es claro: salir de la Dimensión Estúpida, ese estado en el que la empresa ya no funciona como debería.
Salir de la Dimensión Estúpida no es solo una cuestión de voluntad, sino de estrategia, visión y, muchas veces, de valentía. A lo largo de los años, varias empresas han estado atrapadas en estructuras obsoletas o modelos de negocio que ya no funcionaban. Sin embargo, algunas lograron reinventarse.
Aquí algunos ejemplos inspiradores: LEGO, por ejemplo, estuvo al borde de la quiebra a principios de los 2000. Su catálogo era caótico y sus productos no conectaban con las nuevas generaciones. ¿La solución? Redujeron la complejidad, apostaron por licencias populares como Star Wars y Harry Potter, y se acercaron a sus comunidades de fans. Hoy, LEGO es sinónimo de innovación y creatividad.
Nokia, líder indiscutible en telefonía móvil, no supo adaptarse a la era de los smartphones. Pero en lugar de desaparecer vendió su división de móviles y se transformó en una empresa de infraestructura tecnológica, apostando por redes 5G y servicios empresariales.
Incluso Apple, hoy símbolo de éxito, estuvo al borde del colapso en 1997. Fue el regreso de Steve Jobs, la simplificación de su portafolio y la apuesta por productos disruptivos lo que la sacó de esa dimensión improductiva.
Mirando a las pymes, donde realizo mi labor habitualmente, es común encontrar dificultades cuando se trata de aumentar recursos, modificar la estructura de producción o implantar procesos internos que mejoren la eficiencia y la rentabilidad. Aunque estos cambios suelen parecer necesarios —e incluso obvios—, llevarlos a cabo implica dos factores críticos: financiación y tiempo. Dos recursos que, en la mayoría de las pequeñas empresas, son escasos y difíciles de gestionar sin comprometer la operativa diaria.
Salir de la Dimensión Estúpida es posible. Pero requiere decisiones difíciles, una mirada crítica hacia dentro y, sobre todo, la capacidad de imaginar un futuro diferente.
Pero también representa una oportunidad para salir de esa 'dimensión' en la que la inercia, el miedo o la falta de visión impiden avanzar.
El primer paso es aceptar que algo no está funcionando. Muchas empresas se estancan porque niegan la realidad o se aferran a modelos que ya no son sostenibles. Reconocer que se está en una situación ineficiente o desfasada es el punto de partida para cualquier transformación.
Escuchar a a quienes están dentro. Los empleados suelen tener una visión clara de lo que no funciona. Fomentar una cultura de escucha activa, donde las ideas y críticas constructivas sean bienvenidas, puede revelar oportunidades de mejora que desde la dirección no se ven.
Invertir en formación y talento. No se puede avanzar con herramientas del pasado. Formar al equipo en nuevas competencias, incorporar perfiles con visión innovadora y fomentar el aprendizaje continuo son claves para adaptarse a los cambios del entorno.
Adoptar tecnología de manera inteligente y eficaz. No se trata de digitalizar por moda, sino de identificar qué tecnologías pueden mejorar procesos, reducir costes o abrir nuevas líneas de negocio. La transformación digital debe estar alineada con los objetivos estratégicos de la empresa.
Toda transformación conlleva incertidumbre. Pero el mayor riesgo es no hacer nada. La parálisis por análisis, el miedo al error o la comodidad del statu quo son trampas que perpetúan la ineficiencia.
Salir de la 'Dimensión Estúpida' no es solo una cuestión de estrategia, sino de actitud. Es elegir avanzar, aunque duela. Es decidir que el futuro vale más que la nostalgia del pasado. Y, sobre todo, es entender que la verdadera estupidez no está en equivocarse, sino en negarse a evolucionar.
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