Financiación Ley ELA
En octubre del año pasado, se aprobó por unanimidad en el Congreso la Ley ELA. Más de tres años tuvieron que esperar enfermos y asociaciones ... para ver aprobada la ley que recogía sus principales reivindicaciones, entre ellas garantizar la atención las veinticuatro horas del día a enfermos en estados avanzados, algo que suponía la diferencia entre vivir y morir para muchos de ellos. Algunos no pudieron verlo, porque la ELA no perdona y cada día mueren tres enfermos. Por eso es fácilmente comprensible que, al ver la ley aprobada, los enfermos y sus familias sintieran aliento, motivación y esperanza. Era el fin de un camino.
Sin embargo, siete meses después, todo sigue igual. Pueden imaginar el desaliento y el cabreo de enfermos y familias. El Estado debía dotar de financiación a las autonomías a través de los servicios de dependencia, pero el dinero no llegó. Lo de siempre. El Gobierno dice que no hay Presupuestos y por lo tanto no hay dinero —un escollo que se puede salvar mediante partidas extraordinarias—, y le pasa la responsabilidad a las comunidades autónomas, que alegan que carecen de capital suficiente si el Estado no les financia. El Gobierno de Cantabria ha destinado 100.000 euros en subvenciones para cuidadores de enfermos de ELA, un detalle a considerar, pero que resulta insuficiente para llegar a todos los enfermos y para cumplir las demandas de la ley.
Ahora nos enteramos de que Sanidad ha usado sus remanentes para, de forma extraordinaria y urgente, dotar económicamente a las comunidades autónomas hasta que se regularice la financiación estructurada de la ley. Unos dicen diez millones —un 5% de lo necesario—, otros que nada. Creo que la clase política no es capaz de imaginar lo que supone convivir con esta enfermedad. La urgencia de sus necesidades. No tienen ni idea.
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