El coronavirus y Bill Gates

«Si algo ha de matar a más de 10 millones de personas en las próximas décadas, probablemente será un virus infeccioso más que una guerra... la razón de esto es que se han invertido enormes cantidades en dispositivos nucleares de disuasión, pero en cambio, muy poco en sistemas para detener epidemias. No estamos preparados para la próxima epidemia... Podría ser un virus con el que los transmisores no se sientan mal y puedan viajar en avión o ir al mercado», dijo.

Nadie puede ver el futuro, Bill Gates tampoco, pero su análisis es brillante, y llega a conclusiones tan atinadas que lo parece. En realidad, no era difícil predecir que no estábamos preparados para una pandemia, de hecho seguimos sin estarlo. El dibujo que hace de la futura epidemia se parece tanto al coronavirus que da escalofríos, pero él se estaba poniendo en el peor de los casos, y pensaba en un patógeno mucho más mortífero.

La intención de Bill Gates con esta charla era abrir los ojos a la necesidad de invertir más en equipamiento médico y en investigación, por una parte; y en la conveniencia de presentar una estrategia unificada para estar en condiciones de combatir esta amenaza desde su origen, sea cual sea. En aquel momento, la actuación de la OMS frente a la epidemia de ébola en África Occidental había dejado mucho que desear, por la carencia de medios.

Hoy, las palabras de Bill Gates son actualidad a la fuerza, por lo atinado de su pronóstico y por la anunciada retirada de Estados Unidos de la OMS. La pérdida del principal contribuyente de la institución va a tener consecuencias graves y de largo alcance. Evidentemente, esto no va a ayudar a llevar a buen puerto la estrategia preconizada por el fundador de Microsoft. Que predicaba con el ejemplo, por cierto, ya que el segundo mayor contribuyente de la OMS, ahora el primero, es la Fundación Bill y Melinda Gates.