Adversarios o enemigos
He estado unos días de vacaciones y, sin proponérmelo, he tenido un aislamiento informativo casi total. Al inicio, me resigné y secretamente agradecí dejar mi ... actividad mental en manos del viento, del mar, o de la cerveza fría mirando los colores del atardecer, pero con los días empecé a tener la misma sensación que uno tiene cuando cree que ha salido de casa dejando el puchero al fuego. Al volver, escuché la radio, leí los periódicos como si necesitara comprobar que mi hogar no había ardido a causa de mi olvido. Naturalmente, todo estaba más o menos en su sitio, si bien, el periodo estival había servido para cargar baterías y el grado de tensión social había escalado peldaños. La polarización, esa palabra impoluta, equidistante y que me pone de los nervios, era el viento que empujaba las velas de los navíos de este mundo.
En la Universidad de Utah, Charlie Kirk, un activista político, ha sido asesinado. Las impactantes imágenes se repiten con la tozudez objetiva de los hechos. Tenía 31 años, admiraba a Trump y era conservador hasta el tuétano. Sin embargo, hay quien comprende la vileza de arrebatarle la vida, solo porque sus ideas eran contrarias a las suyas. Hace tiempo que los adversarios se estaban convirtiendo en enemigos y este asesinato lo demuestra. Quizás por mi alejamiento de la información, he sido consciente de que la intolerancia con la que andamos por la vida nos permite aceptar casi todo, salvo que alguien piense de manera distinta a nosotros, y esto me asusta casi tanto como los drones despistados que Rusia mandó a Polonia.
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