España y Cantabria pueden
El covid-19 ha actuado como un gigantesco acelerador de aquellas transformaciones que España necesitaba abordar para desarrollar un modelo económico, social y de bienestar más justo
«Cuando creíamos que teníamos todas las respuestas, cambiaron todas las preguntas», escribió con acierto Benedetti en una especie de revelación de tantas ... situaciones a las que nos enfrentamos en la vida y en las que la irrupción de los cambios son un eje determinante del momento que vivimos.
La palabra cambio forma parte indivisible de cada generación, de cada crisis, de cada momento de nuestra historia. Hoy vivimos una crisis sin precedentes que ha obligado a adoptar medidas sin precedentes, en Cantabria, en España, y en todos los lugares del mundo, para salvar vidas, garantizar la salud y ayudar a las empresas, a los trabajadores y a los autónomos, reordenando y reequilibrando todas nuestras prioridades como sociedad en un mundo cada vez más global, en el que no solo se comparten los retos sino también las dificultades, los riesgos y los problemas, como ha demostrado tan duramente este virus, que es tal vez el máximo exponente de esa globalización que debemos reordenar.
El covid-19 ha actuado como un gigantesco acelerador de aquellas transformaciones que España necesitaba abordar para desarrollar un modelo económico, social y de bienestar más justo. Transformaciones que habían comenzado a ponerse en marcha desde que Pedro Sánchez asumió la Presidencia del Gobierno en 2018, que ahora ya son irremplazables e indiscutibles y que pasan por actuar en cuatro ejes determinantes: la transición ecológica, la digitalización, la igualdad de género, y también la cohesión social y territorial.
Ahora es el momento de actuar, más unidos que nunca. Nuestro país puede, y debe, con el concurso y la cooperación de gobiernos como el de Cantabria, llevar a cabo las reformas estructurales pendientes para avanzar en la recuperación y la reconstrucción. Un desafío que no se puede asumir desde lo individual sino desde lo colectivo, como sociedad que quiere dejar un futuro mejor a quienes vengan después, garantizando un crecimiento sostenible e inclusivo sin dejar a nadie atrás.
Con el Plan España Puede, queremos, en base a diez políticas tractoras, incidir directamente en aquellos sectores productivos con mayor capacidad de transformación de nuestro tejido económico y social. Abordando una agenda urbana y rural, que pasa por el diseño de ciudades y pueblos más sostenibles, integradores, apostando por la rehabilitación y regeneración urbana y garantizando que la vivienda no solo sea un derecho que forma parte de la Constitución sino también una realidad social. Y luchando contra la despoblación, que no solo es un problema sino un reto, logrando que el talento permanezca allí donde se encuentre.
Asumiendo que es urgente un Pacto por la Ciencia, en el que pongamos de acuerdo a todos en la importancia de invertir en investigación e innovación y reforzar el Sistema Nacional de Salud, que están siendo el primer aliado en la batalla para vencer al virus.
Invirtiendo en Infraestructuras y ecosistemas resilientes, porque tan importante es desarrollar nuevas infraestructuras que vertebren y cohesionen el territorio, como mantenerlas.
Apostando por la Educación y conocimiento, la formación continua y el desarrollo de capacidades, que son el mejor ascensor social y el instrumento más útil al servicio de la equidad y la redistribución de las oportunidades para que lleguen a todos.
Garantizando un progreso seguro, afrontando la transición energética justa e inclusiva, y una nueva economía de los cuidados para proteger a nuestros mayores y devolverles con gratitud todo el esfuerzo que realizaron y con el que contribuyeron al país, acompañadas de verdaderas políticas de empleo, que dignifiquen el trabajo de todas las personas.
Promoviendo una Administración para el siglo XXI, más ágil, más transparente, más digital, más abierta.
Transformando y modernizando digitalmente nuestras empresas, favoreciendo las herramientas tecnológicas que les permitan desarrollar nuevos modelos de negocio y ser más competitivas dentro y fuera de nuestras fronteras. Y por último, desarrollando un sistema fiscal que se ajuste a las necesidades de nuestro país, que se adapte a los retos y redistribuya la responsabilidad y la riqueza.
El presidente Pedro Sánchez lo expresa con claridad estos días cuando, como ayer en Cantabria, presenta el Plan España Puede, con el que ahora nos toca elegir entre ambición o resignación. Entre unidad o enfrentamiento. El Gobierno y el PSOE tenemos claro cuál es el camino, que como hemos demostrado en tantas ocasiones, gobernando o estando en la oposición, pasa sin duda por cooperar, trabajar de la mano, poner por encima de cualquier otro interés los intereses de la ciudadanía y del país y pactar el futuro. Estamos en un momento histórico y trascendental para Cantabria, para España, para Europa y para el mundo y no tenemos tiempo que perder. Lo único que debe importar hoy es trabajar pensando en ese mañana que queremos dejar a las próximas generaciones. Un mañana más próspero, con mayor bienestar, más verde, más justo, igualitario y solidario. Una tarea de país.
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