Voto femenino
Las integrantes del Foro EnClave, tres mujeres con distinta ideología, reflexionan sobre la importancia del voto de femenino y sobre cómo puede influir tras los acontecimientos que han tenido a Koldo, Ábalos, Cerdán... como protagonistas
Rosa Inés García Militante socialista
Destinadas y elegidas
EEn la novela 'Los hombres que no amaban a las mujeres' de Stieg Larsson, corrupción y misoginia se juntan. En las grabaciones entre Koldo y Ábalos debatían con vagancia sobre a qué prostitutas llamar para el sábado noche. Dos magistradas, Ferrer y Teso, han renunciado a presidir las salas del Tribunal Supremo que juzgarán esos casos. Eran las destinadas a impartir justicia, pero el inmovilismo conservador lo ha impedido. El Poder Judicial ignora la diversidad ideológica y de género.
Cerdán y Montoro llenan de inmundicia la escena. Hombres. «No es cuestión de empate, en corrupción el PP gana por goleada» (Sánchez). Es verdad. Montoro ... puso a disposición de grandes empresas el proceso legislativo. Pero si uno gana y otro pierde es porque los dos jugamos. Hay que sustituir el 'y tú más' por el 'y tú menos'. Los ciudadanos distinguen entre virtuosos y despreciables, sinceros y cínicos, políticos honrados y quienes no lo son.
El voto femenino a los partidos de izquierda supuso un factor diferencial en las elecciones 2023. Las encuestas mostraron que fue clave para que Sánchez siguiera en el Gobierno, que las mujeres sancionamos con mayor severidad la corrupción y que si a eso se suma la prostitución el castigo será severísimo. No vengo con la moral de 'La Regenta' de Clarín, pero el futuro está en nuestras manos: somos las elegidas
Espero sin esperanza que los partidos mayoritarios terminen la gresca selectiva sobre feminismo y corrupción para no acabar todos como los peluches con ojos de cristal hechos en Taiwán: ciegos. Mientras tanto, Abascal ve 'La caída de los dioses' de Visconti.
María Luisa Sanjuán Ex concejal de C's
Más difícil todavía
Visto el circo veraniego que sigue protagonizando nuestra política, no hay día sin carnaza entre las fieras. Mientras el jefe de pista ZPedro pasea el apellido por su América guay (Uruguay, Paraguay y Chile) impartiendo lecciones de malabarismo institucional, en España sólo falta meter en la jaula del hemiciclo a los leones de Ponzano. También se los comerían.
La troupe de las vergüenzas continuará indignándonos hasta que quienes los mantenemos podamos expresar en las urnas nuestra opinión sobre tantas corrupciones que, lejos de servir para aplicar cirugías reparadoras, solo auguran la metástasis de nuestra democracia.
Coinciden muchas encuestas en que de celebrarse elecciones ahora, el voto femenino sería decisivo para inclinar el resultado entre fuerzas mayoritarias. Del 51% de mujeres con derecho a voto, el perfil medio se sitúa entre 35 y 54 años, con estudios superiores e intereses preferentes por la educación, la sanidad y la igualdad de género.
Según el CIS de julio, el PSOE (tras Cerdanes y Koldos) rebajaría sus expectativas situándose entre el 19% y 21% en voto femenino. En el PP (antes de Montoros y Noelias), esta horquilla aumentaría hasta el 22% o 23 % de apoyos. Puro funambulismo demoscópico.
Aunque Sánchez mantiene que no habrá elecciones hasta 2027 debemos prepararnos para cualquier eventualidad propia de su estilo político: decir una cosa, hacer la contraria y justificar ambas con su cara de bronce presidencial.
Como dice la filósofa Amelia Valcárcel, «En democracia, los políticos deberían temer más a la verdad que a las encuestas». Ojalá.
María Luisa Peón Militante popular
El nuevo sufragismo
Al diputado británico conservador Frederick Trench, en 1832, le parecía que permitir a las mujeres el acceso al poder legislativo y judicial podría conducir a situaciones de dudosa moralidad si obligaba a estar «toda una noche encerrados deliberando». Ni que las deliberaciones se produjeran en el Parador de Teruel, oiga.
Al Partido Radical-Socialista de Victoria Kent, cien años más tarde, en 1931, le parecía que conceder a las mujeres el derecho a votar podría decantar las elecciones a favor de partidos conservadores. Era razón suficiente para oponerse al sufragio universal. Una incipiente demoscopia ya jugaba su papel en las tácticas de los partidos y su relación con las cuestiones de género.
Un siglo después los escándalos encadenados de corrupción y machismo parece que han hecho mella en el apoyo de las mujeres al partido de Pedro Sánchez. Si el voto femenino fue lo que le permitió resistir en 2023, las encuestas pronostican ahora justo lo contrario.
Este nuevo sufragismo no radicaría en el superado derecho de las mujeres para votar, sino en el poder para decantar la conformación de un gobierno. Sánchez ha manifestado su convencimiento de que recuperará el voto de las mujeres. Deduzco que, de toda la mugre que ha amparado, teme más la vertiente chusca en plan 'Carlota se enrolla que te cagas', que evidencias que prueben que las mordidas de las obras públicas llegaron a financiar al PSOE. Vamos, que no veo que su pronóstico se confirme si siguen apareciendo puteros y acosadores debajo de las alfombras de Moncloa
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