El otro cuento de Pardo Bazán
Uno de cada cinco jóvenes (23%) en España cree que la violencia de género es un invento ideológico. Y el problema es que esta cifra va a más, a pesar de que siguen muriendo mujeres a manos de sus parejas o exparejas. ¿Qué hacemos a este respecto? La literatura, el cine o las series pueden ser un buen espacio para reflexionar ahora que la crispación ha tomado cualquier forma de debate. Por eso, este 25N estaría bien recuperar la obra de Emilia Pardo Bazán y lo que ella misma representa, para ver lo que hemos evolucionado.
Catedrática, traductora, novelista, Pardo Bazán (La Coruña, 1851-Madrid, 1921) trató de acceder a la RAE en tres ocasiones, y en todas le fue denegado su ingreso por su condición de mujer, a pesar del respaldo de grandes nombres como Pérez Galdós o Astrana Marín. Lo peor era que, con cada negativa, la escritora aguantaba una campaña de desprestigio y vilipendio. Pardo Bazán era también poeta y periodista, y fue hostigada públicamente en periódicos y tertulias no por la calidad de su obra, sino por no encajar con el canon femenino: era gorda, y buscaron deslegitimar su talento burlándose de su físico como «símbolo de exceso, desmesura o incapacidad».
Nunca soltó la pluma: escribió más de 650 obras entre cuentos y novelas, pero lo que la vuelve actual cada 25N es que medio centenar de esos cuentos ya tocaban la violencia machista. Según la académica cordobesa Mercedes Mayo, en esos relatos narró «distintas formas de violencia física, psicológica o emocional sobre la mujer, pero también violencia patrimonial, social y simbólica». En 1901, así lo expuso la propia Pardo Bazán en la revista 'La Ilustración Artística' de Barcelona: «El mujericidio siempre debiera reprobarse más que el homicidio. ¿No son los hombres nuestros amos, nuestros protectores, los fuertes, los poderosos? El abuso del poder ¿no es circunstancia agravante? (…) Si como el cura de Castillo de Lombín creía que por ser sacerdote no iría al patíbulo, el hombre, en general, cree vagamente que por ser hombre tiene derecho de vida y muerte sobre la mujer. Los resultados de esta recurrencia los vemos diariamente». Han pasado 124 años de este artículo, quién lo diría.